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Manchan el mural conmemorativo del 50 aniversario de los sucesos fascistas de Sardina del Norte, en Gran Canaria

Un acto vandálico empañó la inauguración del mural de 10 metros que recuerda la represión fascista de Sardina del Norte (Gran Canaria) en su cincuenta aniversario. Una enorme mancha azul ha cubierto la pintura que rememora este hito del movimiento obrero canario que se saldó con dos heridos por impacto de bala, más de 50 detenidos y el despertar de un clima de tensión que intensificó la resistencia popular contra la dictadura franquista. El mural, ahora marcado de lado a lado, adorna la fachada de la Asociación de Vecinos de Sardina del Norte, en el municipio grancanario de Gáldar. Puede ser una simple gamberrada pero todo apunta a que se trata de un ataque de tintes fascistas.

Una franja de pintura azul atraviesa la pintura de extremo a extremo. Una mancha que, incluso, ayudó a realzar y dar contenido político y reivindicativo a un acto en el que participaron algunos de los protagonistas de los sucesos de 1968, vecinos, colectivos sociales y miembros del Cabildo de Gran Canaria y la corporación galdense, incluido su alcalde Teodoro Sosa. Una franja azul que parte fina desde las filas de los represores para convertirse en un manchurrón grosero que tapa las caras de los trabajadores y trabajadoras. Una mancha que, por su clara intencionalidad, parece ser mucho más que un simple acto vandálico.

El mural representa el momento álgido del episodio. Los trabajadores que se han reunido en asamblea para reclamar los salarios que les adeuda la empresa de asfaltado Satra. El asadero convocado por el clandestino Partido Comunista de España en solidaridad con los trabajadores, se ve truncado por la aparición de las fuerzas de orden público. La pintura, encargada a la Academia Municipal de Dibujo y Pintura ‘Josefina Medina’ de Gáldar, retrata el instante en el que la primera bala impacta el cuerpo de uno de los trabajadores. “En memoria de quienes lucharon por la democracia y la libertad”, reza la placa colocada por el Ayuntamiento galdense. Las alumnas de la academia, que realizaron el mural bajo la dirección de Raúl Mendoza, responsable de la institución docente, decidieron que la mancha permanezca en el mural como un símbolo y parte de la historia.

Cerrar heridas, no abrirlas

El alcalde de Gáldar, Teodoro Sosa, asegura que no se sabe si el atentado contra el mural “es una simple gamberrada o algo más” y señaló que la pintura se realizó como un homenaje a las mujeres y hombres que lucharon contra el franquismo, no como una afrenta a nadie. “La intención siempre fue la de cerrar heridas, no de abrirlas. La de rendir un homenaje a todos los que participaron de aquellos sucesos y poner de manifiesto que su valentía sirvió para traer la democracia y la libertad”, señala el mandatario norteño quien señaló que se ha sido “muy respetuoso a la hora de plasmar ese momento”. “La Guardia Civil de ese momento nada tiene que ver con el cuerpo democrático que es ahora y se ve que el único que dispara a la gente es el comandante Otero. Nunca quisimos hacer el mural con ánimo de revancha; es sólo un homenaje a los que estuvieron ahí”.

El acto sirvió para reivindicar la Memoria Histórica y hablar de los pozos y las fosas que aún quedan por abrir en Gran Canaria. Pero lo más importante fue “ver a gente con más de ochenta años que estuvieron en la Cala Martorell hace cincuenta años y a sus hijos. Gente que hacía mucho tiempo que no venía a Gáldar y que sufrió no solo el ataque en Sardina, sino toda la represión que vino detrás”, declaró Sosa, quien resaltó el papel de los galdenses, “tan vinculados a la aparcería”, en la lucha contra la dictadura.

Antes del acto oficial, familiares de los represaliados y miembros de colectivos de izquierda bajaron hasta la Cala Martorell para hacer un homenaje a los participantes de los sucesos. Los protagonistas del hecho que acudieron hasta Gáldar no pudieron bajar hasta la playa por su avanzada edad. Durante los actos ondearon banderas de la República española y del Partido Comunista.