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Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

'El muñeco de nieve', entre las peores esculturas

El conocido Muñeco de Nieve situado en la avenida de Los Majuelos en el límite entre Santa Cruz y La Laguna ha sido elegido por dos votaciones realizadas en todo el país como uno de los diez monumentos más feos de España. En concreto, los digitales Libertad Digital y la información.com han permanecido desde hace años realizando una macroencuesta entre sus lectores. En el primero de los casos el resultado es que este monumento ocupe el puesto número cinco entre los mayores Horrores Monumentales y en el segundo el octavo lugar de las peores 23.000 rotondas que hay en España. En el ranking de Libertad Digital la escultura tinerfeña ha recibido más de 1.600 votos y ha sido objeto de todo tipo de comentarios nada favorables al estilo de: “Monumento a la Navidad, así se gastan nuestro dinero”. A los votantes peninsulares les llama la atención que en una isla que destaca por su buen tiempo se haga un homenaje a la nieve.

En la lista de votaciones de este digital permanece inalterable en primer lugar una recreación de la famosa imagen de Che Guevara situada en una rotonda en la localidad de Oleiros en La Coruña diseñada por dos artistas cubanos. También hay otra en contra de la pena de muerte pero cuya calidad ha sido tan puesta en duda por los lectores que según indica uno de ellos, “lo que consigue es cultivar el odio cainita”. Y un puesto por encima de nuestro flamante Muñeco de Nieve está una pieza situada en una rotonda a la entrada de Valencia que más bien es una especie de alambres enredados. “Al principio parecía que los obreros habían dejado olvidados parte de los desechos de la construcción, pero no, es un monumento”, indica uno de los lectores.

En el caso del Muñeco de Nieve los comentarios de los participantes en la votación apuntan por ejemplo: “para haberlo hecho unos niños pequeños no está mal”, “viendo esto no me extraña que no nieve en Canarias”, “yo vivo cerca y no dejo de pensar a quién se le ocurrió esto”, “lo mejor es el remate de la cacerola”, “tiene toda la pinta de que lo hizo el Mr. Bean español”, “me parece increíble y una falta de respeto pagar por esto”, “a la cárcel con el autor” o incluso un lector está de acuerdo con una pintada que apareció hace años en la que el propio muñeco pedía a gritos que lo derribaran. Lo cierto es que guste o no esta pieza ha acabado dando nombre a todo el barrio que se sitúa a su alrededor.

Pero además el digital la información.com también realizó una encuesta para sondear lo que sus lectores pensaban de lo que dio en llamar como el “rotondismo” y que según definen desde este medio de comunicación es “un movimiento artístico consistente en coronar con espantosos monumentos las rotondas o glorietas. El rotondismo surgió en Murcia y se ha extendido como un tumor por las 23.000 rotondas que existen en España, según las últimas estadísticas”. Pues de todas ellas, el Muñeco de Nieve ocupa el puesto número 8 en el ranking de las más feas del país.

Lo que sin duda supone un indudable mérito. Le gana por ejemplo una pieza llamada Mundo Jamón, situada en Murcia que es una representación del planeta rodeada de jamones frente a la sede de una fábrica de embutidos. En el puesto cuarto está una escultura situada en una rotonda de Fuerteventura que se llama Los niños expectantes y que un majorero define como “los niños petrificados de la película de terror El pueblo de los malditos, con pinta de esperar la llegada de la alienígena diosa Atenea. Más que fea, la escultura es inquietante, porque parece que los niños van a girar la cabeza siguiendo a los coches”.

Lo curioso es que el autor de la escultura del Muñeco de Nieve es el renombrado artista checo Jirí Georg Dokoupil cuyas propuestas artísticas alcanzaron gran éxito durante los años 80. Este creador tuvo un primer contacto con la isla cuando a mitad de esa década el Ayuntamiento le encargó el diseño del cartel del Carnaval. A partir de aquí se le escogió también para realizar esta escultura que desde un principio se ha visto rodeada de polémica. Primero porque los vecinos criticaron su enorme coste y dudosa estética y a continuación porque el Organismo Autónomo de Cultura (OAC) se ha negado en varias ocasiones a mantenerlo y limpiarlo al considerar que no es propiedad suya.

La inusitada proliferación de rotondas con su consiguiente escultura a lo largo de todo el territorio nacional no es casual. La razón última es la ley aprobada a principio de los tiempos de la democracia que establecía “la obligación de destinar en los contratos de obras públicas una partida de al menos el 1% a trabajos de conservación o enriquecimiento del Patrimonio Histórico Español o al fomento de la creatividad artística, con preferencia en la propia obra o en su inmediato entorno”. Pese a las buenas intenciones de esta legislación lo cierto es que las consecuencias han sido muy contradictorias.

A partir de aquí las carreteras españolas se han visto inundadas de decenas de miles de rotondas y plazas cuyo valor estético o artístico es más que dudoso y que ha acabado levantando las críticas de miles de ciudadanos que han participado en este tipo de encuestas mostrando su descontento. El Ministerio de Cultura es quien gestiona el 1% cultural, y lo pueden solicitar todas las administraciones públicas en sus diferentes escalones: ayuntamientos, comunidades autónomas, diputaciones forales y provinciales, consejos y cabildos y el propio Estado central, además de las universidades. Los alcaldes también pueden encargar directamente a un artista concreto la realización de las obras, lo que ha hecho levantar las sospechas en más de una ocasión.

Pero no en todas las actuaciones es aplicable el 1% cultural. Aquellas cuyo presupuesto no supere los 601.000 euros están exentas, como también lo están las que “afecten a la seguridad y defensa del Estado”. Esta es la razón por la que los “horrores monumentales” sólo aparecen después de grandes obras públicas, polígonos de nueva construcción como ocurre en el caso de Santa Cruz, planes de ampliación urbana y otras actuaciones por el estilo. Gran Canaria tampoco se ha visto libre de esta epidemia. Basta darse un paseo por Maspalomas o por el trayecto entre Agaete y Las Palmas de Gran Canaria para darse cuenta de que el “rotondismo” también ha alcanzado aquí su máximo apogeo.