Publicado un nuevo número de 'Rincones del Atlántico'

Acaba de ver la luz el último número de Rincones del Atlántico, una publicación cuyo propósito es la difusión, del conocimiento, la valoración, la protección y la conservación del paisaje y del patrimonio natural y cultural de las Islas y que ofrece alternativas para un desarrollo armónico, racional y perdurable del Archipiélago en el que deben primar la austeridad y la autocontención, siempre desde el respeto y la mejora del medio natural.

El paisaje es un bien público, exponente esencial de nuestra identidad, y es además un recurso económico de primer orden, por lo que su cuidado y protección influye directamente en nuestra calidad de vida y en la de las futuras generaciones. Este gran regalo que nos ha dado la naturaleza no nos pertenece, por lo que debemos cuidar de él, conservarlo y transmitirlo como lo hemos recibido.

Con este nuevo número de Rincones del Atlántico la revista vuelve a su formato original en medio de los dos tomos monográficos titulados Arquitectura y paisaje. La arquitectura tradicional en el medio rural de Canarias, magníficamente ilustrados, necesario homenaje a la arquitectura vernácula de las Islas. El primero se publicó ya y el segundo saldrá a finales del próximo año.

En esta ocasión, es un número doble (nº 6/7), y por lo tanto incluye más artículos y páginas que los números anteriores. Adentrándose una vez más, a través de sus diferentes secciones, en el paisaje y en el patrimonio, en la memoria y en la realidad actual de las Islas y de la Macaronesia.

La importancia de la memoria tiene un lugar primordial en Rincones, pues “debemos aprender del pasado y de quienes nos precedieron, de aquéllos que ya se han ausentado y aunque ya no podamos disfrutar de su presencia sí podemos hacerlo con la de su obra, su buen recuerdo y su bien hacer”, explica la publicación en una nota de prensa.

Así, comienza este número con dos artículos dedicados al fotógrafo Francisco Rojas Fariña, Fachico, amigo y colaborador de Rincones, que nos dejó hace tres años. Humanista, creativo y sensible, se acerca a su trabajo, en especial al de su época más temprana, justo antes de que se produjera el gran cambio en la economía de las Islas, y que en muy poco tiempo terminó con una cultura de casi quinientos años. Una época en la que todavía el paisaje rural y las playas de las Islas, la tierra y el mar, el hombre y la mujer, la arquitectura tradicional y los oficios artesanos eran los auténticos protagonistas.

Comparte la sección de Arte y Paisaje el pintor e ilustrador Juan Davó, que con sus imágenes en libros y estampas nos acompañó a muchos de nosotros en nuestra infancia, dejándonos una huella indeleble de color, belleza y nostalgia.

En la sección Letras y Naturaleza, el protagonista es en esta ocasión el escritor Pedro Lezcano, hombre apasionado y de múltiples facetas. Teresa Cancio León, biógrafa del autor, hace un recorrido por su trayectoria vital que finaliza con una selección de poemas y otros textos del comprometido escritor.

En Memoria dedica un merecido homenaje, en su primer centenario, a Eric Sventenius, el botánico sueco y canario de adopción, enamorado de la naturaleza y el patrimonio vegetal de nuestras islas, que nos dejó como legado más visible el Jardín Botánico Canario Viera y Clavijo.

Helechos canarios. Un rico patrimonio con una vieja historia es el sugestivo título con el que Arnoldo Santos Guerra y Alfredo Reyes-Betancort, biólogos de la Unidad de Botánica del Jardín de Aclimatación de La Orotava, nos dan a conocer estos antiguos vegetales bien representados en el archipiélago, testimonio vivo del remoto origen y evolución de las plantas terrestres. Ilustrado magníficamente con bellas láminas de nuestro amigo y habitual colaborador Lucas de Saá.

Árboles, sección fundamental de la publicación y que además protagoniza siempre la cubierta, trata en esta ocasión sobre los míticos dragos, que han crecido con las cenizas de nuestros antepasados y que tantas hermosas historias nos cuentan si nos acercamos a ellos para escucharlas. Cinco artículos que nos llevan a conocerlos un poco mejor a través de la botánica, la distribución, la historia, la iconografía y su utilidad para el hombre, escritos por algunos de los mejores especialistas en el tema y colaboradores de Rincones del Atlántico como Lázaro Sánchez Pinto, director del Museo de Ciencias Naturales; Águedo Marrero, del Jardín Canario; Arnoldo Santos, y el geógrafo Rafael Almeida, sin olvidar a Leoncio Rodríguez con su capítulo Los dragos milenarios de su imprescindible obra Los árboles históricos y tradicionales.

Sobre la enorme falta de sensibilidad que existe hacia el arbolado en la mayoría de los pueblos y ciudades de las islas escribe Rubén Naranjo en Árboles, extraños en la ciudad. El autor es un infatigable continuador del trabajo de Francisco González Díaz y de tantos otros amantes de los árboles en la defensa de estos seres tan generosos e imprescindibles para la vida en nuestro planeta.

Al islote de Lobos nos llevan de excursión Stephan Scholz y César-Javier Palacios. En un paseo a través de diecisiete páginas bellamente ilustradas nos mostrarán la historia, el paisaje, la flora y la fauna de este singular enclave situado entre Fuerteventura y Lanzarote.

Del Atlántico nos lleva al vecino continente. Recorre el suroeste de Marruecos, sus playas, valles, montañas y gargantas para conocer su flora, tan afín a la nuestra, con muchas especies compartidas y otras emparentadas.

Luego viajara más al sur, a la isla de Brava, una de las más pequeñas y la más meridional de Cabo Verde, que recuerda a las Canarias de los años sesenta del siglo pasado.

Otro de los temas esenciales de Rincones es el de la arquitectura tradicional y el patrimonio cultural en general. El Mosaico está dedicado en esta ocasión a la chimenea, con una amplia selección de éstas, especialmente de las islas donde su presencia es más significativa: La Palma, Tenerife y Lanzarote.

También sobre la Palma hay un hermoso artículo de Agustín Rodríguez Fariña que trata del modo de vida y las costumbres en los caseríos de Tigalate Hondo y La Costa antes de su abandono a finales de la década de 1950, una muestra de cómo transcurría la vida y la forma de subsistencia de tantos enclaves rurales situados principalmente en la medianías de las islas y donde la escasez y la autosuficiencia eran característica común en todos ellos.

De El Hierro, Carlos Teixidor cuenta la historia del Pozo de la Salud, ilustrado con magníficas fotografías de diferentes épocas en las que podemos ir viendo la evolución de este lugar tan emblemático.

Más tarde se pasea por las antiguas montañas y profundos barrancos del Parque Rural de Teno, para conocerlo un poco mejor a través de sus numerosas eras, que hablan de su importante pasado cerealista.

Como homenaje a nuestro amigo Lon, “perro fiel”, que nos dejó en agosto del año pasado, hemos querido dedicar algunos artículos a los derechos de los animales no humanos: sobre cómo debemos tratar a nuestros animales de compañía, sobre bienestar animal, sobre bioética y ética ecológica, etc. Para ahondar y trabajar por el respeto, la compasión y el amor hacia los otros seres que nos acompañan en el planeta.

Como es habitual, en la parte final de este número dedica una serie de artículos a la agricultura ?especialmente a la ecológica? y al campo canario. Unos en la sección Opinión. Propuestas para otro futuro, en los que colaboran autores como Antonio González Viéitez, Ramón Díaz Hernández o Faustino García Márquez; y otros de índole más técnica, dedicados al mercado local, la agroecología, los agroquímicos? escritos por algunos ingenieros agrónomos, habituales colaboradores de la publicación. También dedica algunos a la parte práctica y mostrar algunas experiencias de agricultura ecológica que se desarrollan en las Islas. En este caso son los propios agricultores y ganaderos quienes escriben y cuentan en primera persona su trabajo y su compromiso con una agricultura y una ganadería que implican una verdadera filosofía de vida, coherente y ética, de respeto a la tierra, al paisaje, a la naturaleza y a nosotros mismos.

En Rincones creen que el apoyo al sector primario, desde una perspectiva agroecológica y sostenible, debe convertirse en algo prioritario y estratégico. Además de por obvias razones sociales, económicas, paisajísticas, culturales? es urgente la necesidad de reducir la enorme dependencia comercial y energética que tenemos del exterior e incrementar en todo lo posible nuestra, ya bajo mínimos, soberanía alimentaria. Opinan que hay que trabajar por la conservación del paisaje y del territorio, preservando el que nos queda libre de la plaga del cemento y el asfalto así como de la erosión; luchar por la correcta gestión y uso de un bien fundamental y tan escaso en las Islas como es el agua; por el desarrollo de una industria local de transformación de productos agrícolas; por una alimentación sana y natural para la población, impulsando el consumo local de productos ecológicos y apoyando para que éstos lleguen a sectores de la población más sensibles a los problemas de salud, como en guarderías, centros escolares, hospitales y geriátricos, etc., contribuyendo de esta manera a mejorar la salud de los ciudadanos y el medio ambiente; a reducir la huella ecológica y propiciar el relevo generacional con la creación de puestos de trabajo dignos para jóvenes agricultores y ganaderos.

En definitiva, objetivos y esfuerzos dirigidos a observar y trabajar con lo que tenemos al lado; fomentar, desarrollar y valorar lo local, lo cercano; el trabajo bien hecho, día a día, en nuestro entorno; la enorme importancia que tiene para todos conservar la belleza de nuestro paisaje para así poder disfrutarlo y dar los pasos necesarios para cambiar nuestra manera de pensar, de vivir, de producir y de consumir.