LAS PALMAS DE GRAN CANARIA, 22 (EUROPA PRESS)
Una mujer afirmó hoy que el principal acusado de la presunta red de prostitución que amenazaba a las féminas con actos de vudú, si no entregaban el dinero ganado, buscaba a chicas en Nigeria y la coaccionó a ella para obligarla a prostituirse, a lo que ella se negó.
“No sé cómo las traía, pero tenía chicas de Nigeria”, afirmó la testigo durante la segunda jornada del juicio en la Sección Sexta de la Audiencia Provisional contra el hombre M.A. y las otras cuatro procesadas B.G., I.E., conocida como Ruth, H.K., conocida como Abies, J.O. todas ellas de nacionalidad nigeriana, para quienes la Fiscalía pide entre 12 y dos años y medio de cárcel por presuntos delitos contra los derechos de los ciudadanos extranjeros y dos delitos de prostitución coactiva.
La mujer explicó que llegó a España en 2005 al fallecer su marido y conoció en Gran Canaria al amigo de su esposo, M.A., natural de Nigeria y en prisión provisional por esta causa desde el 27 de abril de 2007, que se encontraba en España desde finales de los años 90 donde había conseguido la condición de refugiado, adquiriendo posteriormente la nacionalidad española por residencia el 12 de diciembre de 2005.
El procesado como forma de ganarse la vida explotaba un locutorio y una peluquería. Había adquirido, así, fama dentro de la comunidad nigeriana en Gran Canaria, de forma que aseguraba a sus compatriotas que podía ayudarlos a regularizar su situación en España, según la fiscal, si bien el súbdito negó ayer que fuera el cabecilla de una organización.
Así las cosas y pese a haber declarado a las autoridades españolas que su vida corría peligro en Nigeria, consiguiendo así la condición de refugiado y el estatuto jurídico de aislado no dudaba en viajar a Nigeria con la única finalidad de captar y traer mujeres a España para posteriormente explotarlas sexualmente “lucrándose con ello haciéndoles creer a ellas y a sus familiares que les daría un trabajo y les arreglaría los documentos para obtener la residencia en Europa”.
VIAJAR EN BUSCA DE UN BUEN TRABAJO
De esta forma, las mujeres, cuya situación económica en Nigeria era totalmente precaria, adquirían una deuda con el procesado con la finalidad de que éste las trasladara desde Nigeria a Europa, manifiesta la fiscal Teseida García, que subraya que el procesado no actuaba solo puesto que era ayudado en el transporte de las mujeres desde Nigeria a España por familiares en Nigeria y amigos en Marruecos. Añade que en España se auxiliaba de las otras cuatro acusadas B.G., I.E., H.K., y J.O..
Concretamente en fecha no determinada pero en los primeros meses del año 2006, el procesado M.A. viajó a Nigeria donde contactó junto a su hermano con la ciudadana nigeriana Helen, a quien le propuso la posibilidad de viajar a España prometiéndole un buen trabajo.
Para poder realizar el viaje Helen tuvo que entregarle al procesado 42.000 dólares americanos. Cuando todo estuvo preparado, Helen voló de Casablanca a Madrid recibiendo instrucciones exactas de lo que debía realizar una vez en la capital de España, concretamente debía acudir directamente al domicilio de B.G., que la acogería hasta que M.A. le facilitara a Helen el billete de avión para volar de Madrid a Gran Canaria.
“LA OBLIGÓ A EJERCER LA PROSTITUCIÓN”
Tras permanecer en el domicilio de B.G. cuatro días, Helen voló junto a M.A. a Gran Canaria con la documentación de la procesada H.K., llegando a Gran Canaria el 28 de agosto de 2006.
Una vez en la isla, el hombre presuntamente alojó a Helen en el domicilio que éste tenía alquilado en Ingenio, le dijo que se llamaría Erika y “la obligó a ejercer la prostitución” en la calle con la finalidad de que ésta no sólo le pagara la deuda, sino de lucrarse personalmente con la actividad sexual que ésta llevaba a cabo, afirmó hoy una testigo en su declaración.
Helen nunca supo que una vez en España tendría que prostituirse siendo obligada a ello, puesto que M. no sólo la tenía controlada en su actividad a través de H.K. y J.O., con quienes tenía que convivir Helen y “la obligaban igualmente a salir de la casa a prostituirse”, sino también con el control que sobre ella ejercía la procesada I.E., mujer de M.A.
Según la mujer que intervino hoy como testigo, M.A. presentó a Helen como su “chica”, que trabajaba en Playa del Inglés, al sur de Gran Canaria, “como prostituta”. Indicó que trabajaba con ella en el locutorio de M.A..
ACTOS DE VUDÚ
Para la Fiscalía, M.A. ejercía su poder sobre Helen, amedrentándola con imponerle multas pecuniarias y así aumentar la deuda inicial si no hacía bien su trabajo, pero además la atemorizaba con realizar actos de vudú a sabiendas de las creencias en la sociedad nigeriana y que la chica seguía. De igual forma M. presuntamente amenazaba a Helen con darle palizas si no se prostituía.
La testigo de la acusación explicó que, una vez que Helen huyó, M.A. le dijo que ella tenía que devolverle 42.000 dólares que le debía Helen prostituyéndose, amenaza que rechazó.
Asimismo, la mujer explicó que el acusado la coaccionó para que ejerciera la prostitución al robarle el certificado de matrimonio que le garantizaba a ella su permanencia en la isla.
UNA PROSTITUTA AFIRMA QUE LO HIZO “LIBREMENTE”
Por el contrario, otra de las testigos expuso que trabajaba legalmente con contrato para M.A. en su locutorio por las mañanas, mientras que por las noches se prostituía.
“Él no sabía que yo ejercía la prostitución en Playa del Inglés, no tenía nada que ver con eso”, incidió la mujer, que exculpó, así, al procesado y a las otras implicadas.
La mujer sostuvo que Helen “ejercía la prostitución libremente” y que el principal acusado “no la obligaba”. Explicó que llegó a España en 2004 y viajó de Nigeria a Francia y de ahí a Gran Canaria, tras hacer escala unos días en Madrid, si bien no aclaró quién la recibió en la isla.
Cuestionada sobre una libreta hallada en el locutorio y con una serie de anotaciones, reconoció que era su letra y argumentó que era sobre su trabajo nocturno y estaba en el local “para que él la guardara”, ya que a ella le habían robado en su casa.
La mujer reconoció también haber escrito en una libreta que se encontró en el dormitorio de M.A. que le pagó 30.000 euros a B.G. por traerla a Europa, más otros 5.000 euros que esta acusada supuestamente le obligó a pagar.
Por todo ello, la Fiscalía pide 12 años de prisión para M.A.; diez años de cárcel para B.G; y dos años y seis meses de prisión para H.K., I.E. y J.O. por presuntos delitos contra los derechos de los ciudadanos extranjeros y dos delitos de prostitución coactiva.