Segunda vuelta 26M: Nueva Canarias se la juega en casa

Hace quince años Nueva Canarias ni existía. Su presidente, Román Rodríguez, era diputado en el Congreso por Las Palmas, con las siglas de la casa común de CC. La fractura del nacionalismo ya era inevitable, desde que en 2003 se le cerrara el paso dentro de su propio partido a repetir como candidato a presidente del Gobierno. Y aún así, CC obtuvo aquel 14 de marzo de 2004 del triunfo de Zapatero casi 90.000 votos y un escaño en la provincia oriental. Bajando pero aguantando.

Han pasado tres lustros y lo que luego fue Nueva Canarias no termina de encontrar su espacio propio en la política estatal. Este 28 de abril se ha quedado sin el acta que desde 2011 recogía Pedro Quevedo, y prácticamente ha vuelto a la casilla de salida desde la ruptura con CC. Como escisión por la izquierda de Coalición, Nueva Canarias arrastra desde entonces el lastre de no haber dado el salto de su ámbito restringido insular, en Gran Canaria, y municipal, en el Sureste de la isla.

Un rápido repaso a sus citas electorales nacionales viene a trazar ese camino por el que todavía se debate. En 2008, ya roto el grupo nacionalista canario en las Cortes, Nueva Canarias y Coalición obtuvieron resultados parecidos a los de ahora mismo en Las Palmas (38.000 y 31.000 votos), y sin escaño que llevarse a Madrid. La resta les llevó a sumar en 2011, cuando juntos alcanzaron 53.000 votos y un diputado.

Desde entonces, NC no se ha mirado en el espejo de unas generales, parapetada en las listas del PSOE (2015 y 2016) con Pedro Quevedo de número dos, para escarnio de la militancia socialista, más dolida por ello que por el sorpasso real de Podemos.

Los resultados de Nueva Canarias no son, por tanto, excesivamente llamativos más allá del hecho de que “el diputado del 75%” no va a estar en Madrid. Si se miran las cifras, vienen a ser las mismas de casi siempre, con municipios en los que gobierna de largo votando preferentemente a partidos nacionales (esta vez al PSOE). Suele pasar. Pero si esos mismos resultados se ponen frente al espejo de su alter ego, Coalición Canaria en Las Palmas, ahora unida a escindidos del PP en Gran Canaria, el palo de no sacar diputado marca, aunque fuera más que previsible.

Coalición Canaria ha cogido resuello en Las Palmas. Ha doblado sus votos de 2015, superando la barrera de los 30.000 que tenía en 2008, y lo ha hecho rascando a NC papeleta a papeleta en un territorio hasta ahora vedado, Gran Canaria, y que ahora CC explora con sus nuevos socios de la derecha españolista, los Bravo de Laguna.

Vista frente a ese espejo, con CC explotando el mensaje frentista “contra Madrid” y NC supeditada a contar los “logros canarios” del Gobierno de España, el partido de Nueva Canarias era muy complicado de jugar. Y más si la decisión de no presentar candidaturas en Santa Cruz de Tenerife ayuda un poquito más a CC a su éxito de no una, sino dos diputadas por la provincia occidental. Toma caldo.

De ahí que a Nueva Canarias le quede la segunda vuelta. Un partido que jugará el 26 de mayo en las elecciones locales. Ya sea en sus municipios, en la capital o el Cabildo, y de cara al Parlamento de Canarias, ese partido de vuelta que le toca jugar de local va a definir muy mucho el rumbo próximo de los nacionalistas de izquierda.  Esa disyuntiva en la que se encuentra desde hace tiempo: cómo, con quién y hacia dónde crecer más allá de su ámbito geográfico más cercano.

Y aunque en fútbol y política todo es posible, ahí juega en casa.