El Ayuntamiento de San Bartolomé de Tirajana tiene previsto otorgar esta semana las licencias que a finales de 2012 le solicitó la cadena hotelera RIU para derribar el histórico hotel Maspalomas Oasis y construir en el palmeral que lo acompaña un nuevo establecimiento que acabará sepultando para siempre ese espacio único en Canarias que todos los cronistas calificaron siempre como icono de las bellezas naturales del Archipiélago.
Éstas que siguen son algunas claves para entender una polémica que algunos han querido revestir de guerra empresarial pero que, si la política no actúa correctamente, acabará con otro estropicio ambiental y con una nueva frustración colectiva, la de no saber gestionar nuestro propio territorio con fundamento.
1) Carece de estudio de impacto ambiental, exigible en un área de especial sensibilidad ambiental, caso del oasis de Maspalomas
2) El nuevo hotel conformaría una pantalla visual (370 metros de longitud por 25 de altura) prohibida por la vigente Ley de Costas y por la Ley del Suelo porque taparía ese “lugar de paisaje abierto y natural” en “un camino o carretera de trayecto pintoresco”, lo que vulneraría también la Ley del Suelo.
3) Una parte de sus jardines podrían ser considerados Patrimonio del Estado por prescripción de la Ley de Costas al ocupar por anexión zona marítimo-terrestre.
4) Una gran parte del palmeral, anexionado a la propiedad de RIU, podría ser público en aplicación de la Sentencia del Supremo de 1978, que anuló el Plan Parcial municipal que privatizaba el oasis. Gracias a esa anexión, RIU puede ahora proyectar su nuevo hotel teniendo en cuenta toda la parcela y ganar más de 20.000 metros cuadrados más de edificabilidad.
Consideración aparte merece el sentido común, que invitaría a plantear si lo mejor para el producto turístico de calidad que ansía Canarias es llevarse por delante el palmeral justo en la confluencia entre un monumento natural como las dunas de Maspalomas, la charca y el oasis, a pocos metros del señero faro y aneja a una de las urbanizaciones más celebradas de cuantas ofertan las Islas en el exterior, la de Meloneras.