SANTA CRUZ DE TENERIFE, 4 (EUROPA PRESS)
El 4 de mayo de 1981, hace este martes 30 años, 7 mujeres entraron a formar parte de la Policía Local de La Laguna (Tenerife), lo cual era una situación sin precedentes tanto en el cuerpo municipal de la ciudad como en cualquier otro de la provincia de Santa Cruz de Tenerife, con el único precedente en Canarias del hecho similar acontecido apenas dos años antes en la localidad grancanaria de San Bartolomé de Tirajana.
Coincidiendo con esta efeméride, la ciudad de San Cristóbal de La Laguna, a través de su Ayuntamiento, ha querido reconocer la labor de estas 7 pioneras, que hubieron de vencer muchas resistencias en aquella época y que aportaron su granito de arena para seguir abriendo el camino de la normalización de la incorporación de la mujer al mundo laboral, especialmente en profesiones como la policial, cuyo desempeño hasta entonces era visto como exclusivo para hombres, según informó en un comunicado.
Así, Candelaria Gil, Nieves León, Pilar Pérez, Remedios Febles, Cleofé López, Alicia Hernández y Rosa Delia Santana fueron agasajadas esta mañana en un acto celebrado en el Salón de Plenos, presidido por el alcalde de la ciudad, Fernando Clavijo, quien les trasladó la felicitación con motivo del trigésimo aniversario de su acceso al cuerpo, considerando el hito que supuso tal hecho en el proceso de conquista y consolidación de la igualdad de derechos entre hombres y mujeres en el municipio.
El alcalde manifestó sentirse “muy honrado de poder estrechar la mano a estas siete pioneras que lucharon para prestar un servicio a una sociedad lagunera que, en ese momento, las contempló con asombro y escepticismo y hoy en día, afortunadamente, con el respeto y la admiración que merecen”. Las homenajeadas también recibieron la consideración de la Dirección General de Seguridad y Emergencias del Gobierno de Canarias y de numerosos cuerpos policiales de dentro y fuera de la isla.
En la actualidad la Policía Local de La Laguna cuenta con 31 mujeres como agentes, cuatro de las cuales pertenecen a esta primera promoción del año 81, y representando en conjunto casi el 15% de los efectivos totales del cuerpo municipal.
PRECEDENTES
En el antedicho acuerdo municipal se indica que los precedentes de acceso de la mujer a la Policía en España datan de 1970 y 1971, cuando Córdoba y Madrid, respectivamente, incorporaron mujeres a sus policías municipales, aunque con restricciones jurídicas como la exigencia de estar solteras para poder presentarse a las pruebas o, incluso, el permanecer en este estado civil so pena de ser expulsadas del cuerpo si se casaban.
Hasta 1980 no se lograron dar los primeros pasos de igualdad de derechos entre hombres y mujeres policías. Una sentencia judicial provocó que una mujer policía municipal de Madrid fuera readmitida al declarar los tribunales la nulidad del requisito de la permanencia en la soltería.
En Canarias, la primera promoción de mujeres policías locales fue en el municipio de San Bartolomé de Tirajana, en el que accedieron nueve mujeres a su policía local en 1979. Después se incorporaron las citadas en La Laguna, en 1981; en Santa Cruz de Tenerife, en 1983; y en Las Palmas de Gran Canaria, en 1987.
Las siete primeras mujeres en La Laguna accedieron contando ya con plena igualdad jurídica frente a sus compañeros, aunque en la práctica esta igualdad no era aún plena pues las costumbres dominantes de la época habían asignado a la mujer un rol eminentemente doméstico del que les era difícil sustraerse. Esa igualdad real habrían de ganársela demostrando con su trabajo diario en un sector tan eminentemente masculino como era la policía.
En el momento del acceso de aquellas siete mujeres a la Policía Municipal, ésta se regía por el Reglamento de Funcionarios de Administración Local de 1952. Su uniforme reglamentario consistía en falda-pantalón, bombín, bolso, medias y zapatos y, además de provocar la mirada curiosa de los ciudadanos, no era operativo para las funciones que tenían encomendadas en la vía pública ni para hacer frente a las inclemencias del tiempo lagunero.
Su integración en el cuerpo policial suscitó recelos sobre su capacidad para hacer frente a los servicios policiales, lo que propició tanto un excesivo proteccionismo por parte de mandos y compañeros de trabajo como una desconfianza hacia su propia labor. Estas reticencias de aceptación fueron contrarrestadas por ellas con mucha constancia, tesón y profesionalidad para acometer los servicios, además de una sensibilidad especial, o cuanto menos distinta, en el abordaje de los problemas del servicio y en el trato a los ciudadanos.
La incorporación de la mujer al cuerpo policial municipal provocó asimismo su adaptación a situaciones derivadas de tal hecho. En ese sentido, los primeros embarazos supusieron toda una carga para la mujer policía cuando, en buena lógica, debería de haber sido todo lo contrario. A la falta de uniformidad adaptada para ese estado, se sumó la incomprensión de algunos.
Con el transcurrir de los años, la policía municipal de La Laguna hubo de incorporar nuevas prácticas policiales que simbolizasen la adopción de los valores y principios consagrados por el nuevo Estado social y democrático proclamado tras la aprobación de la Constitución. Así, el respeto a los derechos de los ciudadanos se convertía en una premisa esencial del servicio público policial y en su implantación, las mujeres de la policía municipal lagunera, desarrollaron un papel fundamental por su preparación intelectual y uso del diálogo en la resolución de los conflictos.