El Gobierno canario vuelve a rechazar la tasa turística con argumentos ya superados en otras ciudades y comunidades

Jennifer Jiménez

Las Palmas de Gran Canaria —
25 de septiembre de 2024 20:35 h

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La tasa turística o el impuesto a las pernoctaciones hoteleras es un tributo que está muy extendido en el mundo. Ciudades como París, Roma, Ámsterdam (que tiene la tasa más cara)... las aplican. Hay experiencias más cercanas como es el caso de Catalunya o Balears, donde también se produjo un debate a principios de los 2000, antes de que se aplicara. Entonces, como ocurre ahora en Canarias, en ese archipiélago hubo que lidiar con el rechazo de la patronal, con titulares alarmistas y con la oposición del PP. Este mismo miércoles, la consejera de Turismo del Gobierno canario, Jéssica de León, volvía a cerrar la posibilidad de implantarla en las Islas

El caso de Balears es el perfecto ejemplo de cómo la tasa tiene un encaje en la comunidad que ya no se cuestiona, ni siquiera ahora que gobierna el PP. La experiencia ha demostrado que no solo no ha reducido el número de visitantes sino que ese dinero se destina a un Fondo de Impulso del Turismo Sostenible, lo que permite desarrollar proyectos que ayuden a compensar la huella turística sobre el territorio. 

En el ejercicio 2017-2018, por ejemplo,  la recaudación anual de Balears sobre este impuesto alcanzaba unos 120 millones de euros y que esa recaudación va destinada a un fondo de Impulso del Turismo Sostenible y se reparte en proyectos. “Si bien ese impuesto no es medioambiental, sí que las finalidades son medioambientales”, recordó en un reportaje con Canarias Ahora María Antonia Truyols, economista que fue directora de la  agencia tributaria que creó ese impuesto. 

Precisamente, el argumento esgrimido este miércoles por la consejera de Turismo para desechar la tasa turística es que se trata de un impuesto que supondría “saquear a los canarios” porque solamente “es sostenible para el Gobierno”, que es el que lo recauda, lo gasta y lo redistribuye “en el propio gobierno”, puesto que no es finalista. Sin embargo, el ejemplo balear ya muestra que sí que puede tener un carácter finalista si va a un fondo para el impulso de la sostenibilidad. 

“El turismo hace a Canarias una tierra mejor” y “a veces creo que el debate no va del turismo” sino de “captar votos” de los canarios que salieron a la calle (en las manifestaciones del pasado 20 de abril), dijo este miércoles la consejera. En su tesis contra la ecotasa insistió en que “un impuesto no es finalista” en que y “si los impuestos redistribuyeran la riqueza, que lo hacen en una parte, los autónomos serían más ricos después de las 27 subidas de impuestos que han sufrido por parte del Gobierno central, y yo creo que no lo son”, remarcó. 

Jéssica de León incidió en que los precios públicos en lugares como Lanzarote sí son un ejemplo de redistribución de los ingresos en el territorio para evitar el impacto en los espacios naturales protegidos. 

No es la primera vez que dirigentes en Canarias mezclan el debate sobre la tasa turística con cobrar por acceder a espacios naturales. La presidenta del Cabildo de Tenerife, Rosa Dávila, ha impulsado pagar por acceder a Masca, hablando para ello de “ecotasa”, pese a que se trata de conceptos diferentes. Cuando hablamos de ecotasa o tasa turística en realidad se trata de un impuesto a las pernoctaciones hoteleras, en el que el hotel hace de intermediario. El destino de esa recaudación sí suele ser finalista.

Pese a que ahora se hable de impuestos para desechar la tasa, el Gobierno de Canarias (CC-PP) también ha comprado en otras ocasiones el argumento de que pueda detraer turistas. “No existe una correlación directa entre caída de turistas e implantación del impuesto, con lo cual las advertencias que se puedan hacer desde los grupos empresariales son advertencias que no se corresponde con la realidad de lo que está sucediendo en aquellas regiones donde un impuesto sobre pernoctaciones se ha implantado y sigue vigente”, explicó el economista Carles Manera.

Además, Aurora Pedro Bueno, profesora de Economía Aplicada de la Universidad de Valencia en su informe sobre Tasa turística llegó a la misma conclusión. La experta recordó a este periódico que el caso de Ámsterdam donde se habla de que la tasa turística se va a emplear para “recuperar la ciudad para los habitantes”. “Yo creo en las ciudades como espacios vivibles, no como parques temáticos”, dijo.

Coalición Canaria también ha dado bandazos en su posición sobre este tema. Pasó a que el presidente del Gobierno, Fernando Clavijo, dijo antes de las manifestaciones del 20A que hay que abrir un proceso de reflexión, poco después rechazó la tasa turística y planteó “un IGIC ecológico”, es decir, usar un impuesto canario que ya existe e incrementarlo (sin especificar en qué porcentaje) a las pernoctaciones hoteleras. Se trata de una medida que tanto expertos consultados como la oposición ven llena de dudas. 

El debate de la tasa turística no es solo una reivindicación de organizaciones y colectivos que piden una Canarias más sostenible, también es una medida que recorre otras regiones y ciudades de España como por ejemplo en Sevilla o en Santiago.