Acaymo y Benjamín piden perdón y Oliverio elude hablar
Fiscal les acusa de “golpear y ensuciar la memoria” de la víctima
LAS PALMAS DE GRAN CANARIA, 8 (EUROPA PRESS)
Benjamín G.A., uno de los tres jóvenes acusados de presuntamente asesinar a Iván Robaina, de 19 años, en la madrugada del 7 de diciembre de 2008 en una zona de ocio en Las Palmas de Gran Canaria, afirmó en su última intervención en el juicio que “fue un accidente”.
“Yo quería decir a la familia de Iván Robaina que lo siento un montón. No sabía que podía pasar esto. Sé que el dolor que tienen es muy fuerte y no se lo podré quitar en la vida ni yo ni nadie, pero fue un accidente y espero que lo comprendan. Yo no sabía que una patada podía producir la muerte a una persona”, aseveró el procesado, de 24 años de edad, en el juicio que se celebra desde el lunes en la Sección Primera de la Audiencia Provincial de Las Palmas con Tribunal de Jurado.
En sus últimas palabras, Benjamín, que ha sido el único en admitir que golpeó una patada en la cabeza a la víctima, añadió que “lo único” que puede decir es que si le “tienen que condenar” pagará así por lo que hizo, pero añadió que no lo quiso “hacer con maldad ni para poner en peligro su vida”. “Fue un accidente”, apostilló.
Respecto a una fotografía posterior a la agresión mortal en la que se le ve de fiesta, alegó que “no estaba celebrando”. “Yo no sabía nada de lo que había pasado, creía que el chico se iba a levantar y seguir con su vida, no sabía que iba a pasar algo tan grave”, aseveró.
Acaymo A.S.T., de 20 años, también reconoció sentir “mucho todo lo que ha ocurrido”. “No sabía que el chico había fallecido, si hubiera estado en mis manos, eso no hubiera ocurrido. Quiero perdón a la familia”, aseguró. Por su parte, el tercer encausado, Oliverio H.G., de 29 años, manifestó que no tenía “nada que hablar” y argumentó que estaba “muy nervioso”.
“UN AUTÉNTICO ÁNGEL”
Durante la quinta sesión del juicio en la que las partes expusieron sus alegatos, el fiscal, Demetrio Pintado --que reclama 18 años de cárcel para Acaymo A.S.T. y Benjamín G.A. como presuntos autores de un delito de asesinato y para Oliverio H.G. como cooperador necesario. Todos ellos con antecedentes penales--, les acusó de “inventarse una patraña para defenderse, diciendo que Iván fue el primero en actuar violentamente, cuando el chico siempre mostró una actitud pacífica”.
“Han golpeado y ensuciado su memoria con una patraña. Echan barro y porquería sobre la tumba de una persona que no ha podido defenderse”, agregó el representante del Ministerio Público, que “nunca había visto un juicio tan cargado de pruebas en contra de los acusados”.
En su opinión, “la sociedad canaria no está preparada para ver a alguno de estos señores mañana en la calle. Ellos saldrán de la cárcel y podrán exigir que protejamos a sus hijos, lo podrán hacer tras cumplir la pena por matar a un chico que era un auténtico ángel”.
“EL JEFE DE LA MANADA DE LOBOS”
Describió a Oliverio como el “jefe de la manada de lobos” que atacó en la calle Franchy y Roca al “rebaño de ciervos”, un grupo de seis jóvenes, entre ellos Iván Robaina. Éste quedó el último cuando todos se retiraron y dieron la espalda a Oliverio, que insistía en pedirles dinero. Según el fiscal, el acusado “quería dinero fácil y, en todo caso, una peleíta. Agredir, pegar y, si se ponen más reticentes, matar”.
En este sentido, no puede “entender el crimen sin la participación absolutamente imprescindible de Oliverio”, quien “dio la orden a sus amigos de actuar”. Así, añadió que el ataque a Iván fue “súbito, cobarde y absolutamente imprevisto”.
Sostuvo que Oliverio “no hubiera pegado una patada bestial” que hizo que Iván cayera al suelo “si no hubiera estado la manada detrás”, que fueron “a morder el cuello” de la víctima y “causarle el máximo daño posible”. Todo ocurrió “en cuestión de segundos”.
TESTIGO ABSOLUTAMENTE IMPARCIAL, CLAVE
Subrayó que, posteriormente, Oliverio regresó al lugar donde estaba el cuerpo y espetó: “Ven, esto es lo que pasa”. Hizo hincapié en el testimonio de un testigo “absolutamente imparcial” que identificó el papel de los tres acusados en la paliza. Según la Fiscalía, Benjamín propinó “una patada descomunal en la cabeza de Iván para matarlo” y Acaymo le dio otra en la mandíbula. Recordó que uno de los amigos de Iván reconoció las zapatillas de ambos cuando “propinaron las bestiales patadas”.
“TENEMOS TODA LA VERDAD”
En su intervención, el letrado de la acusación particular, José María Palomino, que recurrió a una infografía y fotogramas de las imágenes captadas por una cámara de la Consejería regional de Hacienda, confesó que está “más convencido de que los acusados son los responsables” de la muerte de Iván.
Palomino, que reclama 20 años de prisión para cada encausado, animó al jurado a “aplicar la ley y decir que las relaciones entre personas no se resuelven mediante la violencia”. “Tenemos toda la verdad de la muerte de Iván”, añadió el letrado, que detalló el papel de las personas relacionadas con el suceso. Recordó que “si Oliverio no hubiera ido a buscar a sus amigos, estos no hubieran actuado, por lo que es el inductor”.
Según Palomino, Benjamín propinó la patada en la parte posterior del cráneo de Iván y Acaymo le dio otra en la mandíbula. Esos dos golpes “le mataron al instante. Iván murió en el acto”, sentenció.
Además, se adelantó a los argumentos de las defensas y rechazó que los acusados no fueran los responsables, “sino Isidro --un joven que estuvo imputado, pero quedó en libertad y a quien los tres procesados han intentado inculpar--, o las personas que practicaron maniobras de reanimación” a Iván. Negó también las tesis de que “no le querían matar tanto”.
Rechazó los argumentos sobre que no hubo ataque súbito, que los procesados obraron en legítima defensa, así como refutó que actuaron motivados por “arrebato u obcecación, ebrios o trastornados”, tal como demuestran testimonios y pruebas forenses.
“NO HAY UN SOLO MUERTO, SINO VARIOS”.
A su entender, “no hay un solo muerto, sino varios muertos vivientes. Tras la muerte de Iván, su novia, su padre y su madre han muerto en vida”. En este sentido, leyó una carta que le remitió la madre de la víctima meses después de los hechos donde le confiesa que con el fallecimiento de su único hijo “se enterraron todas” sus ilusiones.
Según la mujer, no puede trabajar, ir al supermercado, asistir a reuniones familiar, no cree que pueda vivir sin los fármacos y que aún no ha podido recoger la habitación de su niño. “No tengo fuerzas para asumir que ya nunca volverá”, concluye la misiva, durante cuya lectura se oyeron sollozos entre el público y algunos de los miembros del jurado rompieron a llorar. El letrado se emocionó al término.
Por su parte, la defensa de Oliverio, Paloma Ortiz, pidió al jurado que estudien las pruebas, y alegó que su cliente no fue quien tiró a Iván, ya que “estaba siendo sujetado” por un amigo del fallecido. “Oliverio no pedía dinero para matar a nadie, sino para la guagua”, dijo la letrada, que reiteró que su representado “no fue a buscar a sus amigos” para pelear. Indicó que los amigos de Iván “no vieron a Oliverio propinar la primera patada” e intentó desacreditar al testigo imparcial.
La letrada de Benjamín, Verónica Calvo, recordó que él es el único que ha admitido una patada en la cabeza a Iván y “hacerse responsable de lo que hizo”. La abogada, que señaló que ella no propuso la comparecencia de un neurocirujano que en el juicio admitió que desconocía el caso, pidió al jurado ponerse en el lugar de los imputados y juzgar “sin odio ni afecto”.
Finalmente, la abogada de Acaymo, Josefina Cruz, insistió en que los testigos “han dicho que él no golpeó a Iván” y “no hay ninguna prueba que lo incrimine”. “No se dejen influir por el aura de publicidad y la difusión del caso. Seamos objetivos porque vamos a hacer justicia”, concluyó.