Durante quince años se movió por la escena con gatuna agilidad, despertando pasiones y ladridos. Lista, leal, acerada, al final renunció al futuro por amor, que ya es raro. Y se fue cuando tocó, sin decir ni pío.
Durante quince años se movió por la escena con gatuna agilidad, despertando pasiones y ladridos. Lista, leal, acerada, al final renunció al futuro por amor, que ya es raro. Y se fue cuando tocó, sin decir ni pío. Tuvo mala suerte. Pero nunca puso unas cortinas de color gris.