El colectivo Turcón Ecologistas en Acción ha presentado alegaciones a la segunda fase del mapa estratégico de ruido del Aeropuerto de Gran Canaria, que asegura que ha reducido la superficie que se establece como afectada por sus molestias usando tácticas para “disfrazar la realidad”.
“Se da la paradoja de que los mapas de ruido de esta segunda fase (elaborados tomando como referencia parámetros de la actividad del aeropuerto de 2011) declaran una superficie con inmisiones de ruido con afecciones a la personas sensiblemente menores al 2005”, y ello “pese a que el número de operaciones totales en 2005 fue de 110.748 y en 2011 de 111.271”, sostiene en un comunicado Turcón.
Un colectivo ecologista que argumenta su desacuerdo con el documento, recientemente puesto a exposición pública, por el hecho de que, “a la vista de los datos facilitados en la primera fase y en esta segunda, se muestra una atenuación de los niveles sonoros producidos por la actividad aeroportuaria en el sureste de la isla cuando parece evidente que no es así”.
Y asegura que lo que han hecho los responsables de Aeropuertos Españoles y Navegación Aérea (AENA), que ha elaborado el mapa, es que “han dejado fuera de las curvas de exposición de ruido a núcleos de población importantes y en los que no parece que los niveles sonoros hayan disminuido con respecto al año 2005, fecha de la que datan los niveles sonoros reconocidos en la primera fase”.
Para explicar su denuncia, la organización expone que, “numéricamente, se ha pasado de 1.400 viviendas y 3.800 personas afectadas en la fase I (2005), a 900 viviendas y 2.600 personas en la fase II (2011)”.
Y añade que “la disminución tan sensible del mapa de ruido la fundamenta AENA en el cambio en la ratio de vuelos para el día medio”, parámetro cuya validez cuestiona por entender que “la distribución de los vuelos en los distintos períodos de tiempo varía notablemente, sobre todo los nocturnos”, implicando que haya momentos en que se superen las previsiones del documento.
Por todo ello, “quienes viven en la zona manifiestan serias dudas de esta realidad que AENA intenta mostrar a la Comisión Europea, y que se intenta reflejar en la atenuación de las curvas de ruido de esta segunda fase”, sentencian desde Turcón.
Subrayando que “lo que pretende la Comisión Europea con estos mapas de ruido que solicita se le remitan desde los distintos estados miembros es conocer una realidad para buscar una solución”, y que esta no será proporcionada al problema que se desea afrontar si los datos que se manejan no son exactos, como opina que ocurre en este caso.
Un episodio en el que “AENA parece disfrazar una realidad para evitar una solución” y reducir así los costes que le pueda llegar a suponer el financiar medidas que compensen los perjuicios que las instalaciones aeroportuarias causan a los residentes en zonas cercanas, afirman.