En uno de sus últimos encendidos comunicados, la diputada tránsfuga Vidina Espino clamaba por la intención del Parlamento de Canarias de invertir poco más de 105.000 euros en renovar los 85 sillones del salón de plenos de la Cámara. Espino calificó ese gasto, adjudicado tras un concurso por la Mesa del Parlamento, de “absolutamente superfluo y totalmente prescindible”, y lo puso en relación directa con las 630.000 personas “que se encuentran en situación de exclusión social, la mitad de ellas, en pobreza severa”.
Es la práctica habitual de esta activa diputada, que abandonó Ciudadanos en julio de 2021 justo en el momento en el que su partido gestionaba su sustitución como portavoz por el otro diputado de la formación liberal, Ricardo Fernández de la Puente. Todo parecía calculado en la decisión de Espino, que alegó en su descargo que Ciudadanos había abandonado a Canarias por haber votado en el Congreso de los Diputados una resolución contraria al fuero fiscal canario, el REF.
Vidina Espino no devolvió su acta, lo que la convirtió automáticamente en tránsfuga, y desde entonces disfruta de los derechos políticos y económicos que otorga el reglamento del Parlamento de Canarias a los diputados o diputadas que adquieren esa posición siempre y cuando lo hagan desde el Grupo Mixto. Una laguna reglamentaria que castiga a cualquiera que abandone la disciplina de su formación desde cualquiera de los demás grupos parlamentarios con la pérdida de todos sus derechos, al pasar al grupo de no adscritos, excepto si se encuentra en el Mixto, como es el caso de esta diputada.
De ese modo, además de gozar de la portavocía compartida del Grupo Mixto, Vidina Espino percibe cada año un promedio de 239.246 euros, más del doble de lo que costarán los nuevos 85 sillones del salón de plenos de la sede parlamentaria de la calle Teobaldo Power en Tenerife. Esta cantidad se desglosa de la siguiente manera: 64.598 euros de salario bruto anual; 157.000 euros de la mitad de lo asignado el Grupo Mixto; unos 18.400 euros de promedio en dietas (entre 2020 y 2022 ha consumido 36.650 euros), además del salario de una profesional cargo de confianza, en este caso la periodista que le redacta las notas de prensa y le organiza su agenda con los medios informativos.
Además de estos ingresos, la diputada tránsfuga tiene concedida la compatibilidad para dar clases en la Universidad privada, en concreto la Fernando Pessoa, en Gran Canaria.
El presidente del Parlamento de Canarias, Gustavo Matos, anunció la semana pasada en el programa El Debate, de Televisión Española en Canarias, que el reglamento de la Cámara se reformará antes de que termine esta legislatura para que ningún diputado o diputada tránsfuga puede acogerse nunca más a las ventajas de las que goza en estos momentos Vidina Espino.
La diputada se ha integrado informalmente en Coalición Canaria, partido con el que ya aparece en actos políticos, como el que hace unos días le llevó a acompañar al candidato nacionalista a la alcaldía de Las Palmas de Gran Canaria, Francis Candil, a un encuentro vecinal en Ciudad Alta.
En la campaña electoral de 2019, en la que salió elegida como diputada por Ciudadanos, partido por el que concurría como candidata a la presidencia del Gobierno canario, Espino repitió incansablemente que había llegado la hora de desalojar a Coalición Canaria de las instituciones. Su eslogan más repetido era que había que “pinchar la burbuja de Coalición Canaria”. Ahora trabaja para engrandecer ese proyecto sin que le cueste un duro al partido nacionalista. Lo pagan los contribuyentes.