Dimitir, ecos desde una mesa técnica en modo renuncia

“Renunciar, hacer dejación de algo como un empleo, comisión, etcétera”. Así define la RAE la palabra dimitir y en los medios de comunicación, esa palabra que en el día a día damos por sabido que no entra en el lenguaje de los políticos, de los directivos o de las personas responsables de algún cargo, sea en entidad pública o privada.

Y hoy me toca a mí decirlo bien alto y claro, DIMITO. Dimito de mis funciones como portavoz de la Federación de Empresarios de Hostelería y Turismo (FEHT) de Las Palmas en la mesa técnica que Sanidad y el sector hostelero han creado para poder encauzar un diálogo y buscar soluciones consensuadas para el bien de ambas partes con el foco siempre puesto en el verdadero y único enemigo, la COVID-19. Pero si cuando me toca opinar sobre algún plato como crítico gastronómico siempre digo que todo aquel ingrediente que no aporte algo, sobra y es mejor quitarlo, mi corazón y mi cabeza me dicen que dicho ingrediente en este guiso que se lleva cocinando ya cuatro meses en esa mesa técnica soy yo, y por eso me hago a un lado.

No esperen en mí ahora un decálogo de críticas hacia un lado u otro de la mesa: tengo claro que ambas partes se han esforzado y lo seguirán haciendo en buscar lo mejor para todos; el problema es que yo ya no tengo clara mi postura ni mis funciones dentro de ella. Particularmente solo tengo palabras de reconocimiento hacia la labor que la FEHT y AEBCR llevan a cabo y ahora lo hago con conocimiento de causa. Si yo fuera un hostelero de la isla de Gran Canaria, sin duda me afiliaría a ellos para poder formar parte de un colectivo que de manera activa está abierto a escuchar voces, propuestas y acciones que le lleven a un crecimiento colectivo que redundará en el bien individual. Me parece muy egoísta criticar desde fuera sin poner el grano de arena y esfuerzo necesario para ayudar desde dentro.

Ahora toca entrar al fondo de la cuestión del porqué de mi dimisión porque creo que es de justicia contarles lo que me ha llevado a tomar esa decisión. A día de hoy mi corazón y mi cabeza van por caminos diferentes en cuanto a las últimas decisiones tomadas por algunos de nosotros, porque, como dije hace unos días en estas mismas líneas, lo que se acuerda en la mesa por votación se asume como propio, y así lo hago. Y a partir de este momento no es la FEHT (la federación a la que yo he dado voz en la mesa) la que habla, es Javier Suárez como persona independiente, que es lo que siempre he sido en este tiempo.

No me ha gustado la judillización que por parte de algunos de nosotros hemos hecho en estos últimos tiempos. Entendiendo los motivos que llevaron a ello, creo que se ha abierto una caja de pandora de consecuencias impredecibles. Del auto del TSJC no hablo porque no soy jurista. Particularmente me ha dado vergüenza ajena en los últimos días las declaraciones de algunos políticos que decían una cosa y lo contrario pocas horas después; creo que la sociedad demanda más seriedad por parte de aquellos que nos gobiernan o están en la oposición de quienes hemos elegido por sufragio popular. Y no les voy a mentir: lo que hasta ahora había sido una mesa técnica sin políticos entrando en ella se ha convertido en una mesa sectorial con las más altas instituciones, presidentes de federaciones, incluso algún abogado, por lo que yo creo que, humildemente, sobro.

Pero la gota que ha colmado el vaso y la más importante de todas a la hora de decidir decir adiós en un día como hoy ha sido no verme capacitado para seguir defendiendo algunos planteamientos en la mesa que se me solicitaba que hiciera. No puedo mirar hacia otro lado cuando los índices de contagio suben y suben cada día más; ignorar eso puede ser que alguno haga caja hoy, pero seguro que mañana llorará cuando la totalidad de la sociedad canaria termine arruinada si el turismo no puede abrirse hacia el exterior. Creo que a todos nos hace falta hacer un ejercicio claro de autocrítica, ser más empáticos y solidarios con el de al lado y tratar de salir adelante en conjunto. Hace algunos meses se decía que de esta íbamos a salir mejores, hoy esa frase no sé si me hacer reír o llorar.

Desde aquí quiero dar las gracias a todas esas personas que confiaron en mí para poder sumar y ayudar, y lo personalizo en el presidente de la FEHT, José María Mañaricua, y por ende en toda su junta directiva, ellos saben quienes son. También quiero trasladar ese agradecimiento a la Federación Turística de Lanzarote y AERO, quienes apoyaron mi participación en la mesa y también a esas personas que al principio no creyeron en esa aportación y que después se dirigieron a mí para aportar y reconocer el esfuerzo realizado.

Estoy muy aburrido y hastiado de ver cómo menospreciamos los informes de los que de verdad saben de esto, los epidemiólogos, sanitarios, científicos y profesionales verdaderamente preparados para actuar en nombre del bien de todos. Por lo que creo de justicia resaltar por encima de todo mi reconocimiento público hacia las personas que conforman el equipo de Sanidad del Gobierno de Canarias y el equipo de Salud Pública. Somos muy afortunados en las islas por tener a gente de semejante valía, profesionalidad y esfuerzo contrastado, y permítanme resaltar a Conrado Domínguez, director general del Servicio Canario de la Salud, y José Juan Alemán (Sacha) director general de Salud Pública. Ellos dos han sido la cara visible de unos departamentos que todos, yo el primero, hemos atacado fuertemente buscando respuestas que no siempre eran las que queríamos escuchar. Con elegancia, saber estar y educación encajaron y aceptaron las críticas, fundadas o no, transformándolas en enseñanza, autocrítica, esfuerzo y en algún caso, solución.

Bueno, hasta aquí se ha escrito esta parte de la historia, ahora me toca volver a observar desde fuera deseándole la mejor de las suertes a todos en esta fase final, que como está pasando en los contagios que asolan a la sociedad, aún no ha dicho la última palabra. Ojalá las palabras coherencia, humildad, generosidad, paciencia, empatía, conocimiento y respeto formen parte de esta parte final de la carrera teniendo en cuenta algo, el único enemigo es uno, la COVID19, no la otra parte de la mesa.