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Ana Oramas rompe en dos Coalición Canaria y pone en peligro la reunificación con Nueva Canarias

Ana Oramas, diputada nacional de Coalición Canaria.

Carlos Sosa

Las Palmas de Gran Canaria —

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La euforia era indisimulable la tarde de este sábado en determinados sectores de Coalición Canaria de Tenerife ante la decisión de Ana Oramas de cometer una indisciplina frente a una decisión del Consejo Político de su partido y anunciar el voto negativo a la investidura de Pedro Sánchez. Su discurso, como siempre cargado de emotividad, fue especialmente aplaudido por unos dirigentes que desde, que se conoció el acuerdo entre el PSOE y Unidas Podemos, pusieron el grito en el cielo y se conjuraron para que no prosperara. “Lo ha hecho por coherencia”, repetían tras la escaramuza.

Nadie daba una explicación coherente en la cúpula de Coalición Canaria (CC), o al menos ninguno de los dirigentes que este sábado se dignaron responder las llamadas y mensajes de este periódico. La decisión de Oramas —de momento de carácter personal— de desobedecer la orden de abstenerse parece responder exclusivamente a su deseo de congraciarse con el partido en Tenerife, especialmente en estos momentos en los que se aproximan varios procesos orgánicos: el próximo mes de mayo, un congreso regional al que CC se enfrenta sin poder institucional por primera vez desde que nació en 1993, y a continuación, el cónclave insular para renovar la dirección en la isla donde CC es más potente.

Oramas, que declinó hacer declaraciones a este periódico, forma parte del equipo del que hasta ahora es el único candidato conocido, el expresidente Fernando Clavijo, hoy senador en representación de la Comunidad Autónoma, designado por el Parlamento regional para poder estar aforado ante el Supremo para responder allí por los casos de corrupción que tiene abiertos en los juzgados de La Laguna. Casualmente Clavijo era el único dirigente de CC que este sábado acompañó a Ana Oramas al pleno del Congreso. “Está claro que Fernando sabía lo que iba a pasar”, relata un dirigente de CC que ha pedido el anonimato.

Pero con su decisión, Oramas ha roto en dos mitades a su propio partido. De un lado, el de la isla de Tenerife, al que se refirió abiertamente en sus intervenciones al invocar a las personas “que acudieron al colegio electoral” a votarle. Electores y electoras de la provincia de Santa Cruz de Tenerife, donde hay una fuerte presencia de emigrantes venezolanos regresados, muy influyentes en la vida interna de CC y a los que ha dedicado siempre sus duras invectivas contra Unidas Podemos por las vinculaciones que ella le atribuye al chavismo.

Frente a esa posición conservadora, localizada especialmente en Tenerife, se alzaron este mismo sábado las voces más progresistas de las islas orientales, Lanzarote y Fuerteventura, cuyos dirigentes han iniciado hace escasas semanas un movimiento aperturista del partido hacia posiciones más interclasistas. “Demasiados años sirviendo a los poderes económicos nos pasan factura”, reconoce un dirigente majorero. Por eso promueven una candidatura alternativa a la de Fernando Clavijo que permita trasladar el centro del poder de Tenerife a las demás islas.

La ruptura interna la verbalizó abiertamente este sábado el líder de CC en Fuerteventura, Mario Cabrera, del sector más a la izquierda de la organización, que dejó dicho que la postura de Ana Oramas “no nos representa”, al tiempo que pedía una rectificación de su postura el próximo martes, cuando se produzca la segunda votación para la investidura.

Impacto en la reunificación nacionalista

Pero la decisión de la diputada también está teniendo sus efectos sísmicos en el proceso de reunificación del nacionalismo canario, es decir, el reencuentro con Nueva Canarias, el partido de Pedro Quevedo y de Román Rodríguez, escindido en 2005, un proceso retomado ahora que Coalición Canaria necesita volver a las instituciones en las que nació.

La primera acción pública para esa reunificación fue precisamente las candidaturas conjuntas al Congreso de los Diputados, con Quevedo encabezando la de Las Palmas, y Oramas la de Santa Cruz de Tenerife. Si ya había generado tiranteces le decisión de CC de desmarcarse de las negociaciones conjuntas con el PSOE reclamando medidas imposibles de aceptar –bonificación del 60% en el IRPF y en el impuesto de sociedades, así como una rebaja del 50% en las cuotas sociales–, la indisdiciplina de este sábado anunciada por la diputada tinerfeña ha acabado con la paciencia y la prudencia de Nueva Canarias. 

La alianza podría romperse a partir de ahora, lo que supone que Quevedo no cumpla con lo acordado y, por consiguiente, no renuncie a su acta los últimos 18 meses de legislatura para cedérsela a María Fernández, de CC, que se presentó en la segunda plaza por Las Palmas.

Lo que ya dejó confirmado Oramas en su segunda intervención desde la tribuna de oradores este mismo sábado es que no dejará su acta aunque su partido la expediente y la expulse. “Defenderé lo que convenga a los ciudadanos aunque no esté en mi partido”, sentenció.

Para ahorrarse defender su postura en el Consejo Político Nacional de CC, celebrado este viernes y en el que se acordó la abstención, Ana Oramas ni siquiera apareció. Tampoco se molestó en conectar por videoconferencia, como hicieron muchos de los cien miembros de ese órgano. “Pero la decisión se le comunicó por varias vías”, asegura uno de los dirigentes de la formación. “Estaba perfectamente informada del acuerdo y de todo el debate previo, pero ella cuando se huele algo que puede pasar y no le gusta, simplemente no aparece”.

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