“Paulino Rivero y Zapatero, cómplices” reza la cuña anónima aprobada por José Manuel Soria, en lo que es un ejemplo de “publicidad negativa”, en la que se pretende perjudicar a un tercero a través de un anuncio ofensivo o que pretende ridiculizar o humillar moralmente al contendiente electoral, y a resaltar hechos negativos sobre su persona o su historial político.
La del Partido Popular no es el único ejemplo en esta campaña, aunque sí el más directo, al personalizar -con un tono publicitario inspirador de tensión a través del tratamiento musical y la locución) a dos líderes políticos rivales, y al poseer carácter anónimo, al no estar firmada.
La publicidad radiofónica de Nueva Canarias afirma que “cada voto a CC es una traición a nuestra isla” mientras que, en una “variante inversa”, las cuñas del PIL piden el voto “con todo corazón” después de relacionar las epítetos con los que se les ha califica por sus rivales: “ladrones, mafia, sin catadura moral, delincuentes, golfos?”.
Coalición Canaria de Gran Canaria lanzó en enero un vídeo de precampaña bajo el lema “Gran Canaria depende de ti”, en el que se muestra a dos osos, que representan al PSOE y al PP, peleando por los votos, y “obsesionados por el tamaño”, en lo que sería otro ejemplo publicidad negativa, este de tono más “blanco”.
El anuncio de Jerónimo Saavedra para el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria alude, sin personificar su crítica ni en candidatos ni en partidos, que “hay una ciudad en negativo, de la especulación, del derroche, del retroceso”, lo que sería la gama más ligera de publicidad negativa.
También existen acciones anónimas, normalmente financiadas por los propios partidos rivales, como la que ha sufrido el propio José Manuel Soria con la web “Los Sorianos”, que se presenta como “una serie en versión canaria en la que ofreceremos la cara B de nuestros genoveses”. Esta web ofrece, con un lenguaje virulento, un conjunto de caricaturas y afirmaciones despectivas y descalificatorias sobre los líderes canarios del PP a las que todavía nadie ha asignado o reclamado autoría.
Por lo tanto, la identificación de la formación que realiza la publicidad negativa ?algo exigido por la Ley Electoral- y la personalización del nombre del adversario al que se pretende denostar serían dos aspectos clave en un tipo de publicidad que en España no cuenta con la misma tradición y aceptación que en otros países, como el Reino Unido o Estados Unidos, y en la que el vídeo del doberman del PSOE en 1996 marcó un antes y un después.
Enrique Fárez, periodista, consultor político y empresario, en www.enriquefarez.com