Detrás de los llamativos diseños florales y vegetales que exhiben los balcones típicos de la Avenida Marítima de Santa Cruz de La Palma, están las encallecidas pero extremadamente sensibles manos de Heiko Bartsch, un joven jardinero alemán que ha convertido su trabajo en un reclamo turístico de la ciudad gracias a su dominio de la composición y exquisito sentido cromático. “Me considero un ayudante de la naturaleza y disfruto creando conjuntos armónicos con flores y plantas”, ha manifestado a LA PALMA AHORA. Heiko, que nació en Berlín, es conocido popularmente por El Chico de Los Balcones, un nombre que ha registrado y que luce en las camisetas con las que trabaja.
Desde la más tierna infancia tenía clara su vocación. “A los cuatro años le dije a mi madre que quería ser jardinero, y con esa edad, ya tenía un huerto en mi casa de un metro cuadrado con dos tomateras y dos petunias”, recuerda. Con 16 años inició los estudios de jardinería y composición floral en su ciudad natal, y desde los 20, al finalizar su formación, se dedica a su profesión. Cuando trabajaba en Berlín, venía a La Palma a pasar sus vacaciones y a buscar un empleo para poder quedarse a residir en la Isla. Hace cuatro años lo logró. “Conocí al jardinero suizo Peter Bruno Wicki que arreglaba los balcones de La Placeta y que necesitaba un ayudante; él ya murió y ahora hago yo la tarea”, señala.
Pero Heiko no sólo cuida de los balcones y patios interiores de la Avenida Marítima. Cuenta con una cartera de unos veinte clientes repartidos, principalmente, entre Las Breñas, Santa Cruz de La Palma y Los Llanos de Aridane. “Cada vez tengo más clientes palmeros y menos guiris”, dice con orgullo. Sus tarifas están al alcance de todos. “Yo quiero trabajar para todo el mundo, no solo para los ricos”, resalta.
Cuando llega a una vivienda, hace un estudio de composición y le explica al propietario su propuesta artística. “Proyecto un conjunto armónico y aconsejo sobre las plantas adecuadas para cada entorno; a los palmeros les encanta llenar los balcones de colores, pero yo prefiero no hacer muchas mezclas, porque cuando nos vestimos tampoco llevamos colorines”, comenta. La petunia es la planta preferida por los isleños. “Es muy delicada y requiere un constante mantenimiento”, explica.
Heiko vive entregado en cuerpo y alma a su profesión. Sólo coge una semana de vacaciones al año, trabaja de lunes a sábado, y el domingo, lo dedica a cuidar su jardín particular y a acondicionar plantas para sus clientes. Insiste en que él más que un jardinero se considera “un ayudante de la naturaleza que hace obras de arte con flores y espacios”. Su mundo es el reino vegetal. “Mantengo conversaciones mentales con las plantas, porque son seres vivos que necesitan agua, abono, luz y mucho cariño para poder estar frondosas”, confiesa.
El jardinero suizo Peter Bruno Wicki inició en los balcones del restaurante La Placeta la costumbre de los diseños florales, y poco a poco, esta moda se ha ido extendiendo a otros inmuebles de arquitectura tradicional de la Avenida Marítima hasta conformar en la actualidad un atractivo conjunto que llama la atención de lugareños y visitantes por la explosión de color y la composición armónica. “Me encanta que me digan que he contribuido a recuperar una tradición que había antiguamente, cuando la gente colocaba plantas y flores en ventanas y balcones”, reconoce el jardinero alemán. El empeño de los propietarios por decorar los balcones y ventanas de sus viviendas y el arte de Heiko están convirtiendo una parte de la fachada atlántica de Santa Cruz de La Palma en un mural cromático de singular belleza.