El magistrado Joaquim Bosch considera que el “auge del nacional-populismo conservador es un síntoma de las insuficiencias del sistema democrático”. Así lo ha afirmado el mismo día que Donald Trump ha ganado las elecciones en EEUU tras una campaña de bulos y desinformación. “De poco nos va a servir presumir de que vivimos en un país democrático si la gente no puede encontrar una vivienda digna, si no todas las personas tienen garantizada la cobertura de sus necesidades básicas, si la gente joven no tiene esperanzas en una vida a medio y largo plazo…” Cree que todo ello es caldo de cultivo para quienes desacreditan las instituciones democráticas. Sostiene que ello fue combustible en EEUU pero que también está ocurriendo con la gestión de la DANA en Valencia y en cómo la extrema derecha alienta que todos los políticos son “iguales”.
El magistrado ha presentado en Gran Canaria su libro ‘Jaque a la democracia’ el día en el que se conocía el resultado de los republicanos en las elecciones en EEUU, que él ya vaticinaba. “El auge de un Trump conservador es un síntoma de las insuficiencias de la democracia”, insiste. En el acto, conducido por el director de Canarias Ahora, Carlos Sosa y la periodista de TVE, Paqui González, contó con la intervención del presidente del Cabildo, Antonio Morales, que destacó que “la victoria del populismo ‘trampista’ en EEUU augura retrocesos profundos en democracia, relaciones internacionales y derechos fundamentales”.
Bosch coincidió en que “personajes como Donald Trump y el trumpismo y todo lo que representa, pueden alterar muy seriamente la democracia tal y como la conocemos actualmente” y sostiene que hay que preguntarse si los demócratas en el Gobierno han sido capaces de satisfacer las necesidades de la mayoría americana. En este punto, puso el ejemplo de Dinamarca, que llegó a ser referente en materia de integración a las personas migrantes, pero que a raíz de la revolución digital y del aumento de las desigualdades, crecieron los mensajes xenófobos. “El detonante de ese retroceso, precisamente, se ha producido cuando las instituciones democráticas no han sido capaces de atender a las necesidades básicas de las personas”, afirma.
El magistrado subraya que los partidos ultraconservadores son los que mejor han leído las claves de la revolución digital y por eso han organizado mecanismos de desinformación, con bulos y con el apoyo de grandes magnates como Elon Musk. Mientras, cree que los partidos tradicionales no han sabido leer lo que está ocurriendo y no han dado con la clave. En este sentido, alertó de que la población en general se informa por las redes, y que incluso los medios de comunicación tienen más lecturas gracias a estos espacios.
“Si un medio se dedica a difundir basura informativa no puede recibir subvenciones públicas”
Por ello, insiste en que hay que legislar en materia de desinformación. “Un bulo si viene de los medios y se lee en redes sociales es más fácil de creer que si lo dice un anónimo de estos en las redes. Y a mí no me parece intolerable que haya medios que se dediquen sistemáticamente a desinformar y advertir bulos tóxicos. Y creo que el sistema democrático debe defenderse de esto”, remarca.
La propuesta que plantea Bosch en el libro, que se está introduciendo en países como Francia y otros, “es articular un proceso judicial bajo el control de los tribunales con un catálogo de sanciones para los medios que practican sistemáticamente la desinformación”. Y una de las sanciones afirma que tiene que ser la prohibición de recibir subvenciones públicas. “Porque la ciudadanía, con sus impuestos, no tiene que estar pagando a empresas privadas que se dediquen a manipular y a vulnerar los propios derechos de la ciudadanía”, destaca. Sobre el plan regenerador de Pedro Sánchez apunta que es muy poco concreto y que eso ha alentado a que la extrema derecha lo desacredite.
“Mi impresión es que el problema de la desinformación debe atacarse en muchos frentes. En el ámbito de las empresas privadas, creo que es fundamental conocer quiénes son sus propietarios, que es un elemento de transparencia básico. Yo quiero saber el que está vendiendo información qué intereses puede tener, y para eso creo que desde una perspectiva de integridad pública y de transparencia, nadie debería estar en contra de eso”, apuntó.
El magistrado hizo hincapié en que “difundir bulos y mentiras en redes sociales para engañar a la población como se hace muchas veces, eso no tiene nada que ver con la libertad de expresión. Y si un medio, o un pseudomedio para generar mecanismos de xenofobia en la población difunde que hay una manada de magrebíes que han violado a una mujer y eso es falso, eso no es una opinión y no afecta a la libertad de expresión. Eso es una mentira tóxica que lo que busca es generar racismo y discursos excluyentes”. Y añade que “si un medio se dedica a difundir ese tipo de basura informativa, pienso que no puede recibir subvenciones públicas”.
En este sentido, agregó que los medios de comunicación públicos, precisamente, deben compensar posibles desajustes en el acceso a información de los medios privados, y por eso “necesitamos medios de comunicación públicos potentes, creíbles, independientes y plurales”.
Bosch también incide en que hay que definir muy bien lo que es extrema derecha y separarla del fascismo, pues cree que la actual extrema derecha es mucho más peligrosa porque es capaz de seducir a las masas. “La nueva extrema derecha sí que tiene capacidad de ganar y desarticular a la democracia mundial”, incide.
Además, en relación del ataque a Pedro Sánchez el pasado fin de semana destacó que “en un sistema democrático que no se condene una agresión a dirigentes de cualquier partido, a mí me parece ya un retroceso preocupante”. No obstante, incidió en que la actual extrema derecha se diferencia del fascismo en que no utiliza de forma estructural la violencia para derribar la democracia, “sin perjuicio de que hay que estar atento para que no haya una mutación de la democracia de la derecha hacia estrategias tipo fascista”.
“El poder judicial debe ser sometido a límites y controles”
Joaquim Bosch hizo hincapié en que “el poder judicial debe ser sometido a límites y controles”, ya que “un poder del Estado que no tiene límite y que no tiene control, pues nos lleva a problemáticas como la de lawfare. En España hay casos claramente diagnosticados sentenciados y condenados” y puso el ejemplo del exjuez corrupto Salvador Alba que maquinó para perjudicar a Victoria Rosell.
Recordó que Alba ahora está en prisión y destacó que Canarias Ahora (“que tiene como seña de identidad la actuación contra las prácticas corruptas de cualquier tipo, lo cual creo que es un servicio público al sistema democrático denunciar prácticas de corrupción”) informó “de una serie de cuestiones de relevancia pública sobre este magistrado, que desde la prisión presenta una querella al director de Canarias Ahora y en la actualidad está a espera de juicio”. Por ello, mostró su apoyo al director de este periódico, Carlos Sosa.
“Yo comparto como jurista claramente las alegaciones públicas de la Fiscalía que explican que, en el caso, del juez condenado se difundieron noticias e informaciones por parte de Canarias Ahora sobre evidentemente una figura de interés público, un juez condenado por prácticas corruptas. Creo que es una cuestión de interés general. La Fiscalía lo explica muy bien en su petición de archivo, que no ha sido atendida, que en este caso prevalece la libertad de información y además hay que tener en cuenta que si no fuera así, los periodistas pudieran ser juzgados por ejercer derechos fundamentales no solo suyo sino el derecho constitucional de la ciudadanía a recibir información veraz y se genera un efecto desaliento con esas dinámicas vamos a una prensa amordazada”, apuntó.
Bosch insistió en que “todos las jueces y juezas tenemos ideología y el que diga que no la tiene son de derecha o extrema derecha”, por ello, recalcó que el problema no es tanto la ideología sino la imparcialidad. “El problema es como están configurados los altos tribunales del país y del Poder Judicial y creo que los principales partidos no van a renunciar tener esa cuota de poder”, apuntó.
En este sentido, remarcó que el sistema de cuotas no ha beneficiado por igual a los grandes partidos del país sino que ha beneficiado a la derecha política. Y argumentó que a la izquierda política igual que en las fuerzas armadas y otros espacios siempre les da miedo de tocar nada.
Así mismo, como apuntaba ya en su anterior libro, la “corrupción en el sistema democrático tiene raíces históricas” y apuntó que “España tiene una fortaleza democrática relevante pero también debilidades”. En este sentido enumeró que entre los aspectos positivos destaca sus elecciones, que nunca son cuestionadas o su pluralismo político. Pero “tenemos un sistema de contrapeso débil y eso viene de la dictadura”. “El problema es que los partidos que diseñaron el sistema democrático no tenían una cultura democrática como en otros puntos de Europa”, resume.