“Menos mal que nuestro voto no es decisivo. El viernes lo fue durante unas horas cuando no había acuerdo con el BNG”. Quien así habla es uno de los dirigentes de Coalición Canaria indignados con la indisciplina de voto de su diputada nacional, Ana Oramas, y su no en vez de la abstención en la investidura de Pedro Sánchez como presidente del Gobierno. El viernes, el Comité Político Nacional decidió esa abstención, que con el acuerdo de PSOE y BNG para el 'sí' gallego dejó de ser clave.
El Comité Permanente abordaba este 6 de enero esa indisciplina de Ana Oramas, que espera en vano corrija mañana día 7. Y en el seno de esta CC, que su diputada no haya seguido las instrucciones de su Comité Político, máximo órgano decisorio entre congresos, ha llevado a desempolvar el caso Mardones, antecedente directo de un diputado de Coalición no haciendo caso a las instrucciones de su partido. En diciembre de 2007, Luis Mardones votó a favor de los Presupuestos Generales del Estado del ministro de Economía y Hacienda Pedro Solbes, y Coalición Canaria le abrió un expediente de expulsión por respaldar las cuentas del PSOE.
Luis Mardones Sevilla, un veterano político tardofranquista procedente de la Unión de Centro Democrático (UCD), enfilaba ese 2007 su últimos pasos en la Carrera de San Jerónimo. Había pisado los pasillos del Congreso desde 1982, siendo uno de los 14 diputados que obtuvo UCD tras su debacle de octubre. Ligado a la oligarquía y a la derecha tinerfeñas, como la propia Ana Oramas y todo el núcleo fundador de la Agrupación Tinerfeña de Independientes (ATI) desde los restos de la UCD, se hizo famoso cuando en nombre de la Agrupación de Independientes de Canarias (AIC) dio el voto decisivo a Felipe González en su tercera investidura de 1989.
Dos décadas después le había llegado su hora. Una segunda generación de políticos de ATI-AIC, reconvertidos desde 1993 al nacionalismo en Coalición Canaria, había decidido agradecerle los servicios prestados tras una prolija carrera en las Cortes. CC tenía grupo parlamentario propio desde 1993 y quien llevaba la voz cantante en esa primera legislatura de José Luis Rodríguez Zapatero (2004-2008) era quien después sería presidente del Gobierno canario (2007-2015), Paulino Rivero.
Precisamente por su candidatura a la Presidencia de Canarias, Paulino Rivero, que llegó a presidir la comisión de investigación sobre los atentados yihadistas del 11M en la estación madrileña de Atocha, dejó su escaño en el Congreso a la segunda de la lista por Santa Cruz de Tenerife, Ana Oramas. Corría 2007 y esa segunda camada de ATI-CC pedía paso. Tanto, que la entonces alcaldesa de La Laguna también dejó su Alcaldía en manos del que después fue presidente canario, Fernando Clavijo (2011-2015) y ahora senador, y comenzó a desplazar a Luis Mardones de la portavocía aunque fuera una recién llegada.
“Para lo que me queda en el convento…”, debió pensar el veterano diputado al ver cómo una novata ocupaba su espacio. El grupo parlamentario de CC se había roto durante esa misma legislatura por la escisión de Nueva Canarias y el paso al Grupo Mixto de su entonces diputado por Las Palmas, Román Rodríguez, vicepresidente del Gobierno autonómico actual que ha acabado con 26 años de poder de CC. Así, Luis Mardones se desmarcó de su partido en diciembre de 2007, votando esos PGE de Zapatero y Solbes. Pero también lo hizo a la vuelta de las vacaciones de Navidad, cuando en enero de 2008 defendió desde la tribuna al ministro Pedro Solbes.
Durante ese invierno de hace doce años Coalición Canaria y Partido Popular vivían la plenitud de su idilio político. El exministro José Manuel Soria era vicepresidente del Ejecutivo autonómico presidido por Paulino Rivero, y semejante desplante de Luis Mardones arropando a un ministro de Zapatero no podía tolerarlo un PP que, como el de estos días de Pablo Casado, repetía el mantra de ETA y pactos ocultos de los terroristas vascos con el PSOE en los atentados del 11M.
Se pactó su salida
Coalición Canaria hizo durante esos días de diciembre y enero mucho ruido. Desde su Comité Permanente se anunciaron medidas disciplinarias contra Mardones. Se le abrió un expediente, como indican sus estatutos, pero después del ruido llegó el tiempo de la sordina ante la nueva convocatoria electoral de marzo de 2008. Luis Mardones no iba a repetir como diputado y se pactó su salida, recuerdan ahora en CC. Ana Oramas se convertiría en la cabeza de lista de CC por Santa Cruz de Tenerife e iniciaría su carrera en San Jerónimo hasta la fecha, formalmente ya como portavoz de CC aunque con solo dos escaños en el Grupo Mixto…
El caso Mardones –en enero de 2008, el que era por entonces presidente de CC, el lanzaroteño José Torres Stinga, negaba que hubiera “un caso Mardones” y echaba agua fría a la crisis interna diciendo que no había elogiado al PSOE sino al ministro Solbes y sus capacidades- trae ahora a colación la espantada de Ana Oramas. Por entonces, el presidente canario Paulino Rivero aseguraba que Mardones “no nos representa”, como ha dicho el secretario de CC de Fuerteventura, Mario Cabrera, en relación al voto negativo de Ana Oramas en la investidura de Pedro Sánchez.
Y hasta Oramas, compañera de escaño, lamentaba la situación creada y decía a los medios haberse enterado del ‘sí’ de Mardones a los PGE 2008 en el avión de vuelta a Tenerife, recogen las crónicas de la época en lo que fue un claro fin de ciclo en la política canaria, con una nueva generación de CC ocupando los espacios del poder legislativo y ejecutivo regional y la escisión por la izquierda de Nueva Canarias.
Mardones falleció en 2018, tras una década apartado de la política activa después de haber sido gobernador civil de Lleida (1976-1977) y Santa Cruz de Tenerife (1977-1979) y subsecretario de Agricultura y de Consumo en los gobiernos de Adolfo Suárez (1979-1982). De su carrera como diputado entre 1982 y 2008, durante la que llegó a presidir las comisiones de investigación de los casos de corrupción Filesa (PSOE) y Naseiro (PP), el fraude del lino o Gescartera, Ana Oramas resaltó tras su muerte hace poco más de un año que “era un hombre de diálogo y de talante que, además, tenía relaciones inmejorables con todas las fuerzas políticas parlamentarias”.