Un preso del Módulo 1 de la cárcel del Salto del Negro, en Las Palmas de Gran Canaria, que responde a las iniciales F.J.M.M., incendió su celda el pasado domingo, 28 de julio, e ingirió lejía con el fin de acabar con su vida, motivo por el que finalmente tuvo que ser hospitalizado de urgencia en el Hospital Insular.
En concreto, y según informó la Agrupación de los Cuerpos de la Administración de Instituciones Penitenciarias (ACAIP) en un comunicado, el interno prendió fuego a sus pertenencias y a la ropa de cama. La humareda que se produjo entonces y el compañero de celda del reo alertaron a los funcionarios de vigilancia presentes en el turno de noche, que acudieron a ver qué ocurría.
Fueron estos mismos funcionarios quienes sofocaron las llamas utilizando los medios antiincendios localizados en el Módulo.
Al preso interno que presuntamente provocó el fuego fue trasladado entonces al módulo de aislamiento, donde declaró encontrarse “muy mal físicamente” al haber ingerido una cantidad sin determinar de lejía sobre las 20.30 horas del día anterior. Por ello, una vez examinado por el personal facultativo de madrugada, se decidió derivarlo al Hospital Insular, donde ha permanecido hasta el día de hoy.
Desde el sindicato se ha asegurado que este incidente “es el día a día de todos los trabajadores penitenciarios”, apuntando que “todo el personal que trabaja en un servicio esencial como es el de las cárceles españolas” ve cómo este servicio se está “desmantelando como servicio esencial del Estado”, matizando que en el caso del Salto del Negro de nueve médicos que debe tener “sólo hay cubiertas tres plazas y uno de los médicos actuales se irá a otro centro en próximos días”.
Asimismo, indican que lo ocurrido se ha producido por el malestar del interno al tener que ocupar celda con otro preso que él no ha elegido, señalando ACAIP que las actuales directrices de la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias “donde prevalece el derecho individual de los presos entra en contradicción con la organización de un centro penitenciario donde prima la intervención tratamental y la rehabilitación de las personas privadas de libertad”.
Desde ACAIP se critica que el interno “ha puesto en peligro no sólo la vida de su compañero de celda sino la de todos los reclusos de su galería, así como la de los trabajadores penitenciarios que deben velar por su vida e integridad física”.
Por último, el sindicado exige la apertura de una mesa de negociación “real y efectiva” para solventar “deficiencias, tanto en materia de seguridad, de personal y de carácter retributivo”.