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Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

Miguel Urbán: “El verdadero peligro para las clases populares europeas no viene en patera, sino en yate”

Miguel Urbán es eurodiputado de Podemos y fue cofundador de la formación morada en 2014. Durante el último año ha estado documentándose junto a Gonzalo Donaire (economista especializado en migraciones) para escribir su libro Disparen a los refugiados, que surge como la necesidad de poner el foco en las personas forzadas a huir de sus países, pero sobre todo para contar “por qué está pasando y no estamos haciendo nada”. En esta entrevista, Urban también habla sobre la situación del partido de cara a las elecciones de 2019 o de su visita al Oasis de Maspalomas durante su estancia en Gran Canaria el pasado miércoles 31 de octubre.

¿Cómo nace la idea de hacer un libro sobre refugiados?

A lo largo de esta legislatura hemos podido recorrer todos los puntos calientes de refugiados en Europa y en el sur del Mediterráneo; también Sudán o Níger. Una vez hicimos una visita a la jungla de Calais (Francia) con un grupo de iraníes, eran chavales jóvenes. Estaban en huelga de hambre porque les estaban expulsando de sus precarias casas sin ningún tipo de alternativa habitacional y los iraníes, para hacer las huelgas de hambre se cosen la boca. Hablar con chavales que tienen la boca cosida impacta bastante. Cuando me presentaron como eurodiputado ante ellos me preguntaron ¿y qué vas a hacer para solucionar esto? Yo creo que ha sido uno de los momentos más difíciles que he tenido que vivir. ¿Qué les puedes decir? ¿Que en la próxima plenaria parlamentaria vas a tomar la palabra y a vas a denunciar su situación, que vas a llamar asesinos a los que aplican las políticas que les obligan a estar en huelga de hambre?¿Iba a mejorar esto su vida realmente? De esa frustración nace la necesidad de contar lo que está pasando, pero sobre todo contar por qué esta pasando y no estamos haciendo nada.

¿Existe relación entre la crisis de refugiados de 2015 y el ascenso de la ultraderecha en Europa?

Sí, claro. Pero como decimos en el libro, la crisis de los refugiados es una crisis europea de derechos, en la cual se nos está preguntando quien tiene derecho a tener derechos en el Viejo Continente. Nosotros tratamos de responder a esa pregunta. La emergencia de fuerzas autoritarias de extrema derecha es parte de la crisis política, económica y social que vive Europa. Están muy ligadas, porque el sabotaje neoliberal aplicando políticas de austeridad es lo que ha generado esta crisis, tanto la de derechos, como la de refugiados, como la política. Y sobre esta última están renaciendo los monstruos del pasado.

¿Cómo se debe tratar a la extrema derecha desde los medios de comunicación?

La extrema derecha ha vivido en la polémica, así es como consiguen entrar en los medios de comunicación. Pero no creo que la culpa sea de las personas que trabajan en los medios, más bien el verdadero motor se halla en las políticas de austeridad que ha aplicado la Unión Europea en los últimos años. No solo generan recortes en los derechos sociales, sanidad o educación, también generan un sentimiento entre la mayoría de la población de escasez. Construyen un imaginario de que no hay para todos. Es verdad que estamos en un mundo finito con recursos limitados, pero el problema no es quien tiene derecho a acceder al reparto, sino qué tipo de reparto hacemos. Las políticas de austeridad construyen mecanismos de exclusión a determinados sectores sociales, a los que les niegan el acceso al reparto a los recursos escasos. Se empieza expulsando a los sectores sociales menos protegidos, generando una guerra entre el último y el penúltimo. Y ese proceso se inicia por la migración. Hay que ver la lucha por las personas migrantes no como una lucha solidaria, sino de apoyo mutuo; defendiendo sus derechos estamos defendiendo los nuestros. La mayor arma antifascista en Europa no es cuestionar quien tiene derecho a participar en el reparto de los recursos, sino en cuestionar por qué un 1% tiene tanto dinero como el 99% restante. Porque el verdadero peligro para las clases populares europeas no viene en patera, viene en yate.

La cifras de personas que huyen de sus países no ha descendido, pero sí lo ha hecho el número de entradas en la Unión Europea, ¿por qué?

Aquí hay un dato que me gustaría destacar: durante los últimos años estamos asistiendo a la mayor crisis de desplazamientos forzados del mundo desde la Segunda Guerra Mundial. Son unos 65 millones de personas. Pero a Europa entraba un millón y medio. Hay quien piensa que recibimos una cantidad ingente de refugiados, pero no están llegando a Europa, están en los países del sur. No estamos ni ante una invasión, ni ante un desborde, ni ante una llegada masiva. Además, es curioso que este 2018, el año en el que menos personas han entrado del último lustro, ha sido cuando más importancia política han tenido los refugiados en la UE. Estamos ante un problema político, no de refugio, porque en el debate que se genera se utiliza al migrante como un chivo expiatorio, como un arma política arrojadiza. Y esto no solo lo hace la extrema derecha, también lo hacen los partidos conservadores y socialistas. El PSOE que criticaba las devoluciones a Marruecos en la oposición y que acogió al Aquarius, ahora devuelve más migrantes al país alauí que el segundo gobierno de Mariano Rajoy. Pablo Casado (PP) y Albert Rivera (Ciudadanos) han mantenido una carrera frenética para ver quien decía la barbaridad más grande intentando simular a Marine Le Pen (Agrupación Nacional en Francia) o Matteo Salvini (Liga Norte en Italia) sin tener siquiera a un partido de extrema derecha en el Congreso de los Diputados.

¿Qué importancia tiene para el Parlamento de Europa los refugiados, los migrantes y los desplazados?

Tienen muchísima importancia. Parece que el gran problema de Europa son los refugiados, los migrantes o los desplazados. Nuestras políticas están legislando a peor, estamos yendo a un modelo que ha sido condenado por Naciones Unidas, que no solo externaliza las fronteras en terceros países como hemos hecho con Turquía, Marruecos o Libia, sino que construyen centros de detención de inmigrantes fuera de nuestro territorio. Estamos pagando millones de euros a bandas armas de terceros países y les llamamos guardacostas. Estamos asistiendo a un naufragio político y moral del proyecto europeo que no deberíamos permitir, porque solo defendiendo los derechos de las personas migrantes defendemos los nuestros. Es falso que las élites no quieren que vengan refugiados y migrantes a Europa, necesitan que, ante una población cada vez más envejecida, entren y lo hagan sin ningún derecho para que sean un ejército de reserva para una competencia a la baja dentro del mercado laboral. Y un ejemplo de esto son las freseras marroquíes en Huelva.

¿Dónde queda la responsabilidad de la izquierda en Europa tras el fracaso de Alexis Tsiripas en Grecia?

Nosotros entendemos que la izquierda tiene muchísima responsabilidad de lo que ocurre en Europa. En Grecia los refugiados fueron utilizados como una forma de presión para debilitar el gobierno de Syriza por la negociación y el acuerdo del tercer memorándum. La izquierda tuvo mucho que ver en lo que pasó porque no comprendimos lo que nos estábamos jugando en Grecia, que era la oportunidad de pensar una Unión Europea diferente. Mucha gente dijo que era una batalla entre David y Goliat, pero no era verdad, había 27 Goliat y un David, el resto de los David no fuimos a la batalla. Eso es una responsabilidad de la izquierda europea, que también ha tenido un discurso excesivamente simplista en la cuestión migratoria. Es importante vincular los derechos de los migrantes a los nuestros, vincular la política migratoria a la de la austeridad. No podemos decir simplemente que entren todos, es absurdo y no interpela a las clases populares. Tenemos que abogar por la libertad de movimientos, pero también por romper la austeridad, aumentar las plazas en los colegios públicos o incrementar el dinero en sanidad para reducir las colas de espera. La izquierda ha concretado poco y no ha sabido señalar las políticas de la Unión Europea como culpables de la situación en la que nos encontramos. A mucha gente le parece que la izquierda es parte del problema, no de la solución.

Tras la victoria de Jair Bolsonaro en Brasil, ¿la ultraderecha se está globalizando?

Sí, como con Donald Trump en Estados Unidos, o Rodrigo Duterte en Filipinas. Ahora se pone el grito en el cielo con Bolsonaro, pero si no se le hubiese dado un golpe a Dilma Rousef, sino se hubiera metido de forma injusta en la cárcel a Lula da Silva, si se le hubiera permitido concurrir a las elecciones, Bolsonaro no hubiera ganado. Además, se está intentando vincular el ascenso de la extrema derecha a la conquista de la clase obrera y no es verdad. La victoria de Trump o de Bolsonaro no se ha debido a las clases populares. Una clase media emprobecida, cabreada, en medio de una globalización en la que se sienten perdedores hace que se construya la oferta en torno a opciones autoritarias, que son los que han generado su empobrecimiento. Trump, que puede ser una de las personas más ricas de Estados Unidos, se convierte en un aladid del anti-establishment, cuando es parte del establishment. Bolsonaro quiere aumentar las políticas neoliberales y destruir lo que queda del estado social brasileño.

La mayoría de las encuestas reflejan que en las próximas elecciones Podemos perderá un número importante de votos: ¿Cómo ve a la formación morada antes de los comicios?

Siempre hay que coger con pinzas las encuestas porque ya hemos visto cómo se han equivocado muchas veces. Hay una serie de tendencias y una de ellas es que el bloque progresista aumenta tras la moción de censura. Por contra, el bloque conservador disminuye. También cabe destacar que en los últimos meses, la tendencia de Podemos, que podría ser a la baja, remonta el vuelo. Nosotros debemos aspirar a ser la fuerza hegemónica de ese bloque progresista que pueda cortar la entrada de una fuerza de derechas cada vez más girada a la ultraderecha. Es importante resistir a ser subalternos al PSOE, que dice una cosa en la oposición y luego en el gobierno le cuesta aplicarlo. A nosotros no nos tiemblan las piernas y nunca hubiéramos tenido esa posición timorata con Franco; el PSOE está permitiendo que una familia se quiera reír de la democracia española enterrando a un dictador en la Almudena. Nosotros tendríamos una política clara en el tema migratorio, abogaríamos por la acogida del Aquarius y no por las expulsiones que se están dando. Y la gente ve bien que consigamos victorias, como la ampliación del sueldo mínimo a 900 euros. Nosotros hemos dicho muchas veces que estos no son nuestros presupuestos, pero hemos conseguido de momento parar la rueda y será el PSOE el que decida si mira hacia nosotros o hacia la derecha.

Durante su visita a Gran Canaria ha podido acudir al Oasis de Maspalomas, ¿qué irregularidades ha podido comprobar? ¿Y qué defenderá en Europa respecto a este tema?

Impunidad. A mí lo que más me ha impresionado es la impunidad. ¿Cómo podemos tener una sentencia del 78 en el Supremo que no sea acatada? Es algo inconcebible. ¿Qué poder tienen las multinacionales hoteleras que lo único que traen a Canarias es trabajo precario a cambio de la expropiación de los recursos naturales de la población para que no solo no se cumpla la sentencia del 78, sino para que, en 2016, se vuelva a ratificar esa condena y se siga sin cumplir? Ese palmeral es un espacio público, pero en la práctica es el jardín del hotel. Si no lo ves, no lo crees. Vamos a llevar este tema a la Comisión de Peticiones para investigarlo, como ha sido el caso el almacén de gas en Doñana, e incluso pediremos que venga una misión de europarlamentarios. Vamos a preguntar por qué no se está aplicando la sentencia del 78 y de 2016. Queremos saber también qué utilización de los palmerales públicos se está haciendo por parte de las grandes empresas hoteleras. Y qué tiene que ver en todo esto el gobierno de Coalición Canaria.