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‘Obscure’: Ensayo fotográfico sobre la ceguera

Maria, una de las modelos de la serie 'Obscure'.

Fernando Del Rosal

Las Palmas de Gran Canaria —

Obscure trata sobre la mirada de las personas ciegas e invita a reflexionar acerca la carrera incesante de prejuicios y estereotipos que actualmente hacemos unos de otros sin ni siquiera conocernos”, es “un duelo entre el fotografiado y el fotógrafo”; busca “lo auténtico en el cara a cara”. Propone, en fin, una narrativa que pone frente al espectador a modelos invidentes y genera un impacto difícil de eludir a la primera, en un alarde de realismo desnudo. Aunque también desprenda matices mágicos entre sus claroscuros.

A la serie fotográfica Obscure, de Rubén Plasencia (1986; El Sauzal, Tenerife), quien define con aquellas primeras declaraciones su propia creación, más que calificarla como la ruptura del emergente artista isleño con los círculos de arte locales, cabe mejor presentarla como el gran salto adelante en su carrera, “lo más espectacular que he hecho”, según el autor.

Plasencia tan sólo ha necesitado de dos series (Obscure y la anterior, su primera muestra expuesta con La Mirada Cotidiana), de dos oportunidades de entrar en la sala de arte, para dar el salto internacional. El intercambio dialógico que plantea con los 16 retratos que integran Obscure repliega al público ante la persona ciega que, “al despedirse de su visión, busca formas más arcaicas de reconocer al ser humano, formas que llevan a descubrir la esencia verdadera del ser”, describe el isleño. El ciego se muestra aquí como un interlocutor que nos habla sin la obsesión que muchos videntes tenemos con la imagen.

De El Sauzal a Nantes, pasando por París

De El Sauzal a Nantes, pasando por ParísPaso a paso, Plasencia llega ahora a participar en Le voyage a Nantes, un programa turístico y cultural de la urbe francesa donde el sauzalero es uno de los siete artistas contemporáneos invitados a prestar sus piezas a un recorrido que transita por el casco histórico, donde se conjuga el interés patrimonial de la ciudad con la belleza visual creativa. Las obras del tinerfeño se mostraron en la ruta Le voyage a Nantes, junto a las de sus compañeros. Todos ellos fueron elegidos de entre los cerca de 40 creadores que expusieron en Circulation(s), el Festival de Fotografía Joven Europea que se celebró del 7 de febrero al 16 de marzo de este 2014 en su cuarta edición, en París. “Ha sido todo un privilegio exponer en Nantes, ya que el festival dura todo el verano y por él pasan miles de visitantes de todas partes del mundo atraídos por la original invitación que se ofrece para conocer la ciudad y la diversidad de eventos culturales y lúdicos que ofrece”, explica el creador.

Plasencia ha topado con maña con la suerte de escala que va de lo anónimo hasta lo célebre y que en ocasiones agarran con firmeza los artistas audaces en sus comienzos. Pues su camino hasta Nantes se podría definir con el paralelismo del juego de las muñecas rusas, en el que a la más pequeña, en el interior, se accede de la mano de sus mayores. Si para exponer en Nantes, el jurado de Le Voyage acudió a ojear al plantel de fotógrafos que expusieron en París para su selección, para llegar a la capital gala antes formó parte de los cerca de 30 creadores elegidos por el jurado de Circulation(s), a los que se les añadieron los que fueron invitados por una galería, una escuela de arte y el patrocinador de este festival que acogió el espacio de arte Centquatre de París.

En aquella ocasión, Plasencia fue el único español seleccionado para participar. Recientemente, desde Circulation(s) le han anunciado, para más inri, que su obra es merecedora del premio que le otorga una residencia de dos meses, con estudio y residencia pagados en París, para que realice un nuevo proyecto. Es el premio especial otorgado por el director del Centquatre a su obra predilecta del festival y con el cual apoya al artista para la realización de un nuevo trabajo bajo su supervisión. “Creo que me iré en febrero y marzo de 2015”, augura Plasencia con entusiasmo.

“La experiencia en Circulation(s) ha sido muy buena, una organización maravillosa, siempre pendientes de todos los artistas que allí estábamos”, conviene el isleño. Además, en la inauguración palpitaba en su ánimo el aliciente de exponer en París, una ciudad en la que, asegura, “se respira arte por cualquier esquina, dentro de un festival tan importante y un gran centro de arte y cultura como es el Centquatre”. El céntrico espacio de producción y residencias artísticas acogió la exposición Obscure hasta el pasado mes marzo, donde, dice Plasencia, obtuvo un reconocimiento “más a nivel internacional que nacional”, en España.

Ahora, en Nantes, ha recibido muchas felicitaciones y alguna que otra entrevista para medios de comunicación internacionales. Pero para él la experiencia en Circulation(s) “fue algo maravilloso” en cuanto a notoriedad. Tanto es así que su nombre y su obra aparecieron en varias publicaciones en grandes medios de comunicación como la BBC Mundo, Radio Televisión Española (RTVE) en el ámbito Nacional, en la revista Slate, el sitio web Business Insider y The Huffington Post, estos tres últimos medios con raíz en Nueva York y en Radio Francia Internacional (RFI) a nivel europeo o la revista Lens Magazine de China, entre otros. Fue algo poderosamente nuevo para él oír su obra en boca de tantos y cómo se iba generando una opinión mayoritariamente positiva. El tinerfeño tiene claro que “toda esta publicidad es muy importante para darme a conocer fuera y siempre lo agradezco muchísimo”.

Una vez alcanzado el derecho de admisión a las salas de arte en el centro de París, uno puede empequeñecerse en su rincón expositivo, temeroso, y rezar porque la gente se pare a mirar la propia obra; tal vez, escuchar algún que otro alago. O puede beber los vientos por su creación de tal modo que su perspectiva sobre la gran sala se eleve hacia el optimismo, y con humildad, pero confianza, uno se anime y tome parte del foro dinámico en que se transforman las galerías. Fue este el caso de Plasencia, quien recuerda que “el ambiente con el resto de artistas del festival fue muy bueno, a muchos los pude conocer e intercambiar impresiones y conocimientos con ellos”.

Alcanzar a formar el elenco artístico que da forma y color a Circulation(s) va en relación directa con el talento de los que son elegidos. El encuentro fotográfico parisino se presenta a sí mismo como promotor del “intercambio de experiencias mediante la movilidad de los profesionales europeos del mundo de la fotografía y de la imagen”, y por otro lado aspira a “promover el diálogo intercultural”. “Por mi parte, sí creo que ha habido una gran promoción cultural, ninguna de todas las entrevistas y publicaciones que me han hecho tantos medios internacionales habría sido posible de otro modo”, corrobora el fotógrafo, con la publicidad elogiosa en mayor o menor grado que ello implica.

Circulation(s) tiene otra faceta, más propia de lo comercial y crematístico, por cuanto se presenta como plataforma para enganchar con los mercados: sean galerías, coleccionistas privados o, como ha sido el caso del canario, poder aumentar el volumen del eco que en los medios de comunicación resuena sobre los artistas noveles y pujantes, que están trabajando día a día e intentando hacerse un hueco dentro del complicado mundo de la creación a nivel europeo. “La verdad es que desconozco cómo está el mercado español”, apunta Plasencia como contraste sobre el panorama patrio, “pero en España también hay buenos festivales para intentar promocionarse, como por ejemplo PhotoEpaña o Pa ta ta, en Granada”, enumera.

Y respecto a su juicio sobre el género que se expuso en París, al artista opta por la neutralidad en tanto “no podría quedarme con un artista solo, porque no sería justo, todos los trabajos eran muy buenos”. Parece que esta actitud fue recíproca entre los participantes ya que, asegura el artista, “también yo me llevé de ellos muy buenas críticas sobre mi trabajo”.

La calificación positiva que Plasencia hace de su obra Obscure se revela acorde con los guiños que le llegan desde los círculos del arte, donde no ha parado de cosechar premios y alegrías. Se trata de una obra cuyo primer paso lo dio en la edición de 2013 de PhotoEspaña, Festival Internacional de Fotografía y Artes Visuales, el cual se erige anualmente en enclave primordial de las artes visuales en nuestro país y que fue su plataforma de despegue hasta París.

Obscure sucede a la serie La Mirada Cotidiana, la primera expuesta por Plasencia en mayo de 2012 en su pueblo natal, El Sauzal.

La luz desde la oscuridad

La luz desde la oscuridad“Creo que no nos quedamos ciegos, creo que estamos ciegos, ciegos que ven, ciegos que, viendo, no ven”. Así hablaba el literato portugués José Saramago en su novela Ensayo sobre la ceguera. Serviría de adecuado corolario para la serie Obscure, que por su definición, detallista del estigma clavado en los ojos del retratado ciego, ofrece sin ambages una perspectiva del invidente que al más pintado pasaría desapercibida; como si en su ceguera mental no fuese capaz de percibirla si quiera. Tal como se citaba al principio, Obscure concentra su poderío en el realismo de la imagen: primer plano del rostro e intercambio directo de miradas cara a cara. Y sin embargo se desprende con la misma fuerza la sensibilidad inherente a una carga empática con que la instantánea envuelve su presencia ante el espectador.

Ante la invisibilidad física del mundo para sus modelos, Plasencia se adentra en esta obra en nuevos espacios de trabajo y creación: “Las personas que retrataba partían de la base de que nunca van a ver esos retratos y a decir, qué feo me dejaste u oye, qué bien me has sacado”, describe el autor. “Algunos con los que trabajé no eran ciegos de nacimiento, tenían sentido de la percepción, simplemente les hablaba, te voy a retratar de perfil o tienes que girar la cabeza a la derecha, pero era muy fácil, me oían y respondían, porque tenían sentido de la percepción. Igual que nosotros nos buscaríamos con la mirada en todo momento”. Plasencia recuerda incluso el caso de un chico de 16 años “que no sabía nada del color ni de las formas”, porque era ciego genéticamente, y al que “tuve que orientar y ayudar a colocarse. Aunque no fue tan complicado”.

Su primera serie, La Mirada Cotidiana, tenía por objeto del objetivo de su cámara a personas sin techo, vagabundos. La temática social pareciera en Plasencia un mantra creativo que propone escenas que no se prodigan en la mayoría de las revistas. Mas Plasencia lo ve de otro modo: “Es cierto que es un lado más oscuro, pero no abordo el tema desde ese punto de vista. No voy a buscar la pobreza, que la gente diga qué pena. Retrato personas con un tipo de problema, pero no por ello lo hago de diferente manera que con algo más comercial”. Lo que el canario intentaba buscar con Obscure es “que fueran ellos mismos”. “Cuando nos ponemos delante de una cámara intentamos aparentar, y luego nos quejamos y decimos que salimos mal”, enuncia el artista; “claro”, prosigue, “es que no eres tú, y tanto si hacemos una payasada como si intentamos salir guapos no somos nosotros, estamos actuando”. Así que ahora quiso “buscar el otro extremo, como cuando robas una foto con un teleobjetivo a alguien que no se da cuenta: Lo sacarás tal y como es”. Aquí intenta buscar lo auténtico “en el cara a cara” y “a corta distancia”.

Por otro lado y a diferencia de La Mirada Cotidiana, “Obscure fue un proyecto más elaborado, hubo que prepararlo desde el principio, necesité ayuda de la Once (Organización Nacional de Ciegos Españoles) para que me pusieran en contacto con estas personas”, puntualiza Plasencia. “Este trabajo fue mucho más enriquecedor en el aspecto personal. Se trataba de hablar con ellos y saber lo que pensaban. Creí que su ceguera iba a ser un tema más tabú, pero no, son como tú y como yo. Te hablan de cualquier cosa y es algo que yo no me esperaba”, prosigue. De esta forma las sesiones se sucedieron en un “aquí estoy yo, mírame a los ojos”. “Y ¿por qué no?”, se pregunta el fotógrafo, retórico: “Si lo he hecho con otros proyectos, en los que los ojos de los retratados son lo normal, por llamarlo así, por qué no con ellos, si son igual al fin y al cabo”.

“La peor ceguera es siempre la mental”, solía decir el mismo Saramago. Obscure podría ser una pequeña parte de la vacuna contra ese mal del hombre.

Parece claro que en la creación de Plasencia aflora la originalidad sin cortapisas. Mas los genios atesoran la historia de otros genios, y de entre ellos el joven artista escoge algunas fuentes: “Veo mucho, no sólo de fotografía, sino de todo lo que contenga imagen”, confiesa; “me baso en la pintura para crear un proyecto, en las luces y sombras de grandes artistas como Caravaggio, Jan Van Eyck o Leonardo Da Vinci”, exponentes universales del retrato. La pintura flamenca, la escultura clásica y los trabajos de los grandes fotógrafos retratistas contemporáneos y actuales como Richard Avedon, Irving Penn, Mark Laita o Martin Schoeller están también entre sus referentes. Por los objetivos de estos han pasado varias de las celebridades del siglo XX. Sus maestros directos, como ha mencionado en alguna ocasión: el fotógrafo profesional tinerfeño, profesor en el Instituto de La Guancha, Orlando Arocha. Él le enseñó la técnica. Y el fotógrafo de moda y publicidad, Alfonso Bravo; de él aprendió la parte artística.

La vida del artista

La vida del artistaSobre el asunto económico, sobre los clientes, el canario asegura que vio en Francia cómo “el dinero se mueve muchísimo, todo depende del caché y lo conocido que sea cada artista, la agencia o galería que lo represente, sus agentes…”. Pero “no hay más que darse una vuelta por el mítico festival parisino París Photo, que tiene lugar cada noviembre en el Grand Palais de París, y ver la cantidad de gente que compra obras de arte allí y las grandes cantidades de dinero que se pagan por obras, ya sean de artistas clásicos de la historia de la fotografía, como Richard Avedon o jóvenes fotógrafos emergentes de la actualidad”.

De otro lado, Plasencia apunta a que “las ciudades en las que el artista está mejor posicionado y sobre todo mejor tratado son las de siempre: París, Londres y Nueva York”. Afirma que “se nota y sobre todo se siente cómo te respetan y valoran en los festivales, al menos es lo que he apreciado en mi estancia en París estas últimas veces”.

A parte de los proyectos artísticos, Plasencia hace otro tipo de trabajos fotográficos para poder vivir, “a día de hoy no puedo vivir solamente de la parte artística, es muy complicado, además me interesan también otros ámbitos de la fotografía como la publicidad y los reportajes para medios de comunicación”, asegura. Y es que no se puede permitir vivir sólo de su arte, pues aunque “poder se puede, sobre todo en países en los que se apoya a los fotógrafos emergentes que destacan desde un primer momento con becas para estudios, proyectos, festivales”, en España y más concretamente en Canarias, “no diré que es imposible, pero si muy complicado, ya que al menos en mi caso he tocado en todas las puertas a mi alcance en lo que a Cultura se refiere a nivel regional y no he conseguido ayuda alguna para desarrollar nuevos proyectos o para poder seguir enviando trabajos a otros festivales”.

Esto contrasta con la situación de “muchos compañeros, por ejemplo, de Finlandia, Suiza, Holanda o Italia, que en Circulation(s) me contaban que en sus países recibían un gran apoyo y ayudas económicas para seguir creando y moviendo sus proyectos por festivales de todo el mundo”, dice el tinerfeño. Donde sí obtuvo apoyos fue en el Ayuntamiento de El Sauzal, que le pagó el billete para ir a París y ahora le ha cedido un local que utiliza como estudio, y en el que está manos a la obra con la vista en un nuevo reto. “Pero estas cosas no son competencia de un ayuntamiento, estas cosas deberían salir desde los ámbitos culturales, creo yo”, opina el artista.

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