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Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

Los motivos de CC para defender el sistema electoral canario, uno de los más desiguales del mundo

Mario Cabrera, elegido secretario insular de CC Fuerteventura

Toni Ferrera

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El voto en Canarias vale más para unos que para otros. La norma electoral de la triple paridad, que distribuye el número de diputados elegidos según el territorio y no la población, deriva en que una papeleta en las islas no capitalinas tiene un valor mucho mayor que la emitida en Gran Canaria o Tenerife. El resultado es que el 17% de la población elige a la mitad del Parlamento, y el 83% a la otra mitad.

La diferencia es de 13/1 desde 2018, cuando se aprobó la primera reforma electoral canaria (a la que aún le falta tomar forma de ley) en los últimos 36 años. Si esta modificación es suficiente para acabar con uno de los sistemas de representación más desiguales del mundo, es lo que ha analizado el último programa de Trópico Distópico, titulado Democracia, emitido este miércoles en Televisión Canaria.

Para Enrique Arnaldo, doctor en Derecho, se ha avanzado algo, “pero los problemas son los de siempre”. Él propone como única vía para reducir la desigualdad incrementar el número de diputados, algo que no defiende María del Rosario García, catedrática en Derecho Constitucional. “También se puede poner un número fijo [de diputados] para cada una de las islas”.

Víctor Cuesta López, doctor en Derecho Constitucional, concuerda con lo que defiende Rosario García en su texto Reforma electoral en Canarias: génesis, alcance, implementación e incidencia práctica, en el que plantea una reforma más ambiciosa. Considera que la opción más sensata sería la asignación inicial de un número concreto de escaños a cada circunscripción insular y el prorrateo del resto atendiendo a criterios demográficos.

Sin embargo, alcanzar esas metas parece (por ahora) complicado. Sigue habiendo partidos políticos en Canarias a los que no les interesa ahondar en la reforma electoral. Y no lo hacen por pura “conveniencia”, sostiene Aureliano Yanes, jurista y ex letrado mayor del Parlamento regional.

Entre los defensores del actual sistema está Mario Cabrera, presidente de la Asamblea Majorera-Coalición Canaria. Cree que hay lobbies políticos focalizados en las dos islas capitalinas que quieren seguir reformando la ley electoral para que tanto Gran Canaria como Tenerife ganen poder en la toma de decisiones. “¿Este esquema de quién es? ¿Ese centralismo atroz? Creo que es retrógrado”, dice Cabrera.

Preguntado por qué defiende un sistema de representación que se ha llegado incluso a comparar con el de Tanzania (Vicente Mujica, presidente de Demócratas por el cambio, afirma que es hasta peor), Cabrera se justifica en la discriminación positiva: que ningún canario de El Hierro, La Gomera, Fuerteventura o La Palma, se quede sin voz en la cámara de representantes.

“Con el sistema de una persona un voto, [algunos canarios] participarán por WhatsApp en la política”, responde. “Hemos crecido gracias a la triple paridad. Hoy le da un ictus a alguien de Fuerteventura y tiene más posibilidades de morir que si le da en Gran Canaria. Eso no lo podemos permitir. Y si eso es ser insularista, yo lo soy”.

Sobre esta cuestión también ha hablado Jerónimo Saavedra (PSOE), ex presidente del Gobierno de Canarias. Opina que “ya no hay que quejarse de vivir en una isla menor” y que los canarios tienen problemas que “solo se los puede resolver el poder regional, no un cabildo ni un ayuntamiento”.

La justicia en España, un campo de batalla más para los partidos políticos

El Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) lleva más de dos años caducado. Las negociaciones entre el PSOE y el PP por renovar el órgano que nombra, entre otras cosas, al presidente de la Sala de lo Penal del Tribunal Supremo, siguen estancadas. Y tal y como están las relaciones entre ambas formaciones, no hay visos de una solución a corto plazo.

Para Pilar Parejo, la primera mujer que presidió la Audiencia Provincial de Las Palmas, el GGPJ se debería haber renovada cuando tocada. Lo de ahora es “grave” porque, dice Parejo, lo que sigue enquistando la negociación es el tema de los nombramientos. “Los políticos se piensan que los nombran y ellos van a hacer lo que digan”.

“No sé qué piensan. Los políticos creen que nos pueden manejar”. ¿Y no lo hacen? “Yo creo que no”, defiende Parejo. En 2018, cuando el magistrado Marchena se erigía como principal candidato para ponerse al frente del órgano de gobierno de los jueces, un senador del PP, Ignacio Cosidó, le dijo a sus colegas populares que “controlaremos la sala segunda desde atrás”. Después de esas palabras, Marchena retiró su candidatura.

Cuando Varoufakis se plantó ante la troika

El debate sobre si la democracia está en retroceso o no tiene una figura en Grecia de renombre. Yannis Varoufakis se enfrentó, como ministro de Finanzas, a la troika (Comisión Europea, Banco Central Europeo y Fondo Monetario Internacional) en los momentos más críticos de la crisis del euro.

Para él ya no tiene cabida el debate de si mandan más los mercados que los gobiernos. Para él solo existe una pequeña oligarquía, con mucho poder tecnológico, que controla todo. “El resto creemos que tenemos el poder porque de vez en cuando vamos a votar”.

El dilema de las mayorías también ha sido discutido. Hace unos días publicó El PAÍS que la Unión Europea busca fórmulas para evitar que Viktor Orbán, el presidente de Hungría, boicotee constantemente las iniciativas en política exterior de la Unión Europea amparándose en el derecho de veto, lo que impide a la UE pronunciarse de manera unánime en ciertas cuestiones.

Varoufakis ve en esto un ejemplo más del decaimiento democrático que vive Europa. “Las democracias no son solo mayorías. Queremos la imposición de los derechos humano. ¿Quieres dinero de Europa? Debes respetar los derechos humanos”. 

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