La portada de mañana
Acceder
El Supremo amplía la investigación de los correos de la pareja de Ayuso
La Generalitat reconoció por escrito que el seguimiento de ríos es su responsabilidad
Opinión - Lobato, en su laberinto. Por Esther Palomera

Pedro Sánchez explicará la próxima semana las nuevas relaciones de España con Marruecos

EFE

0

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, comparece el próximo 8 de junio en el pleno del Congreso para dar cuenta de la nueva relación que el Ejecutivo ha establecido con Marruecos y su impacto en Argelia, aunque el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, ha incidido en que ambas relaciones bilaterales no son incompatibles.

Sánchez comparece en el pleno de la Cámara baja a petición del Partido Popular, que le exige explicaciones ante el “nuevo partenariado para el siglo XXI” que estableció en su visita a Rabat y las “consecuencias que ello ha ocasionado en la relación con Argelia”, principal suministrador de gas a España.

Los populares temen que la nueva relación de España con Marruecos, por la que el Gobierno de Sánchez apoya el plan de autonomía marroquí sobre el Sáhara Occidental impacte en la cooperación que Argelia mantiene con España para suministrarle gas, sobre todo tras conocerse que el gobierno de Italia habría cerrado un acuerdo estratégico con el gobierno argelino en esta materia.

Aunque el presidente del Gobierno ya compareció en el pleno del Congreso a petición de todos los partidos de la derecha y de la izquierda para explicar el giro que dio el Ejecutivo en su posición frente al Sáhara, la comparecencia del próximo miércoles también se produce en el marco del caso Pegasus de espionaje a políticos independentistas y a miembros del Gobierno.

De hecho en la última sesión de control al Gobierno, la portavoz del PP en el Congreso, Cuca Gamarra, preguntó al presidente si el hackeo a su móvil le “ata de pies y manos”, dejando entrever la posibilidad de que hubiera un “agente externo”, que no fuera el CNI, el responsable de ese ciberataque.

En los meses en que se produjo el espionaje al propio Sánchez y a varios ministros, las relaciones diplomáticas de España con Marruecos atravesaban un profunda crisis debido a que el Gobierno había autorizado a que el líder saharaui del Frente Polisario Brahim Gali fuera hospitalizado en España.

“Mientra siga sin dar explicaciones es coherente preguntar si el espionaje a su móvil está relacionado con sorpresivos cambios de las posiciones políticas de Estado por parte de su Gobierno porque nunca debería haber un pago o rescate por los archivos de su móvil”, le dejó claro Gamarra recientemente.

No obstante, el presidente centrará su intervención previsiblemente en la normalización de las relaciones con Marruecos que han dado fruto a la apertura parcial de los pasos fronterizos ubicados en Ceuta y Melilla.

Sin embargo, el anuncio del gobierno marroquí de que se preparan para reabrir el gasoducto Magreb Europa (GME) para que el país magrebí importe desde la península ibérica gas licuado regasificado ha levantado una brecha entre Argelia y España.

Las autoridades argelinas amenazaron en abril a España con cortar su suministro a través del gasoducto que conecta directamente a los dos países por el Mediterráneo (Medgaz) si las autoridades españolas envían a Marruecos gas procedente de Argelia por el gasoducto GME.

España negó entonces que vaya a vender gas natural procedente de Argelia a Marruecos y el ministro de Exteriores reivindica que las relaciones con ambos países no son incompatibles.

“Me reafirmo en mi compromiso con Argelia y con el Gobierno de Argelia y reitero nuestra voluntad de tener la mejor relación con ellos y que esto no sea incompatible a tener una buena relación con Marruecos”, afirmó Albares en la Cámara Baja.

Por otra parte el presidente del Gobierno también aprovechará esta comparecencia para dar cuenta del último consejo europeo extraordinario celebrado el 30 y 31 de mayo.

Un consejo tras el que Sánchez considera avalados los postulados de España en materia energética en la Unión Europea: lo que se denomina la “excepción ibérica” para que España y Portugal puedan fijar un tope al precio del gas para la electricidad.

Explicará además las propuestas españoles que en su opinión han sido atendidas como son las compras europeas conjuntas de gas y el impulso de las interconexiones financiadas con fondos comunitarios.