Más de 12.400 kilómetros separan la isla de Gran Canaria de Japón y, sin embargo, estos aparatos -instalados en Cueva Pintada en colaboración con el Consejo Superior de Investigaciones Científicas- registraron el fuerte seísmo. La amplitud reflejada en las gráficas da idea de la potencia del terremoto. En dichas gráficas, que identifican las distintas longitudes de onda, se refleja que la incidencia registrada en el yacimiento arqueológico fue baja, aunque indica que la duración de este episodio se prolongó a lo largo de más de tres horas.
El proyecto de conservación preventiva desarrollado desde hace ya 10 años por el Museo y Parque Arqueológico Cueva Pintada con la colaboración con el Consejo Superior de Investigaciones Científicas ha incluido en estos años el seguimiento de los movimientos sísmicos que le pudieran afectar a la estabilidad de la Cueva Pintada.
Desde su instalación, este complejo equipo se ha venido ampliando y mejorando en diversos aspectos, siempre con el fin de registrar el fondo sísmico en diferentes longitudes de onda y distintas áreas de todo el yacimiento arqueológico. El objeto final es poder registrar cuál es la afección real de todo tipo de movimiento que se produce en el entorno próximo o lejano de la cámara decorada, ya sea el paso del tráfico rodado que circunda el yacimiento, el deambular de los visitantes por el recinto o un terremoto.