Los críticos de Nueva Canarias quieren una ruptura pacífica como la de 2005 con Coalición Canaria
Nueva Canarias (NC) camina inexorablemente hacia su ruptura 20 años después de su fundación como el ala izquierda grancanaria de Coalición Canaria (CC). El sector crítico encabezado por Teodoro Sosa, alcalde de Gáldar y vicepresidente del Cabildo de Gran Canaria, considera que ya no hay marcha atrás para el entendimiento y el consenso con la cúpula dirigente del partido, con su presidente, Román Rodríguez al frente. Tanto, que ya se han marcado una hoja de ruta que lleve a una ruptura pactada, un divorcio pacífico como el que protagonizó la propia NC escindiéndose de CC en 2005.
Hace 20 años, la ruptura de los grupos de izquierda de Gran Canaria integrados en Ican con CC llevó a una entente cordiale entre ambas fuerzas para convivir lo que aún quedaba de legislatura y mandatos locales en 2005. El acuerdo contempló la unidad, sobre todo en el grupo del Congreso de los Diputados, hasta 2008. E incluso tras la pérdida en 2008 del acta de diputado por la provincia de Las Palmas que ostentó Román Rodríguez desde 2004, por la concurrencia a las elecciones divididos, llevó en 2011 CC y NC a unir sus candidaturas en las elecciones generales, resultando elegido Pedro Quevedo por Las Palmas.
Esa ruptura pactada o divorcio pacífico es la que quiere trasladar ahora el sector crítico de los alcaldes y grupos municipalistas ligados a NC al sector oficial. No hacerse daño en lo que queda de mandato, más allá del inevitable de la marcha de estos grupos y algunas de las asambleas locales del propio partido. Así, los críticos trasladarán en los próximos días a la cúpula su intención de salirse del partido después de Navidad, como adelantó Canarias7, algo que ya se veía venir hace meses, y de no romper y convivir en los grupos municipales que se vean afectados y en el propio gobierno insular del Cabildo de Gran Canaria.
Lo cierto es que desde el sector renovador se da por imposible un acuerdo visibilizado en su ausencia de la Ejecutiva Nacional del 10 de noviembre pasado, a la que solo acudió entre ellos el presidente del Cabildo de Gran Canaria, Antonio Morales, con el fin de demostrar que las diferencias debían sustanciarse dentro del partido, votando, y también para sostener cierta unidad de criterio entre su propio grupo de gobierno, donde conviven (o mal conviven) oficialistas y renovadores.
Los alcaldes rebeldes tienen previsto lanzar en enero su propio proyecto político, sin que de momento, las fuentes consultadas aclaren si será un nuevo partido o una plataforma, pero dejando claro que no está en su agenda un acercamiento a Coalición Canaria. “Si tenemos que desmentir a Coalición Canaria, a los oficialistas o a los medios de comunicación cada vez que sale algo de esto o de que estamos en pactos con Onalia Bueno [alcaldesa derechista de Mogán, aspirante a liderar CC de Gran Canaria] nos volveríamos locos”, comenta una fuente de los críticos. “Lo que tenemos que hacer ahora es crear una comisión para convivir hasta 2027”, apunta.
Según las fuentes consultadas por esta redacción, desde el sector crítico se maneja que en estos dos años que quedan hasta que se inicie el próximo proceso electoral en mayo de 2027 habrá grupos municipales que se dividan y otros que no, que unos permanezcan en la órbita de la cúpula dirigente, como Las Palmas de Gran Canaria o Telde, y otros que se pasen con todas sus fuerzas al nuevo proyecto que encabezará Teodoro Sosa, como San Bartolomé de Tirajana o Arucas. Aparte de los grupos municipalistas aliados a NC que más se han significado por la renovación del partido, como el BNG de Gáldar y Agaete, Comfir en Firgas o Roque Aguayro en Agüimes o la agrupación de electores en Tejeda y Juntos por Guía o ASBA en Valsequillo.
Para los renovadores, la permanencia de Román Rodríguez (y de paso de su núcleo más directo, como Carmelo Ramírez o Pedro Quevedo) es prácticamente el único obstáculo para no llegar a un entendimiento. Si hace meses el presidente de Nueva Canarias hubiese dicho que no se presentaba a la reelección en el próximo Congreso, previsto para julio de 2025, el consenso hubiese sido factible, apuntan las fuentes consultadas. Un hecho que desde el sector oficialista critican con dureza: “Para eso están los Congresos, que presenten una candidatura alternativa”.
Eso no va a suceder. Si la hoja de ruta de los rebeldes contempla lanzar ya en enero una plataforma o proyecto diferenciado, su ausencia en el Congreso extraordinario de julio ya está más que asegurada. No habrá confrontación congresual interna, y según la postura de los críticos, porque desde el oficialismo se les ha ofrecido solamente 8 de los 21 puestos que integrarían la comisión organizadora del cónclave de Nueva Canarias. Más desavenencias para dar el paso hacia la ruptura, aunque se pretenda pacífica.
Es más, los puentes de comunicación están prácticamente rotos y no solo lo demuestran las ausencias en la Ejecutiva Nacional del 10 de noviembre, sino las ruedas de prensa y los comunicados posteriores a ese portazo. Lo único que queda por delante es sentarse a firmar los términos del divorcio, que para muchos del sector crítico fue ya casi irreversible cuando se produjo la moción de censura en Santa María de Guía, que descabalgó al alcalde de Juntos por Guía-NC, Pedro González, también referente del sector renovador. “Esa moción de censura fue permitida, si no alentada, desde la cúpula de NC”, insisten desde el grupo de los alcaldes rebeldes, ya en vías de abandono, de Nueva Canarias.
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