LAS PALMAS DE GRAN CANARIA, 5 (EUROPA PRESS)
El alcalde de Las Palmas de Gran Canaria, Juan José Cardona, ha afirmado, sobre la situación del Hotel Santa Catalina de la capital, que se tomará la decisión que más satisfaga a los intereses de la capital, ya sea continuar con el alquiler actual o vender el inmueble, aunque recordó que el contrato actual de arrendamiento concluye en 2017
“El mensaje es claro: Las Palmas de Gran Canaria quiere tener dentro de su oferta hotelera el mejor hotel de cinco estrellas y que se ponga a la cabeza de la oferta turística de la ciudad”, dijo este jueves en declaraciones a los medios.
Aquí, recordó que el Hotel Santa Catalina es de propiedad municipal y que está alquilado a una empresa desde 1994 con un contrato que finaliza en el año 2017, por lo que entendió que, en principio, habría que esperar hasta esa fecha para tomar decisiones sobre su futuro.
“¿Qué nos dice la experiencia? --agregó-- que en la última etapa de un contrato con estas características conviene prever el futuro del hotel para no esperar al último día, sino anticiparnos, de tal manera que el hotel pueda inaugurar una nueva etapa justamente a partir de la fecha de vencimiento”.
El edil capitalino explicó que en este sentido se han llevado a cabo conversaciones con el inquilino para ver de qué manera se podría llegar a un acuerdo para que esta transición entre el contrato actual y el próximo sea “pacífico” y no perjudique la calidad alojativa del hotel.
VENDER O VOLVER A ALQUILAR
Aquí, Cardona declaró que existen varias opciones; por un lado, realizar un nuevo contrato de alquiler y, por otro, vender el hotel. “Muchos nos dicen que qué hace un ayuntamiento siendo propietario de un hotel, ya que parece que eso hoy no tenga mucha lógica”, matizó.
Por el contrario, señaló que otra gente defiende que es un edificio emblemático de Las Palmas de Gran Canaria y que habría que cuidarlo y defenderlo.
De esta manera, el alcalde aseguró que comprende ambas posturas y que adoptará la decisión que satisfaga de manera mayoritaria a los intereses de la ciudad y de los ciudadanos.
“Si llega el momento en el que se plantea la opción de la venta, tendrá que ser porque lleguemos al convencimiento de que es lo que más interesa a la ciudad, tanto en relación al precio, como a que es una decisión ampliamente consensuada”, aseveró.