Colas kilométricas en Las Teresitas

Noé Ramón / Noé Ramón

Las obras y el calor nunca han sido buenos amigos. El miércoles a media tarde se volvió a demostrar el viejo aforismo en la entrada de Las Teresitas, que quedó literalmente colapsada por dos factores que coincidieron en el tiempo y el espacio. Se trataban de las obras que cada año se llevan a cabo en la avenida de San Andrés y, a partir de aquí, el caos se originó por un simple coche mal aparcado.

Una guagua no podía salir del pueblo y quedó bloqueada. Así permaneció el tráfico totalmente paralizado entre las 16:30 y las 17:30 de la tarde. La cola de entrada en San Andrés se alargaba por más de un kilómetro mientras que por Las Teresitas no era mucho menor. Al final aparecieron dos coches de la policía local que intentaron arreglar el entuerto aunque sin demasiado entusiasmo. Será también por culpa del calor.

Lo cierto es que al Ayuntamiento de Santa Cruz le da por meterse cada verano, cuando más aumenta el tráfico a Las Teresitas y muestra su poderío el sol, en un auténtico berenjenal, como es arreglar la imposible avenida de San Andrés. Un esfuerzo inútil que sin embargo se repite con la paciencia de una Penélope condenada a descoser por la noche lo que ha cosido por la mañana.

Y es que en cuanto llegue el mes de septiembre todo el trabajo habrá quedado de nuevo en nada por la llegada de las temibles mareas altas que arrasan con el pueblo y, por supuesto, con la nueva y remodelada avenida. Todos saben ya que hasta que no se construya el dique cualquier obra que se lleve a cabo resultará inútil.

Cada cierto tiempo el debate se repite en un pleno, una comisión de control o en una tertulia de radio, pero da igual. El Ayuntamiento acusa a Costas y éste a Medio Ambiente. Ahora dicen que hay dinero, pero lo que no hay es un proyecto entero y verdadero.

Volver a empezar

El año pasado se repitió el mismo rito como si apareciera en el programa de las fiestas. Se llevaron a cabo las obras en la avenida, durante todo el verano el tráfico permaneció casi colapsado y, al final, han tenido que volver a empezar lo que supuestamente ya habían acabado.

Para calmar los ánimos el alcalde, José Manuel Bermúdez, suele tener algún detalle con los sufridos vecinos de San Andrés. Por ejemplo, hace un año les regalo unas mini palmeras que ya han desaparecido por las mareas, el salitre y la falta de cuidado.

El atasco montado en el mediodía del miércoles es solo un adelanto de lo que seguramente volverá a repetirse a durante todo el verano, porque las obras apenas han empezado. Hasta el martes se desarrollaban en un lado de la avenida y ahora, por arte de magia, han pasado al contrario. Al menos los conductores que sufren el atasco pueden disfrutar cada día de una vista distinta durante su espera.