Antonio Morales advierte de las consecuencias “graves” de la posible ruptura de NC

Antonio Morales, atendiendo a los medios el pasado 2 de enero.

Canarias Ahora

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Antonio Morales, presidente del Cabildo de Gran Canaria y uno de las figuras políticas más relevantes de Nueva Canarias-Bloque Canarista (NC-BC) se ha pronunciado este lunes sobre la crisis que atraviesa su partido desde hace meses, cuando una parte de la formación exigió cambios a la dirección, presidida por Román Rodríguez.

Con el paso del tiempo, ese debate interno está a punto de culminar en la ruptura en el seno de la formación, donde numerosos cargos han anunciado su posible salida ya este mes de enero.

Ante este panorama, Morales ha difundido este lunes un artículo de opinión titulado La ruptura del nacionalismo progresista en el que advierte de las consecuencias “graves” de esta división.

En su opinión, es enormemente preocupante la fractura de “una fuerza que está siendo útil para la vida de nuestra gente y para defender los derechos de Canarias”. Y más aún en el contexto estatal e internacional, en el que “constatamos el aumento de los totalitarismos y los populismos así como el crecimiento de los movimientos de extrema derecha y fascistas en Europa y en el planeta, algo que, en opinión de Morales, ”no nos puede ser ajeno“: ”La democracia está en crisis en el mundo“, incide.

Por ello, tacha de “enorme irresponsabilidad” el que se dinamite la fuerza actual del nacionalismo progresista y se pongan en riesgo las alianzas de izquierdas para los próximos años en las principales instituciones de Canarias. La división, añade, “fragmenta este espacio político, lo debilita de manera exponencial y quiebra, por tanto, la posibilidad de conformar gobiernos de progreso en ayuntamientos, cabildos y en la propia comunidad autónoma”.

Y advierte: la debilitación de NC conllevará que la formación “perderá significativamente poder municipal, insular y autonómico”, necesario para “combatir los efectos del calentamiento global, la carencia de viviendas, las disfunciones del modelo turístico o la desigualdad”. Lo que se está debatiendo, incide, “es mucho más que una reorganización interna y que una discrepancia en una organización de tantas. La trascendencia que el debate está teniendo en la sociedad así lo demuestra”.

Morales señala directamente a la dirección del partido, “a la que corresponde una mayor responsabilidad para hacer frente a esta situación”. “Es preciso que se afronte con altura de miras y sin personalismos”, subraya. Y añade que no se pueden sustentar las decisiones en mayorías orgánicas con muchísima menos representación institucional y muchísimo menos número de votos que la que representan quienes han planteado el conflicto. “No se puede encontrar una salida sembrando bulos (yo entiendo bastante de esto puesto que lo he vivido en mis carnes) o generando inestabilidades. No se puede dar la espalda a lo que plantea el 80% de los cargos orgánicos o públicos de Gran Canaria. No se puede sustituir el debate político por lealtades personales”, sentencia. 

Respecto a quienes iniciaron la escisión en el seno del partido, Morales señala que no se deben “plantear alternativas de la mano de la improvisación y la precipitación al comprobar que las vías del diálogo se agotan”. Y advierte de que “sin estrategias, con ambigüedades ante futuros pactos” se incurre en una “huida hacia adelante para luego ver qué va a pasar”, lo cual considera que “es de una fragilidad peligrosa”. Y concluye: “El pragmatismo no puede sustituir a una determinación ideológica clara”.

Pese a las diferencias entre ambas facciones, Morales considera que aún es posible el diálogo para alcanzar un acuerdo y que NC sobreviva. Una vez más, insiste en recordar la situación política actual (el auge de los totalitarismos, la antidemocracia, el iliberalismo, la ultraderecha, los neofascismos, el negacionismo climático o el desprecio a la realidad de Canarias) para apelar al entendimiento: “Es una obligación histórica”, remacha.

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