Gracias al talento, esfuerzo y trabajo de los tres hermanos Roca, la ciudad de Girona vive un momento gastronómico de ensueño donde comer un menú de diario, disfrutar de un sandwich, saborear unos helados, conocer las raíces de la cocina catalana tradicional, adentrarse en el mundo del chocolate, y cómo no, deleitarse con la alta cocina vinculada al corazón mientras uno descansa en un hotel de ciudad o en un hotel con “espíritu” Roca, todo eso es posible en el viaje gastronómico más apasionante que ofrece la unión entre los Hermanos Roca y Girona a día de hoy.
En este artículo les llevaré de la mano por lo que puede ser la única experiencia gastronómica del mundo que te lleve con el sello de una única familia disfrutando de la mañana a la noche.
Llegamos a Girona un martes sobre las 14 horas y no existe mejor plan que ir a Can Roca, el restaurante original donde los Hermanos Roca consiguieron sus dos primeras Estrella Michelin y que a día de hoy se ha convertido en el brazo anexo al Bar Roca, auténtico punto cero donde nació todo con la propuesta de Doña Montse Fontané, la auténtica matriarca que comenzó con su casa de comidas en 1967 y que a día de hoy sigue ofreciendo una propuesta de menú donde come el personal del universo Roca, la gente de Girona y muchos turistas que antes de ir a lo que hoy es el Celler no perdonan, y hacen bien, conocer el origen de todo. El menú se cambia a diario excepto los famosos calamares a la romana de doña Montse, que no suele faltar en ninguna mesa haciéndose hueco entre el primer, segundo y postre que cuesta solamente 16€ más los 11€ de la ración de calamares a repartir entre los diferentes comensales. Todo un regalo, se los aseguro. Como ejemplo, el día que estuve yo tuvimos unas verduras guisadas, butifarra catalana con sus papas y verduras, crema catalana y postre, todo de sobresaliente, con un servicio único y una recepción que marca la diferencia.
De ahí nos fuimos a la primera parada alojativa, casi estrenando su última incorporación a la familia, el Hotel Esperit Roca. Hablar de este hipnótico, mágico y espectacular enclave no hace ninguna justicia a lo que uno siente cuando el coche abandona la autovía y se adentra por un paraje donde los árboles a un lado y otro de la carretera parece que te envuelven en la majestuosidad de la naturaleza. Este hotel está diseñado para descansar y desconectar de la realidad gracias a unas vistas en 360º que te muestran Girona y L’Empordá en todo su esplendor. Sus 15 habitaciones son un remanso de paz donde coger fuerzas físicas y también espirituales paseando por sus jardines o recorriendo a pie el kilómetro y medio que te lleva a la Iglesia de Sants Metges (Santos Médicos) dedicada a los mártires San Cosme y San Damián, de ahí el nombre de Sants Metges a toda la montaña donde también encontramos las ruinas de lo que fue un poblado ibérico posteriormente ocupado por los romanos y que constituyó el origen de Girona como ciudad.
El hotel en sí forma parte de un castillo amurallado al que uno se da cuenta cuando visita distintas partes del mismo, incluido lo que es la Destilería Esperit Roca, espacio ya asentado donde Pitu Roca y su equipo están dando rienda suelta a la elaboración de licores y destilados a un nivel que solo es capaz de llegar la sensibilidad de alguien como el mediano de los Roca.
La propuesta gastronómica del hotel es ideal como puerto base ya que aquí son conscientes de que el huésped que pernoctará tendrá en el Celler su plato principal y en el resto de propuestas como Espirit Roca o Normal otros imprescindibles de visitar, de ahí que la carta para cenar o almorzar sean platos sencillos, basados en el producto y la cocina tradicional sin que eso sea algo menor, todo lo contrario, se los aseguro. Por su parte el buffet de desayuno es otra muestra de que menos es más, una interesante selección de quesos y embutidos locales, buenos zumos, buen pan y una pequeña pero atractiva carta de platos calientes que salen recién hechos de cocina.
En este mismo espacio pero con accesos diferenciados se encuentra el Restaurante Espirit Roca, el último espacio gastronómico que ha creado la familia donde se encuentra en construcción pero abierta a poder ser visitada lo que ya es la bodega más imponente del planeta, con una bóveda que albergará más de 80.000 referencias de todo el planeta, todo un océano de vino al que Pitu se encarga cada día de buscar el hueco y espacio de cada región, tipología y carácter del vino. Ustedes podrán ver una imagen de lo que es la misma pero les aseguro que nada como sentirla, se me ponen los pelos de punta reflexionando que en mi próxima visita lo que hoy es espacio serán océanos de vinos de todas las partes del mundo.
Pero antes de llegar a la bodega el Restaurante Espirit Roca alberga un museo que contiene la historia de la Familia Roca, desde sus orígenes en el bar familiar hasta el mañana. Cuando uno se para a leer, ver, observar y apreciar lo que este apellido significa para la gastronomía mundial se siente abrumado por poder vivir este momento de la historia. Habrán cocineros con más renombre, habrá otros que hagan más ruido, pero no hay ninguna familia, ninguna, que se acerque ni de lejos a lo que aquí se respira.
Cuando uno cruza las puertas del Restaurante Espirit Roca lo primero que aparece a la vista es su majestuosa cocina y a continuación uno de los restaurantes más hermosos a la vez que cálidos que yo haya visto en España. Con una sala manejada con guante de seda y profesionalidad suprema por Carles Aymerich nos adentramos a jugar con la propuesta que han sugerido los hermanos en esta casa y por lo que nos cuentan, muy especialmente por Jordi Roca.
Aquí uno encuentra los platos icónicos del Celler de Can Roca, pudiendo elegir entre carta o menú, pero en esto último es donde aparece la gran sorpresa, 6/2 o 2/6. Y se preguntarán qué quiere decir esto, pues es muy fácil, el comensal puede optar por pedirse el menú de 6 pases salados y 2 postres o a la inversa, 2 salados y 6 postres. Rizando el rizo de la dificultad para cocina y sala, la mesa puede alternar y elegir diferentes propuestas siendo este el juego que decidimos, para mí el juego dulce de Jordi, para mi pareja el juego tradicional.
El viaje por el mundo a través de los snacks abre ambos menús y a partir de ahí la contesa de espárragos blancos y la trilogía del rodaballo son los dos platos por el que la mesa viajó junta. A partir de ahí toda la gamba para uno, cromatismo verde para el otro, mar y montaña en salado para jugar con fresas y natas en el dulce, y así consecutivamente en una cena donde la felicidad, sabor y talento viaja en cada plato. No voy a ponerme a desgranar cada plato de esta familia porque lo considero innecesario, simplemente decirles que si no conocen o han ido nunca a El Celler de Can Roca, aquí en poco más de 2 horas viajan por toda su historia.
Y al igual que pasa en el Celler, aquí también suben los hermanos a saludar a los comensales en cada noche de servicio. El respeto, humildad y devoción por sus clientes de la que hacen gala Joan, Pitu y Jordi es el mejor ejemplo para todas las personas que forman parte del universo Roca. Y aquí me quiero detener especialmente en una persona, el camarero en mayúsculas que contiene esa frase que Pitu siempre se encarga de ensalzar cuando habla de la sala, “los camareros transportamos felicidad”, y con todo el cariño y respeto a cada una de las personas que viven así su profesión, el carisma, calidez, emoción y cariño que sentí con Oury Diallo, joven guineano de apenas 32 años, que llegó a Tenerife en patera cuando era solo un niño con 16 años y que lleva más de una década con los Roca, formando parte incluso del equipo que ofreció la Cena de Gala en la ONU, simboliza todo lo que puede ser el espíritu Roca, no rendirse ante nada, creer en uno mismo, buscar superarse a sí mismo cada día más y estar volcado en hacer feliz al comensal. Que estas palabras que le brindo a él personalmente son válidas a todas y cada una de las personas que nos atendieron en cada restaurante, bikinería, heladería, golosinería, hotel, bar o tienda es un hecho, quiero destacar especialmente la labor de Manel de la Rubia, director del Hotel Esperit Roca, un anfitrión que no te recibe en su hotel, lo hace en su casa.
Para terminar de hablar del mundo Espirit Roca les invito a que entren en su web porque encontrarán mil fotos mejores que las que yo he hecho, la historia de cada rincón y unos videos 360º con lo que únicamente tendrán que coger el avión y llegar a Girona, (https://hotelesperitroca.com/ )
Esta es la primera parte de lo que la Familia Roca ha construido en Girona, la semana que viene les llevaré de la mano al menú 2024 del Celler de Can Roca, más en forma que nunca, la propuesta del Restaurante Normal, los sandwiches de la bikinería Roca y todo lo que ofrece el Hotel Casa Cacao, con el mejor desayuno que me he tomado en mucho tiempo dentro de un hotel.
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