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Ébola: Los detalles del protocolo activado en Canarias

Activo desde que la Organización Mundial de la Salud declarase en agosto la alerta sanitaria internacional por la Enfermedad del Virus Ébola (EVE), ha sido diseñado por el Ministerio de Sanidad siguiendo las recomendaciones de la OMS y del Centro Europeo de Control y Prevención de Enfermedades, y en consenso con las consejerías de todas las comunidades autónomas. En el Archipiélago se ha prestado especial atención a la fragmentación del territorio y la lejanía de las islas, por lo que el procedimiento ha tenido que ser adaptado a esta circunstancia geográfica.

Según la Consejería de Sanidad del Gobierno de Canarias, el protocolo contra el ébola ha sido diseñado con el objetivo de garantizar la detección y el diagnóstico precoz de un posible caso de EVE en las islas, como el “alto riesgo” que fue detectado en un paciente llegado de Sierra Leona a Tenerife, y dos familiares más que están bajo observación. Por eso, se ha implantado desde el principio de esta crisis sanitaria en todos los niveles de la red asistencial del Servicio Canario de Salud. Es decir, tanto hospitales como centros de atención primaria han sido informados de los pasos necesarios para detectar y tratar un posible caso en el archipiélago. El procedimiento establece qué medidas de control hay que seguir para, si se diera un contagio, evitar la propagación del virus y la aparición de casos secundarios. Además, los centros de salud privados y concertados, y los sindicatos y colegios profesionales de la sanidad, también han sido informados del procedimiento de actuación ante un caso de EVE. El protocolo se encuentra, desde hace varias semanas, disponible en la intranet del Servicio Canario de Salud. Sin embargo, a raíz del contagio sufrido por una auxiliar de enfermería en Madrid, ha tenido que ser revisado y adaptado a todos los niveles asistenciales de la sanidad canaria.

El protocolo, paso a paso

Si un paciente acudiera a un centro hospitalario con fiebre por encima de los 37,7 grados, cefalea, diarrea, vómitos o hemorragias, o si se produjera una llamada al 112 informando de estos mismos síntomas, y si en ambos casos el paciente hubiera estado en los últimos 21 días en países con casos registrados de ébola, como Guinea Conakry, Liberia, Sierra Leona y Nigeria, el protocolo EVE sería activado inmediatamente. También se activaría si el paciente que presentase estos síntomas confirmase que ha tenido exposición a muestras de laboratorio o a personas o animales infectados con el virus. A partir de ese momento deberán seguirse las indicaciones establecidas en el protocolo.

Lo primero será clasificar el caso. Podrá ser “sospechoso”, si cumple con los criterios clínicos; caso “probable”, si además de los criterios clínicos el paciente cumple los epidemiológicos (si ha habido contacto con personas o animales infectadas o con sus fluidos, o si ha sufrido un accidente de laboratorio donde existan muestras del virus); y caso “confirmado”, si además de los criterios clínicos, da positivo en las pruebas de laboratorio.

A continuación, si el caso es “probable” o “confirmado”, se informará de manera urgente a todo el personal que vaya a estar en contacto con el paciente o con las muestras que se le extraigan. Todo el equipo que vaya a tener contacto directo con el enfermo tendrá que vestir el Equipo de Protección Individual (EPI) correspondiente. Se procederá después a aislar al paciente y proporcionarle una mascarilla si presentase síntomas respiratorios. Si para aislar al paciente fuera necesario su traslado a uno de los centros de referencia, este se hará en una ambulancia especialmente preparada, con la cabina del conductor físicamente separada del transporte del paciente. Todo el personal que intervenga en el traslado también deberá ser informado del protocolo y llevar el EPI designado. El transporte deberá ser desinfectado en cuanto concluya el traslado.

Cuando el paciente ingrese en la habitación de presión negativa asignada, se restringirá el acceso a la misma a familiares y personal no esencial. Todo el equipo, tanto si es médico como si se trata de vajilla o sábanas, deberá ser desinfectado inmediatamente una vez utilizado o desechado, y evitar cualquier procedimiento que pueda producir aerosoles (como airear las sábanas, por ejemplo).

Una vez hecho esto, se realizará un estudio epidemiológico de las personas que podrían haberse contagiado hasta ese momento. A continuación, se establecerá una medicación contra los síntomas del EVE, ya que contra el virus en sí mismo no existe aún tratamiento.

La EVE tiene un período de incubación de entre dos y 21 días, y no es contagiosa mientras no se muestren síntomas como fiebre, dolor muscular, debilidad, dolor de cabeza y de garganta. Cuando el paciente empeora, aparecen los vómitos, la diarrea, las hemorragias y, por último, el fallo multiorgánico. A partir de ese punto, que suele producirse en la segunda semana de evolución de la enfermedad, el paciente puede curarse o morir, con un porcentaje de letalidad de entre el 50 y el 90%. Según la Consejería, aunque no es estrictamente necesario, en los hospitales de referencia se dispone de habitaciones con presión negativa para evitar la salida de fluidos y aire, aunque el contagio se produce solo a través del contacto con los fluidos infectados por el virus.

Todo el personal, ya sea médico o de limpieza, que esté en contacto con el paciente o con su habitación, deberá adherirse a las medidas universales de control de infecciones, llevar el EPI correspondiente, lavarse las manos antes de entrar y al salir de la habitación y realizar cualquier toma de muestras bajo estrictas medidas de protección.

Contacto de alto y bajo riesgo

Compartir un mismo espacio con un enfermo de ébola, como viajar en un mismo autobús, sin ningún contacto físico con él ni con sus fluidos se considera un contacto casual de bajo riesgo, sobre todo si este se produce durante la primera fase de la enfermedad. Sin embargo, el contacto directo con los fluidos de una persona, animal o cadáver infectado, ya sea sangre, vómito, saliva, orina o cualquier otro fluido corporal, o con su ropa o ropa de cama, se considera un contacto de alto riesgo. Los familiares, enfermeros, personal de laboratorio, ambulancia y médicos que traten al enfermo estarán en el grupo de alto riesgo de contagio. Todos estos trabajadores deberán ser vigilados de manera activa, contactando con ellos cada día nada más concluir el trato con el paciente con ébola. Si alguno de estos profesionales, en los 21 días siguientes, registrase un aumento de su temperatura por encima de los 37,7 grados o cualquier otro síntoma extraño deberá informar de manera urgente a los responsables de hacerles el seguimiento. Sin embargo, el protocolo especifica que no será necesario restringir los movimientos o el trabajo mientras no se detecte el aumento de la temperatura corporal, por lo que esta deberá ser medida al menos dos veces al día.

Los contactos considerados de bajo riesgo no requieren vigilancia activa, pero sí se recomienda un seguimiento pasivo, es decir, que el sea el propio profesional quien se tome la temperatura en casa y avise si hay algún síntoma.

Centros de referencia en las Islas

Se trata del Hospital Universitario Doctor Negrín, en Gran Canaria, y del Hospital Universitario Nuestra Señora de la Candelaria, en Tenerife. Ambos cuentan, según la Consejería, con el personal y los equipos de protección individual, impermeables y de uso químico y biológico necesarios para hacer frente a un brote del virus. En estos centros se ha designado un número concreto de camas aisladas para evitar contagios a otros pacientes y personal médico. El Hospital Doctor Negrín cuenta con cuatro camas, ampliable a otras seis, mientas que Nuestra Señora de Candelaria dispone de tres. El Hospital Universitario Materno-Infantil de Gran Canaria dispone de dos camas para hacer frente a casos que afecten a menores de siete años, mientras que el Hospital Universitario de Canarias, en Tenerife, también ha desarrollado un protocolo específico de actuación ante un caso de ébola entre sus pacientes. En ese caso se convertiría en un centro de internamiento y asistencia. Todos estos hospitales han tenido que adaptar zonas concretas para poder garantizar el aislamiento y tratamiento de posibles infectados. El Servicio de Urgencias Canario también ha sido dotado de medios adicionales para tratar casos de EVE, según la Consejería.

Equipos de protección para sanitarios

El protocolo anti ébola establece que el EPI debe estar formado por una mascarilla quirúrgica o mascarilla FFP2 (solo si hay aplicación de aerosoles), dos pares de guantes (de nitrilo o látex), bata desechable de manga larga que cubra la ropa y que será impermeable si hay riesgo de contacto con sangre, fluidos o salpicaduras de un infectado, calzas impermeables hasta la rodilla, protector ocular, máscara facial o gafas con protección lateral si hay riesgo de salpicaduras, y un gorro o capuz, cuando haya riesgo de exposición a sangre o fluidos. Estos son los llamados elementos barrera, destinados a proteger al personal sanitario ante cualquier posible contagio. Según la Consejería, ya se han distribuido 3.000 EPI completos en los centros de referencia, las gerencias de atención primaria y el resto de hospitales del Servicio Canario de Salud. Además, existen más de 45.000 buzos impermeables de nivel 4B y 6B, protección contra riesgos biológicos, y más calzas, mascarillas y guantes almacenados para recurrir a ellos en caso necesario.

Por su parte, el Servicio de Urgencias Canario cuenta con EPI adicionales, dos cámaras de aislamiento para camillas y arcones de material sanitario. La Consejería ha explicado también que ha alcanzado un acuerdo con la Sociedad de Salvamento y Seguridad Marítima para recurrir al helicóptero Helimer Canarias en caso de necesidad de una evacuación en las islas menores.

Formación a profesionales y simulacros

La Consejería insiste en que desde el primer momento de esta crisis se ha ofrecido a los profesionales sanitarios de los centros hospitalarios y al personal del 112 que pudiera verse involucrado directamente en la atención a un paciente con ébola, una formación teórica y práctica específica para este virus. Es decir, no todo el personal sanitario está llamado a acudir a estas charlas, sino que estas están dirigidas a aquellos profesionales que participarán activamente si se produce un caso de EVE en las islas. En total, según el Gobierno de Canarias, se han impartido más de 115 cursos y charlas para profesionales sanitarios de distintas categorías, especialmente en los servicios de Urgencias, Medicina Interna, Unidad de Infecciosos y Unidad de Medicina Intensiva. Además, se han llevado a cabo cuatro simulacros en los hospitales de referencia de las islas, mientras que el Servicio Canario de Salud ha realizado con sus profesionales distintos ejercicios en los que se han ensayado técnicas de traslado aéreo y terrestre, y siempre con los trajes de protección especializados puestos. En estos ejercicios ha participado también personal de la Dirección General de Salud Pública, Prevención de Riesgos Laborales, Servicio de Urgencia Canario, Cruz Roja Española, mandos intermedios, equipos directivos, servicio de medicina preventiva y equipos de guardia de la sanidad canaria. Según datos provisionales de la Consejería, han recibido ya esta formación teórica y práctica más de 1.300 profesionales.

En las próximas semanas está previsto que se realicen otros seis simulacros y se impartan más de 30 charlas y cursos adicionales. Por otro lado, la Consejería tiene programada la grabación de un vídeo en el que se explique la colocación y posterior retirada de los EPI. Este vídeo también estará disponible en la intranet del Servicio Canario de Salud.

Según el Gobierno de Canarias, se han realizado más de 80 reuniones de coordinación desde el pasado mes de agosto con los distintos responsables y mandos de la Policía Nacional, la Guardia Civil y las Subdelegaciones de Gobierno, además de reuniones informativas con empresas de gestión de residuos, limpieza, funerarias y Cruz Roja.

Canarias ha sido, además, la primera comunidad autónoma en activar un sistema específico de vigilancia epidemiológica para el ébola, a través de un teléfono que está activo en todo momento y cuyo objetivo es gestionar las alertas que puedan producirse ante posibles casos de EVE.

Hasta aquí la información ofrecida por la Consejería de Sanidad. Sin embargo, los profesionales de la sanidad canaria denuncian que la mayor parte de esta información se ha quedado en los mandos directivos y no ha discurrido hacia el resto de los profesionales.

Sindicatos sanitarios denuncian la falta de información

Aunque la Consejería insiste en que se han realizado reuniones, charlas y simulacros, varios sindicatos de profesionales sanitarios denuncian la falta de información y coordinación entre las autoridades y los trabajadores de los centros sanitarios de las Islas. Después de hablar con médicos de medicina general, medicina intensiva, anestesistas y urgencias del Hospital Nuestra Señora de la Candelaria, el doctor Levy Cabrera Quintero, del Sindicato Profesional de Médicos de Tenerife, confirma que estos profesionales “consideran que no han recibido la información adecuada, sino solo algunas instrucciones en la intranet, y no han recibido esa formación de la que habla la Consejería”. Según Cabrera Quintero, “la información se está quedando en los mandos directivos y en la gerencia, pero no está llegando o llega tarde al resto de profesionales”. Según ha explicado, ha sido en los últimos días (desde el lunes 13 de octubre) cuando se han difundido al fin cinco protocolos específicos para médicos del 112, médicos de hospitales de referencia, médicos de atención primaria, urgencias y el protocolo general actualizado. Hasta ese día, ha dicho, “la mayoría de los médicos no había recibido ninguna información específica ni prácticas sobre cómo ponerse los EPI, más allá de una charla de 45 minutos a la que solo habían acudido algunos profesionales”. Al resto de médicos, ha explicado, los “remitían a la intranet”.

La delegada de prevención laboral de Intersindical Canaria, Patricia Hernández, confirma que tampoco a los delegados sindicales se les dio información adicional y que también a ellos se les remitió a la intranet para buscar información. Leopoldo Cejas-Fuentes, secretario de acción sindical de SATSE, considera que una crisis como esta requiere “la garantía de que todos los profesionales de la sanidad han leído y entienden el protocolo establecido y que existen las vías para resolver cualquier duda que surja”. Sin embargo, ha dicho que “la información es escasa y está descoordinada”. Hernández, por su parte, considera que “con la información que se ha dado no se puede garantizar que estemos cubiertos”. Las charlas, ha dicho “son voluntarias y muchas veces ni siquiera sabemos que se han dado, con lo cual es muy difícil poder acudir a ellas”. Por este motivo, este sindicato ha presentado una denuncia ante Prevención de Riesgos Laborales para que se garantice la seguridad de los profesionales sanitarios ante cualquier caso de ébola en las Islas. “Con los recortes que ha habido en los presupuestos de sanidad y con los pasillos de urgencias sobresaturados”, ha preguntado, “¿estamos preparados para abordar cualquier hipotético caso? Yo, como delegada de prevención, no puedo garantizar la seguridad de los profesionales”. De ahí la denuncia, ha explicado.

Cejas-Fuente, por su parte, considera que en cuanto a equipos “habría que pasarse por exceso, y no quedarnos cortos”. Según ha explicado a Canarias Ahora, “lo que se ha hecho aquí es adaptar los equipos que ya había”. Además, considera que el protocolo “debería aportar más práctica a la hora de ponerse y quitarse los trajes o hacer sentir a la gente que está segura cuando realiza su trabajo, y eso no se está dando”. Según él, “el problema es lo suficientemente grave como para estar preocupados. Lo ocurrido en Madrid es una señal de alarma”, ha concluido.

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