Para este viaje no hacía falta tantas alforjas. Porque el manojo de llaves lo sigue teniendo colgado de su cinturón el todopoderoso presidente del Cabildo de La Gomera, Casimiro Curbelo. Canarias se embarcó la pasada legislatura en una negociación tediosa para reequilibrar el excesivo peso de las islas con menos población en el Parlamento. Aquella triple paridad que dejó fuera de la Cámara con 55.000 votos a Ciudadanos, e hizo decisiva para la gobernabilidad a la Agrupación Socialista Gomera de Curbelo, con sus 5.000 votos.
De la permanente negativa de Coalición Canaria en defensa de una triple paridad desfasada (¿es un hecho vital para el equilibrio regional que entre provincias, que lanzaroteños, majoreros y grancanarios sumen los mismos diputados que los cuatro occidentales? ¿cómo si los tres orientales hicieran frente común alguna vez ante tinerfeños, palmeros, gomeros y herreños?), salió un compromiso incompleto en forma de lista regional de 9 diputados y un diputado más para Fuerteventura por su crecimiento poblacional con respecto a La Palma, que ha dejado la Cámara con 70 señorías. Y de nuevo a Curbelo con el llavero.
La fórmula para mejorar la representatividad de los canarios en su asamblea legislativa sigue siendo manifiestamente mejorable. Los resultados han dejando a Curbelo, de nuevo, con la opción de decantarse hacia un tripartito de izquierdas de PSOE, Nueva Canarias y Podemos (34) que se queda a dos de la mayoría absoluta (36) por el toletazo morado; o de seguir navegando como pata gomera de CC en un probable tripartito de derechas con PP y Ciudadanos (33), al que ya no le hace tantos ascos su candidata a la Presidencia, Vidina Espino; un espacio este en el que se siente más a gusto el otrora líder del PSOE en La Gomera.
Es incontestable que la Agrupación Socialista Gomera no solo es una fórmula con marchamo ganador sino que arrasa en su isla. Esta vez ha elevado el tiro de sus 5.000 votos de 2015 a 6.200 de este domingo. Pero de nuevo la representación de los canarios en su Parlamento queda en entredicho cuando, no ya el peso de un voto de una isla a otra varíe con tanta diferencia; no ya con cuántos votos cuesta sacar un escaño por El Hierro o por Tenerife; sino simplemente que otras fuerzas con más de 6.215 votos como ASG se han quedado fuera del Parlamento: Vox, PACMA, IUC y Los Verdes-Grupo Verde, por ejemplo.
La legislatura que ahora comienza tiene entre sus deberes desarrollar una nueva ley electoral que mejore y corrija estos defectos. Es una condición que quedó recogida con la reforma del Estatuto, que decretó este invento de la lista regional de 9 diputados y los 61 insulares hasta que se formulara una ley canaria al respecto. Y en este Parlamento de 70 va a existir una mayoría clara que a lo largo del tiempo ha abogado, con diferentes fórmulas y propuestas, por avanzar en el reequilibrio de los poderes regionales: PSOE (25), PP (11), Nueva Canarias (5), Sí Podemos (4), Ciudadanos (2). Malabarismos insulares de cada uno de ellos aparte.
Veremos en qué queda todo y si la cacareada reforma electoral canaria vuelve a ser el cuento de nunca acabar de toda legislatura, con el cortoplacismo táctico de los diferentes grupos por bandera. De momento, toca ver el escenario de unos pactos en los que solo dos fórmulas bipartidistas dejarían a los gomeros sin el papel de voto decisivo a diestra y siniestra que en otras legislaturas canarias jugaron históricamente los herreños de AHÍ, ahora sumidos en una grave crisis interna.
Y esos pactos serían que el PSOE mantuviera el status quo con CC, que ya le aprieta para ello arrebatándole su perla municipal majorera con el anuncio este martes de una alianza en Pájara, el feudo socialista del líder insular Blas Acosta, con PP y Nueva Canarias-AMF, además de en Antigua. O que el PSOE y el PP exploren una alternativa de gobierno a la que ven con buenos ojos sus dos líderes, Ángel Víctor Torres y Asier Antona. Pero todavía queda mucha coalición que cortar…