La izquierda canaria podría haber sumado un buen puñado de diputados y consejeros con una candidatura única
Los peores presagios para la izquierda canaria se han cumplido. La división entre Unidas Sí Podemos y Drago Verdes Canarias, las dos confluencias presentadas en esta llamada a las urnas, ha imposibilitado a ambas formaciones y, por tanto, al espacio político a la izquierda del PSOE, a lograr representación en el Parlamento de Canarias por primera vez desde 2015.
Unidas Sí Podemos ha sumado 34.531 votos y el 3,92% del electorado, mientras que Drago Verdes Canarias se ha quedado en 27.916 papeletas y el 3,17%. Con esos resultados, ninguna confluencia se ha hecho con un hueco en la Cámara Regional. De haber acudido juntas a la llamada a las urnas, habrían sumado más de 60.000 votos y un mínimo de dos sillones en el Parlamento autonómico.
La imagen opuesta y que paradójicamente ilustra lo que habría alcanzado la izquierda canaria la ofrece Vox. La formación de extrema derecha ha cosechado 69.158 votos y cuatro diputados. La irrupción del partido de Santiago Abascal y la continua fragmentación de las formaciones más progresistas deja ahora un vacío en la lucha por el cambio climático, la igualdad y los derechos sociales en la Cámara de representación de la población canaria.
Pero las malas noticias no terminan ahí. La división también pasa factura en varios de los cabildos insulares y también en el Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife, instituciones, todas ellas, donde la izquierda canaria contaba con representación, a partir de ahora no lo hará y solo podría haber mantenido su lugar en caso de haber configurado una candidatura única.
La suma de Drago Verdes Canarias y Unidas Sí Podemos habría alcanzado para obtener tres consejeros en el Cabildo de Tenerife, uno en el Cabildo de Gran Canaria, uno también en el Cabildo de Lanzarote, otro en el Cabildo de Fuerteventura y al menos dos concejales en el Ayuntamiento de la capital tinerfeña. En este último caso, además, le habría dado para restar un edil a Vox, que se ha hecho con tres.
“Muchas gracias a todas las personas que han confiado en mí y en este proyecto. Esperamos haber mejorado la vida de la gente de Canarias durante estos cuatro años de Derechos Sociales, Diversidad y Juventud”, dijo Noemí Santana, la candidata de Unidas Sí Podemos al Gobierno de Canarias. Con respecto a la ola reaccionaria que protagoniza la entrada de Vox en las administraciones canarias, Santana ha asegurado que “habríamos resistido mejor con unidad”.
Por su parte, el líder de Drago Verdes Canarias, Alberto Rodríguez, se ha limitado a difundir un mensaje de optimismo e inicio de “un camino que no tiene marcha atrás”. La agrupación solo ha obtenido representación en el Ayuntamiento de La Laguna, donde precisamente ya gobernaba la izquierda gracias a la coalición entre PSOE, Unidas Se Puede y Avante La Laguna.
“El consenso social en torno al monocultivo del turismo está agrietándose, las semillas del Drago están plantadas y el empuje de la juventud canaria las hará germinar. Iniciamos un camino que no tiene marcha atrás. Un millón de gracias a las decenas de miles de personas de todas las islas que votaron futuro”, ha apuntado Rodríguez.
Cómo hemos llegado hasta aquí
El capítulo se repite una y otra vez: convocatoria de elecciones, la izquierda negocia para concurrir unida, no lo termina haciendo y luego llegan los condicionales: si lo hubiera hecho, ¿cuántos diputados habría cosechado? ¿Y en las islas capitalinas? ¿Y en las capitales insulares? Lo que ha ocurrido en Canarias, también pasa en otras comunidades autónomas y a nivel nacional. No ha sido novedad.
En las Islas, la entrada en escena del proyecto de Alberto Rodríguez y el pulso que protagoniza frente a Podemos ha agravado aún más las cosas. Las relaciones entre el líder de Drago Verdes Canarias, confluencia formada por Drago, Verdes Canarias y Equo, comenzaron a enfangarse después de la pérdida del escaño de Rodríguez en el Congreso de los Diputados.
El exdiputado fue condenado por agredir a un agente ocho años atrás en un procedimiento judicial que él mismo llegó a calificar como “cacicada y atraco a la voluntad democrática”. Rodríguez confesó en el programa Salvados que su partido por aquel entonces, Podemos, “pudo hacer más” para salvar su escaño y poco después de confirmarse la noticia abandonó la formación morada.
En Podemos Canarias insistían en que no iban a presionar para que ninguna persona de la lista ocupara el puesto de Rodríguez, aunque su secretario de organización en las Islas, César Merino, sí mostró públicamente que el escaño debía ocuparse, al igual que la dirección nacional de la formación.
No obstante, la pelota ha estado siempre en el tejado de las componentes de la lista electoral, que se han debatido entre la lealtad al exdiputado y la expectación de que pudiera conseguir de nuevo su escaño. La número dos en la lista que concurrió a las generales de 2019, Fátima González (IUC), anunció que no ocuparía el escaño, mientras que en el caso de la número tres, Patricia Mesa, ha mostrado su apoyo al compañero de filas y tampoco ha ocupado el asiento. Año y medio después, el escaño aún no ha sido ocupado.
La llegada de Drago al tablero político de la izquierda canaria, oficializada el pasado mes de octubre, lo hizo con un Rodríguez tajante que, nada más anunciar su candidatura para la presidencia de las Islas, aseguró que esa decisión sería “irrevocable”, sin margen para la negociación.
Los partidos de la izquierda canaria ya habían creado en septiembre una mesa de confluencia para intentar auspiciar una candidatura unitaria de las fuerzas progresistas de las Islas, además de mantener el diálogo con otras organizaciones que no se habían incorporado a la mesa. Pero las desavenencias internas terminaron por resquebrajar cualquier pacto de unión.
Más Canarias, que ha sumado poco más de 1.500 votos en la circunscripción autonómica y 2.300 en la insular tras acudir en solitario en los comicios autonómicos, y Verdes Equo, que finalmente pactó con Drago, abandonaron las negociaciones por desacuerdos con la configuración de las listas y el nombre de la posible agrupación que nunca se dio, pues querían enterrar la marca “Podemos” y apostar por una nueva nomenclatura, como La Confluencia o Canarias en Plural. Podemos creyó “deshonesto” esconder las siglas del partido y no transigió a las peticiones.
Finalmente, Drago, Verdes Canarias y Equo acudieron por un lado a las elecciones. Podemos, Sí se Puede e Izquierda Unida fueron por otro. Y Más Canarias lo hizo en solitario al igual Reunir, un partido apoyado por las exdiputadas de Podemos Meri Pita y Carmen Valido y también de reciente creación.
“Sin impulso en las instituciones, no podemos aplicar los cambios que defendemos en campaña. Sin embargo, hasta ahora se ha optado por una política de bloques y de bloqueo. Me da mucha tristeza que esto haya sucedido. Ha habido interferencias desde Madrid [y] hay actores que en Canarias ha optado por la fractura y favorecer proyectos personales”, reconoció a Canarias Ahora Javier Navarro Lasso, coordinador general de Más Canarias, marca asociada en las Islas a la de Íñigo Errejón (Más País).
En los comicios municipales de 2019, la izquierda canaria, en sus distintas formas (Podemos en solitario, Podemos y Sí se Puede, Podemos y Equo, Podemos, Sí se Puede e Izquierda Unida…), obtuvo 52 concejales. En esta ocasión, ha logrado menos de 20: los diez de Unidas Sí Podemos, dos que ha conseguido Drago Verdes Canarias en La Laguna y otros seis cosechados por Sí se Puede en otros ayuntamientos del Archipiélago.
En cuanto a las insulares, los partidos más progresistas de las Islas pasan de tener 12 consejeros a solo tres, si tenemos en cuenta a Reunir, en El Hierro, que logró un representante, e Iniciativa por La Gomera, que se hizo con dos en la isla colombina.
En el caso de las autonómicas, la desaparición es total. De cuatro diputados en 2019, a ninguno en esta ocasión.
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