El presidente del Cabildo de la Gomera ha expresado su disconformidad con la medida adoptada por el Consejero de Economía y Hacienda del Gobierno de Canarias, José Manuel Soria, de traspasar a cabildos y ayuntamientos el dinero del extinto ITE, calificando la medida de descompensada ya que “ese porcentaje es el chocolate del loro”, argumentando que “lo que supone el 58% de 80 millones para trescientos millones largos que hay que devolver inicialmente es desmedido”.
Curbelo utilizó el pasado viernes el viejo refrán del chocolate del loro, que se aplica cuando para solucionar una situación ruinosa, se decide ahorrar en una partida cuyo gasto es mínimo, para mostrar su descontento por la iniciativa gubernamental, y recalcó que ninguno de los cabildos del archipiélago va a aceptar el “reparto” ya que lo consideran un planteamiento absolutamente inacatable y que no tiene ninguna lógica“.
Para el máximo representante insular gomero el anuncio que ha hecho el Vicepresidente económico del Gobierno canario es todavía enrarecer más una situación que se debería clarificar ya que el reparto de los 80.000.000 de euros bloque REF 58, ayuntamientos y Cabildos, y 52 Gobierno Autónomo de Canarias, no compensa en absoluto los casi 300.000.000 de deuda que han de abonar los cabildos en materia de REF.
Este recurso, según el presidente del cabildo gomero, “no viene dado como ITE sino como compensación al gobierno canario que se esta destinando a atención sanitaria y a educación”.
Para Casimiro Curbelo, Soria “ha calculado mal” los ingresos del REF y “ha inflado los presupuestos” a pesar de las advertencias de los socialistas en el Parlamento Canario, ha sabido afontar el problema eludiendo responsabilidades y culpabilizando al gobierno central.
“Me parece que es una falta de consideración con las corporaciones públicas canarias que el vicepresidente pretenda eludir su responsabilidad y la quiera poner en manos de una corporación que no tiene ninguna”, afirmó Curbelo.
Para Casimiro Curbelo es el propio Gobierno canario, a través de su vicepresidente y consejero de Hacienda, quien está perjudicando a las propias corporaciones locales de Canarias, a los cabildos y a los ayuntamientos “obligándoles a acatar el pago”.
Posibles soluciones
Según Casimiro Curbelo pueden tomarse varias alternativas ante esta difícil situación. Una primera alternativa estaría en no tomar medidas de manera unilateral. “El propio consejero de economía y hacienda quien es el responsable, no puede en modo alguno, obligar a las corporaciones locales de forma unilateral a devolver los recursos porque nosotros, los cabildos y ayuntamientos, tendremos que poder decir algo al respecto” afirmó.
“Esto se tiene que hacer de forma consensuada” manifestó el presidente del cabildo antes de avanzar que se ha planteado que se devuelvan las cantidades de forma fraccionada en un tiempo prudente para no causar un trastorno grave a las corporaciones locales y por ende a los propios ciudadanos que dejarán de percibir los recursos que se vienen prestando“, añadió.
El presidente del Cabildo de La Gomera lamenta la poca consideración que ha tenido en Gobierno Canario con las corporaciones locales recordando que no en pocas ocasiones estas han comunicado que las competencias de la comunidad autónoma no se estabas desarrollando correctamente. “Que ávidos son para decir inmediatamente que los recursos ingresados como consecuencia de un mal cálculo del gobierno se tengan que devolver rápidamente y sin embargo cuando los cabildos Canarios le hemos manifestado -oiga que las competencias transferidas pos parte del Gobierno a los cabildos canarios vienen mal dotadas y estamos aportando recursos propios”, concluyó.
Chocolate del loro
Cuando para solucionar una situación ruinosa, se decide ahorrar en una partida cuyo gasto es mínimo, se dice que eso es suprimir el chocolate del loro.
En el siglo XVII, la forma más extendida de agasajar a los invitados era ofrecerles una taza de chocolate con rebanadas de pan. Y durante el siglo XVIII se convirtió en la bebida nacional a pesar de su precio, por lo que sólo podían derrocharlo los que habían hecho las Américas y gozaban de buena posición económica.
Estos indianos solían tener un loro en casa como recuerdo de su antigua vida americana, y le ponían en la jaula algo de chocolate de baja calidad para que lo picoteara.
Cuando alguna familia adinerada iba a menos, trataba de ocultar el declive económico guardando las apariencias, y lo más aparente era seguir consumiendo chocolate y seguir ofreciéndolo a los invitados; pero suprimían la ración del loro, lo que suponía un ahorro mínimo que no paliaba la situación.