El presidente del Cabildo de Fuerteventura, Mario Cabrera (CC), ha aprovechado este miércoles su último pleno en el cargo para llamar a la sociedad a defender la paridad entre las islas no capitalinas y Gran Canaria y Tenerife, ahora que se retoma el debate sobre la reforma de la ley electoral.
Cabrera considera necesario “hacer una llamada de atención muy actual, ante las maniobras que pretenden restarnos la histórica paridad que como isla y como pueblo tantos siglos nos costó conseguir”, en referencia a la representatividad de las islas no capitalinas en el Parlamento de Canarias.
“No podemos dar pasos atrás en la historia de estas islas”, ha argumentado el presidente del Cabildo saliente, que sostiene que hay que defender la paridad como “un derecho y un logro” y también como algo que “responde a una lucha histórica por la igualdad”.
Durante su intervención en el último pleno, el nacionalista ha recordado que a lo largo de esta legislatura cada consejero “ha defendido sus puntos de vista”, con las lógicas discrepancias, pero coincidiendo siempre todos “en buscar el bien de Fuerteventura”.
Asimismo, ha agradecido a los seis ayuntamientos de la isla, a todas las empresas colaboradoras, proveedores y todas las instituciones, “porque su empuje también ha sido determinante para poder afrontar estos años de trabajo en el Cabildo”.
Mario Cabrera ha recordado que Fuerteventura conserva en 2015 “el único servicio insular de desalación y distribución de agua 100% público de Canarias, que ha sido capaz de mantenerse sin aumentar el precio desde hace 20 años”
También ha valorado los 160 millones de euros invertidos en los últimos años en infraestructuras y equipamiento y los buenos resultados turísticos.
Cabrera ha señalado que deja una institución “fuerte y saneada, sin un solo céntimo de deuda en los bancos y que se ha caracterizado durante este tiempo por la estabilidad, sin cambios de gobiernos ni mociones de censura”.
Por último, ha reclamado “un esfuerzo en defensa del trabajo unido y colectivo de la sociedad majorera como alternativa al viejo discurso de la Fuerteventura cenicienta y desgraciada”.