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Sistema electoral canario y democracia real

El asunto más importante de las elecciones del pasado 22 de Mayo de 2.011, tanto en la mayoría de los territorios del Estado Español como también en Canarias, ha sido el fenómeno de la movilización social aglutinado en las plataformas del movimiento cívico 15-M, exigiendo “democracia real, ya”. Este ha expresado el hartazgo y cansancio ciudadano y la profunda desafección política.

La petición de un cambio radical del sistema electoral en todas sus dimensiones es también un denominador común de las personas acampadas en las plazas y espacios públicos, abriendo el inaplazable debate entre democracia representativa y democracia real en toda su crudeza y realidad.

Mientras tanto, los defensores de esa democracia formal, descafeinada y ramplona, tendrían que escuchar y asumir la lección de la ciudadanía el 22-M que a pesar de todo, fue con entereza democrática a depositar su voto en la sana convicción y creencia de la primera regla de la convivencia en igualdad y libertad.

Los sistemas electorales condicionan en unos casos, y determinan en otros, el resultado expresado en las urnas por los electores. El conjunto de reglas y procedimientos que entrañan, pueden producir unos efectos que pervierten la necesaria regulación, ya que están viciados de raíz y traducen en práctica fraudulenta la elección de los legítimos representantes a los que otorgamos nuestros votos.

El denominado Sistema Electoral Canario es un claro y singular exponente de lo que digo, al tiempo que un motivo razonado y sentido, para suscribir con entusiasmo los muchos otros motivos y razones atesorados por los indignados en la justa petición de una auténtica “democracia real, ya” y que en feliz expresión de Castell, que suscribo plenamente, debería orientarse “desde la democracia de los partidos a la democracia de los ciudadanos”.

El 22-M en Canarias ofreció en sus resultados al Parlamento de Canarias algunos datos que son muy clarificadores. En el cuadro que insertamos podemos cotejar que la coalición de CC-PNC y CCN logró con 48.655 votos, en las Islas Periféricas, nada menos que 13 diputados.

Cada uno de estos diputados supone una media de 3.743 votos en el conjunto de las Islas no capitalinas, siendo el exponente máximo de desigualdad el diputado de la Isla de El Hierro conseguido con solo 2.145 votos de la coalición AHI-CC.

El resto, 8 diputados de un total de 21, los consigue la alianza liderada por CC, gracias al apoyo de 177.102 votantes de las islas centrales, tal y como refleja nuestro cuadro:

Como podrá observarse, esta misma coalición ha requerido de 177.102 votos para conseguir en las dos islas capitalinas 8 diputados, lo que significa una media de 22.138 votos por diputado obtenido.

Si ello es así de evidente, ¿por qué razón o razones CC como fuerza mayoritaria de esta alianza, quiere mantener el actual Sistema Electoral Canario?

Es obvio que alguna ventaja tendrá para CC, el que tan desproporcionado e injusto sistema se perpetúe y no se modifique, y que permite que una minoría de electores primero, y de representantes elegidos por estos después, multiplique el poder de sus votos de manera tan desigual e injusta.

Veamos algunos datos para aproximarnos a la interesada lógica de esta indignante representación formal.

Con los votos obtenidos solo en Gran Canaria, NC tendría los 13 diputados logrados por CC en las 5 islas periféricas y le sobrarían 5.446 votos. El sistema actual, que algunos quieren perpetuar, le otorga solo 2 diputados a razón de 27.051 votos por acta o representación elegida. Dicho de otro modo, 11 diputados menos de los conseguidos por CC a razón de una media de 3.743 votos, como coste por diputado.

Esta nadería o evidencia numérica significa que cuando los dos diputados de NC elegidos como representantes de Gran Canaria voten cualquier asunto en el Parlamento de Canarias, votan 7,3 veces menos que los parlamentarios elegidos por las siglas de CC en las islas periféricas.

Sigamos profundizando, y observemos algún dato más.

En Tenerife, y justamente para superar las trucadas barreras electorales, Nueva Canarias facilitó a la candidatura de Socialistas por Tenerife una alianza electoral que logró 18.081 votos en la isla.

Con los votos obtenidos en Tenerife, NC-SxTFE tendría los 4 diputados logrados por CC-PNC-CCN en Lanzarote y le sobrarían 3.192 votos.

Con estos mismos votos obtenidos en Tenerife por NC-SxTFE, tendría los 4 diputados logrados por CC-PNC-CCN en La Palma y le sobrarían 348 votos.

El sistema actual, que algunos quieren perpetuar, no otorgó diputados a NC-SxTFE a pesar de los 18.081 votos, que no tendrán representación. Dicho de otro modo, esta nueva nadería, significa que cuando los 4 diputados representantes de CC en Lanzarote ó los 4 diputados representantes de CC en La Palma, voten cualquier asunto en el Parlamento de Canarias representando a muchos menos electores que los que votaron a la opción de NC-SxTFE en Tenerife, sus señorías elegidas por las siglas de CC en estas Islas harán posible que sus votos valgan oro, dado que los votos de más de 18.000 tinerfeños han ido a la basura.

Un ejemplo más lo tenemos en los resultados obtenidos por Alternativa Canaria Sí Se Puede (ACSSP), que consiguió en el conjunto de Canarias el 2,14% de la representación electoral, que traducido en papeletas fueron 19.372 votos. Pues bien, prácticamente con igual número de votos, CC-PNC-CCN obtiene 4 diputados en Lanzarote, 1 en la Gomera y 1 en El Hierro. La conclusión es obvia, el Sistema Electoral Canario premia con 6 diputados a CC, mientras que con la misma cantidad de votos ACSSP queda fuera del Parlamento de Canarias.

Circunscribiéndonos a la Isla de Tenerife observemos el siguiente cuadro:

ACSSP obtuvo 15.460 votos en la isla y ningún representante. En Lanzarote, CC-PNC-CCN con 14.889 votos, logró 4 diputados. Una simple resta nos muestra que todavía le sobraron 571 votos a ACSSP.

Fuerzas políticas mayoritarias

Llegados aquí, algunos han podido pensar, que esta mirada a los resultados del 22 de Mayo es interesada, sesgada y parcial por mi parte, al centrar el asunto en Coalición Canaria y sus socios electorales.

Sin embargo, me atengo a la evidencia empírica de los datos, y por tanto, esta lectura no se detiene en CC, sino que incorpora en el análisis al PP y al PSOE, dado que son igualmente corresponsables en distinto grado de la pervivencia del actual Sistema Electoral Canario, como veremos en este trabajo algo más adelante.

Observemos ahora los resultados globales al Parlamento de Canarias de las cuatro opciones políticas que han logrado representación parlamentaria:

La primera fuerza política del Archipiélago el pasado 22 de mayo fue el PP, que logró 63.050 votos más que CC, segunda fuerza política, pero igual número de parlamentarios (21).

El PP consiguió en las Islas casi 100.000 votos más que el PSOE, aunque la diferencia de diputados es únicamente de 6.

CC y sus socios del PNC y CCN sacaron al PSOE algo más de 35.000 votos, esto es una tercera parte de la diferencia lograda por el PP. Sin embargo, la diferencia en número de parlamentarios entre CC y PSOE vuelve a ser de 6.

Finalmente y en este mismo eje de análisis, encontramos que los votos conseguidos por NC y sus socios en seis de las islas, superando los 82.000 votos, le otorgan únicamente 3 diputados. Cierto es que el PP supera a NC en más de 200.000 votos y CC logra más de 143.000 votos más que NC, aunque la diferencia en diputados es exactamente la misma, esto es 18 diputados más.

La comparación de NC con el PSOE nos muestra otro argumento en la misma dirección. El saldo en votos entre PSOE y NC es superior a los 100.000 votos y la diferencia en diputados es de 12.

¿Dónde está pues la proporcionalidad y justicia de nuestro sistema electoral de representación formal a partidos y coaliciones electorales?

Tal vez podamos encontrar una primera respuesta en la tercera columna del cuadro de datos ofrecidos, cuando observamos la ratio coste medio en votos de un diputado.

El coste medio de un diputado para CC-PNC-CCN es de 10.750 votos. Para el PSOE este coste se eleva hasta los 12.687 votos. Al PP conseguir un parlamentario le supuso hasta 13.753 votos, mientras que a NC cada diputado le ha costado 27.439 votos.

Quiere ello decir que cualquiera de los 3 diputados de NC vale la mitad que uno del PP, solo un 46% si se le compara con el diputado del PSOE y un 39% si la comparación se establece con un diputado de CC. Traducido en la práctica parlamentaria, los diputados respaldados por más votos de los ciudadanos pesan menos en el Parlamento de Canarias que los elegidos con menos votos.

Podemos aún profundizar más y poner sobre el tapete algunos datos complementarios relativos a la escasa determinación del PP y del PSOE a la hora de emplearse a fondo para modificar el Sistema Electoral Canario.

El cuadro siguiente muestra los votos y diputados conseguidos por el PP en las Islas Periféricas. La relación entre votos y diputados muestra que con solo 33.575 votos, logra 8 diputados a razón de una media de 4.197 votos por diputado.

El cuadro nos muestra asimismo algo muy importante, ya que se invierte el escenario. Mientras CC consiguió 13 diputados en las islas periféricas y 8 entre Tenerife y Gran Canaria, el PP logra 8 diputados en las periféricas y 13 en las Islas centrales con los votos que muestra el cuadro:

Si observamos ahora, votos y diputados en las dos islas capitalinas, nos encontramos en primer lugar el alto coste (más de 19.000 votos) para que el PP logre un diputado, y en segundo término, más equilibrio y proporción entre coste en votos y parlamentarios logrados en Gran Canaria y Tenerife.

Pongamos ahora nuestra mirada en el PSOE y hagamos el mismo ejercicio comparativo de votos y resultados en diputados en islas periféricas y capitalinas. El PSOE canario ha conseguido 8 diputados en las islas no capitalinas y 7 en las dos islas centrales del Archipiélago.

Como observamos, el PSOE ha conseguido 8 de sus 15 diputados en las islas periféricas con algo menos de 32.000 votos y con una media de 3.997 votos por diputado, que como podemos comprobar es la media que ocupa el segundo lugar, tras la de CC, de las tres principales opciones políticas analizadas.

Los otros 7 parlamentarios logrados son fruto de muchos miles de votos de ciudadanos de Gran Canaria y Tenerife que multiplican por 4 los requeridos para obtener un acta parlamentaria en esas cirscuncripciones capitalinas.

Si observamos ahora, votos y diputados en las dos Islas centrales, llegamos a la mismas conclusiones que nos encontramos al analizar los datos del PP. La primera, el alto coste (más de 19.000 votos) para que el PSOE logre un diputado en estas cirscuncripciones insulares; y la segunda, la mayor proporcionalidad y equilibrio en el coste de votos y parlamentarios en las islas de Gran Canaria y Tenerife.

De este pormenorizado análisis de votos y representantes parlamentarios elegidos, entre los tres principales partidos políticos de las islas, y atendiendo al territorio o cirscuncripciones periféricas o capitalinas, podemos extraer algunas conclusiones relevantes, en orden a la inaplazable reforma del Sistema Electoral Canario.

CC y sus socios (PNC+CCN), obtienen prácticamente dos de cada tres diputados en las Islas Periféricas. Dicho de otro modo: con 48.655 votos obtienen 13 parlamentarios, por lo que el coste medio de un diputado se queda en 3.743 votos. Ello pone en evidencia y explica en parte, las mayores resistencias de CC a modificar el Sistema Electoral en las Islas.

En efecto, los últimos comicios reafirman a CC en su idea de primar el territorio sobre la población a la hora de conseguir diputados, dado que con el sistema actual mejora en 2 diputados su resultado electoral del 2007 y lo consigue subiendo 2 diputados más en las islas periféricas.

El PP ha logrado 8 diputados en 2011 en las Islas Periféricas con un número relativamente bajo de votos, 33.500 y con un coste medio de 4.200 votos por diputado. En el año 2007, el PP obtuvo en estas Islas 5 diputados con menos votos, 25.232, y con un coste medio más alto de 5.046 votos por diputado en ellas.

Por el contrario, lograr 13 diputados en las islas centrales en 2011, le ha supuesto nada menos que 255.232 votos, mientras que en 2007 para conseguir 10 diputados entre Gran Canaria y Tenerife, los votos necesarios fueron 199.651. En ambas elecciones -2011 y 2007- la correspondencia o coste entre votos y parlamentarios es la misma, próxima a los 20.000 votos.

Dicho en plata, el PP subió en total 6 diputados en Canarias y para conseguir 3 de ellos necesitó solamente 8.268 votos en las islas periféricas, que le dieron 1 diputado más en La Palma, 1 en La Gomera y 1 en El Hierro. Obtener los otros 3 diputados en las islas centrales, le ha supuesto nada menos que 55.581 votos más, lo que significa una diferencia abismal entre la proporción de votos logrados, al primar el criterio territorial frente al de la población.

La conclusión nos lleva a la estrategia interesada, práctica y exitosa del PP, en estas pasadas elecciones, apostando decisivamente por conseguir más diputados en las islas periféricas. Así, confirmaba su decidida actuación parlamentaria (2003-2007) de no contribuir activamente a una profunda modificación del Sistema Electoral Canario en su conjunto, o en aspectos determinados de este, como la simple bajada de los topes o barreras electorales.

Tras los resultados del 22 de mayo, es posible que el PP se plantee y considere una prioridad insoslayable la modificación del Sistema Electoral Canario. Creo que se le hace muy difícil explicar a los más de 255.000 ciudadanos de Gran Canaria y Tenerife que con sus votos los apoyan, un sistema trucado que profundiza en la desigualdad del voto ciudadano al primar desproporcionadamente al territorio de las islas periféricas frente a la población que vive en las islas capitalinas.

El PSOE también ha logrado 8 diputados en las islas periféricas con un número bajo de votos, algo menos de 32.000, y con un coste medio de 3.997 votos por diputado. En el año 2007, el PSOE obtuvo en estas Islas 14 diputados con más votos, 47.228, pero con un coste medio más bajo de 3.373 votos por diputado en ellas.

Por el contrario, lograr 7 diputados en las islas centrales en 2011, le ha supuesto 158.337 votos, con un coste medio por diputado de 22.620 votos. En 2007, para conseguir 12 diputados entre Gran Canaria y Tenerife, los votos necesarios fueron mucho más, nada menos que 275.605, pero con un coste medio por diputado muy similar, exactamente 22.967 votos.

La conclusión es bastante obvia. En ambas elecciones -2011 y 2007- la correspondencia o coste entre votos y parlamentarios en las dos islas centrales es la misma, superior a los 22.500 votos.

Dicho de otra manera, el PSOE bajó 11 diputados en Canarias, 6 de ellos los pierde en las islas periféricas, bajando solo 15.255 votos. En las islas centrales perdió nada menos que 117.268 votos, pero su pérdida real en diputados, solo 5, maquilla el varapalo sufrido. Ello, reitera una vez más, esta vez en negativo, el núcleo gordiano del Sistema Electoral Canario: la diferencia abismal entre la proporción de votos-diputado cuando prima el criterio territorial, frente al criterio poblacional.

Tal vez ahora y después de tan monumental fracaso y observando el contraste 2007-2011, el PSOE se plantee con determinación y no con tibieza una profunda reforma del Sistema Electoral Canario. El PSOE también ha sido beneficiario de este Sistema Electoral injusto y, al igual que al PP, se le hará muy difícil explicar a los ciudadanos de Gran Canaria y Tenerife que con sus votos los apoyan, un sistema trucado que profundiza en la desigualdad del voto ciudadano.

¿De qué hablamos cuando hablamos de Reforma?

Cuando hablamos de esta profunda, necesaria e inaplazable reforma, estamos hablando de todos los aspectos básicos del Sistema Electoral Canario: las circunscripciones electorales (insulares, única o regional o mixta), el número de diputados a elegir en cada una de ellas, la desaparición de la triple paridad, las disparatadas barreras o topes electorales, el peso ponderado del criterio territorial que en ningún caso puede pervertir el principio de igualdad básica de una persona un voto, aunque en un territorio insular como el nuestro pueda y deba considerarse.

En suma, hablamos del conjunto de principios, normas, reglas y procedimientos facilitadores de la democracia plural y representativa que han de inspirar la democracia formal, en virtud de la cual los electores expresan su voluntad política en votos que finalmente se traducen en escaños o poder público. Esta democracia, llena de flagrantes imperfecciones y de prácticas políticas vergonzantes, supone, en cualquier caso, un avance respecto a sistemas políticos del pasado, que algunos no queremos volver a vivir, ni tampoco dejar en herencia a las generaciones futuras que gritan con toda razón “democracia real, ya”.

Esta democracia formal es la que de momento coloca a los representantes elegidos en las instituciones políticas. Los parlamentos aprueban y modifican las leyes, y son los Gobiernos de las instituciones los que hacen cada día las políticas que condicionan la vida colectiva. Por ello considero fundamental la reforma de la democracia formal concretada en el Sistema Electoral Canario.

Ciertamente, la indignación que comparto, representada en el Movimiento Cívico del 15-M, exigiendo “democracia real, ya”, va mucho más allá de la democracia formal, ya que pretende una regeneración de nuestro sistema político y económico y por tanto un cambio radical del Sistema Electoral en todas sus dimensiones y orientado “desde la democracia de los partidos a la democracia de los ciudadanos”, para convertirla en auténticas libertades ciudadanas y democracia participativa.

Comencé este trabajo, mencionando este asunto transversal, el más importante acontecido en estas fechas. Me parece importante concluirlo, retomando el fenómeno social que catapultó el viejo hastío y cansancio ciudadano y la profunda desafección política, desde una lectura que completa la visión del mosaico de datos ofrecido, haciendo algunas reflexiones sobre los indignados activos.

Una parte de ellos, el 5,4% de los votantes canarios del 22-M, expresó su indignación con 25.191 votos nulos y 25.192 votos blancos, que los convirtieron en la quinta fuerza política a la que se votó en Canarias.

Este significativo número de votantes se incrementó, pasando de 18.629 en las elecciones autonómicas de 2007, a los más de 50.000 en estas de 2011. Este importantísimo aumento (31.754 votos), un 170% más, se reparte de forma desigual, dado que el mayor incremento se produce en los votos nulos, que se multiplicaron casi por cinco (pasaron de 5.392 a 25.191), mientras que los votos blancos se duplicaron (de 13.237 a 25.192).

La interpretación de esta diferencia, me sugiere un paso más en la escalada del cabreo ciudadano que, consciente de la importancia democrática de participar en las elecciones, expresa mayor hartazgo votando nulo y por tanto queriendo anular y mostrar su rebeldía y desagrado activo, que votando blanco, simbólicamente más neutral, ante tanto desconcierto y ausencias referenciales para votar una opción política concreta.

Podríamos realizar un ejercicio teórico de simulación, trasladando la totalidad del voto (50.383) de esta parte de los indignados activos a su posible representación electoral, encontrándonos que el 5,4% obtenido les impediría acceder al Parlamento de Canarias al no superar la barrera del 6% regional establecida en el inefable Sistema Electoral de Canarias y equivalente a 54.416 votos.

Si este primer escollo se hubiese salvado, y sobre la base de una barrera regional de acceso al Parlamento de un 3%, unos 27.208 votos, esta parte de los indignados activos hubiese tenido dos diputados o parlamentarios de alto coste, similar a los de NC, cinco parlamentarios de coste bajo en votos como los de CC y sus socios, y cuatro de valor en número de votos similares a los logrados por el PSOE y PP.

Otra parte de los indignados activos decidió en Canarias el 22-M votar por opciones políticas determinadas, que podríamos encuadrar en tres grupos diferenciados.

En el primero de ellos, situaríamos a partidos de una cierta entidad en el conjunto del estado español o de una cierta proyección, pero de escasas posibilidades de lograr representación con el sistema electoral vigente en Canarias. Estarían en este espacio, IUC y Los Verdes.

En el segundo de estos grupos, tendrían ubicación los partidos o coaliciones claramente minoritarias y testimoniales y las opciones de carácter local y las meramente electoralistas que afloran y desaparecen en el momento electoral. Hablaríamos aquí de Compromiso por Gran Canaria, Alternativa Nacionalista Canaria, Partido Comunista del Pueblo Canario, Movimiento por la Unidad del Pueblo Canario, Partido Humanista, Unidad del Pueblo y Democracia Nacional.

El tercer grupo estaría conformado por nuevos partidos u opciones electorales, que por sus características podrían encuadrarse en los dos grupos anteriores, pero que tienen en común su debut por primera vez en esta elecciones en toda Canarias. Hablamos de opciones como; Unión Progreso y Democracia, Sentido Común en Canarias, Partido Progresista Majorero, el Partido Antitaurino contra el Maltrato Animal, Movimiento Patriótico Canario, Partido por los Servicios y Empleados Públicos, Partido por un Mundo más Justo, Centro Democrático Liberal, centro Socialdemócrata Canario y Unificación Comunista de España

El análisis global de los datos al Parlamento de Canarias, aconseja no olvidar la importancia cuantitativa y cualitativa de estos votantes, que si en anteriores comicios lograban sumar unos 50.000 votos, lograron el 22-M, incrementar sus porcentajes de forma significativa, y muy especialmente en las Islas centrales y las dos capitales canarias, canalizando parte del descontento de los indignados activos que encontraron en estas opciones menos institucionalizadas, expresión y voz política, y detrajeron voto útil de las opciones más posibilistas de centro-izquierda en Canarias.

El conjunto de estos 3 grupos de opciones electorales, sumaron en 2011, unos 97.000 votos, lo que significó un aumento de casi 50.000 votos a estos partidos o coaliciones, sin agregar a esta cifra, los recibidos por la coalición nucleada por NC en cinco islas (Tenerife, Lanzarote, Fuerteventura, la Palma y La Gomera) y que sumaron más de 28.000 votos.

Podemos comprobar que estos votos más plurales permitieron, dado su relativo crecimiento, una noche del 22-M más alegre y festiva en estas opciones fundamentalmente de la izquierda social y de las opciones alternativas.

Paradójicamente, el peculiar Sistema Electoral Canario y las correcciones de la fórmula o Ley D'hondt, se encargaron de facilitar un triunfo más rotundo del PP y sus votantes que se indignan mucho menos y sin duda votan más.

*Miguel Guerra García de Celis es Sociólogo, Profesor de la UNED y miembro del OCEI (Observatorio Canario de Estudios e Investigación Social)*Miguel Guerra García de Celis