Ángel Víctor Torres Pérez (Arucas, Gran Canaria, 1966) ha aceptado el encargo de Pedro Sánchez de ser ministro de Política Territorial y Memoria Democrática venciendo una de sus más profundas reticencias: la de alejarse de su familia, con la que vive en una finca del pago rural de El Zumacal, en la localidad grancanaria de Valleseco. Él, su mujer y su hijo ya tuvieron que trasladarse a Las Palmas de Gran Canaria cuando los servicios de seguridad de la Presidencia del Gobierno de Canarias recomendaron que usara la residencia oficial de Ciudad Jardín, una lujosa mansión que abandonó en junio pasado tras ser desalojado por Fernando Clavijo (Coalición Canaria) del cargo de presidente pese a haber ganado las elecciones del 28 de mayo.
Desde ese momento, Sánchez lo quiso en Madrid. Le ofreció ir en la lista del PSOE al Congreso de los Diputados por Las Palmas el 23-J, pero Torres declinó la invitación para quedarse de portavoz de la oposición en el Parlamento canario. Parece que ha sido su desempeño en la consecución del voto de Coalición Canaria a la investidura y el respaldo a toda la legislatura –con la excepción de la Ley de Amnistía- lo que animó de nuevo al presidente del Gobierno a incorporarlo a su equipo de allegados, al núcleo duro de un Gobierno de marcado peso político.
Parece una buena elección dadas las dificultades que a priori presenta esta legislatura. Porque si de algo puede presumir Ángel Víctor Torres tras su paso de cuatro años por la presidencia del Gobierno de Canarias (2019-2023) es de ser un buen gestor de adversidades, de situaciones de crisis extremas de las que todo el mundo (excepto sus adversarios) dicen de él que salió bien parado.
A Torres le tocó gestionar en esa legislatura un terrible incendio forestal en la isla de Gran Canaria que amenazó con arrasar el corazón natural de la isla, y luego la quiebra de uno de los touroperadores más determinantes para Canarias, Thomas Cook. Pero nada que ver con las dos conmociones que supusieron, casi sin solución de continuidad, la pandemia por COVID-19 y la erupción del volcán de La Palma.
Canarias fue la primera autonomía en la que se registró un caso del virus SARS-CoV-2, concretamente en La Gomera. Y fue Canarias también la que decretó el primer confinamiento de España. De la mano del Gobierno de Torres y previa autorización judicial, se confinó un hotel entero en el municipio turístico de Adeje (sur de Tenerife) al detectarse el positivo de un turista procedente de Italia. Fue en febrero de 2020, un mes antes de que se decretara el estado de alarma en todo el país.
Tanto en esta crisis sanitaria como en el incendio de Gran Canaria como luego en la emergencia por el volcán de La Palma, Torres se convirtió en un portavoz oficial y cotidiano ante la ciudadanía con sus comparencias cotidianas ante la ciudadanía. Se le valoró no solo estar al pie del cañón en cada una de esas adversidades, sino sobre todo, hablar con toda la crudeza y sin paños calientes de la gravedad de cada una de ellas.
Pero el de presidente de Canarias no fue el primer cargo público de Ángel Víctor Torres. Su carrera política se inició en 1999 como concejal en el Ayuntamiento de su ciudad, Arucas (37.600 habitantes), de la que fue alcalde en dos ocasiones (2003 y 2011) pese a haber ganado las elecciones en tres. Fue diputado nacional de carambola, entre 2009 y 2011, al dimitir Juan Fernando López Aguilar, ministro de Justicia con Zapatero, para concurrir a las elecciones europeas. López Aguilar comparte con él y con Jerónimo Saavedra el estigma de haber ganado elecciones autonómicas y no poder gobernar como consecuencia de pactos entre Coalición Canaria y el Partido Popular. Los tres coinciden además en haber sido designados ministros.
Además de su carrera política en el Ayuntamiento de Arucas, Torres también ha ejercido en el Cabildo de Gran Canaria, donde ocupó gobierno en alianza con Nueva Canarias durante el mandato 2015-2019 como vicepresidente y responsable de Deportes, entre otras áreas. De ahí dio el salto a la presidencia regional, previo paso en 2017 por un congreso regional de su partido en el que salió elegido secretario general.
El nuevo ministro de Política Territorial es licenciado y doctor en Filología Hispánica por la Universidad de La Laguna, además de autor de dos libros. Tiene plaza de profesor de instituto esperándolo si alguna vez deja la política.
Ángel Víctor Torres es el segundo aruquense en sentarse en el Consejo de Ministros. El primero fue Luis Carlos Croissier, que lo hizo en el segundo gobierno de Felipe González en la cartera de Industria. Es el decimonoveno canario en la historia de España que alcanza un puesto así.