Tradicionalmente, muchos sectores han acusado a la Unión Europea de preocuparse más por los intereses económicos de los países miembros que por los de sus ciudadanos. En los últimos años, una vez consolidada la unión económica y monetaria, las reformas llevadas a cabo en las instituciones comunitarias habían comenzado a orientar su política hacia la construcción de la llamada “Europa de los ciudadanos”. Sin embargo, la crisis que atraviesa el continente desde hace ya cinco años ha vuelto a poner el foco en los grandes problemas de la economía, olvidando los tímidos avances sociales de los últimos años.
Posiblemente, las zonas de la Unión Europea (UE) más castigadas por esta situación han sido las regiones ultraperiféricas (RUP), dado que sus peculiares características las convierten en territorios sumamente frágiles y doblemente sensibles a cualquier cambio en las políticas comunitarias.
En este contexto es en el que se enmarca un reciente dictamen del Comité Económico y Social Europeo (CESE) que reclama a la Comisión Europea un mejor trato y una mayor sensibilidad con los ocho territorios que conforman las regiones ultraperiféricas, para garantizar su crecimiento inteligente, sostenible e integrador, así como aprovechar su situación geográfica para convertirlas en plataformas de Europa en sus respectivas áreas de influencia.
Las RUP son ocho territorios alejados geográficamente del continente europeo, pero que son parte integrante de los Estados miembros a los que pertenecen, por lo que, a diferencia de los Países y territorios de ultramar, están sujetos a la aplicación íntegra y directa de las normas comunitarias. En la actualidad, junto a las islas Canarias, forman parte de este grupo los cuatro departamentos franceses de ultramar -Guadalupe, Guayana Francesa, Martinica y Reunión?, San Martín y las regiones autónomas portuguesas de Azores y Madeira. A estos ocho territorios se unirá el 1 de enero del próximo año la isla de Mayotte, convertida desde marzo de 2011 en el quinto departamento francés de ultramar.
Junto a las islas Canarias, forman parte de las Ultraperiféricas San Martín, Martinica, Guadalupe, Reunión, Guayana Francesa, Azores y Madeira.
Elementos como la “gran lejanía, insularidad, reducida superficie, relieve y clima adversos y dependencia económica de un reducido número de productos” de las RUP, “factores cuya persistencia y combinación perjudican gravemente a su desarrollo” llevaron a la UE a establecer un régimen específico de ayudas y actuaciones en estos territorios que se plasmó en el antiguo artículo 299.2 del Tratado de la Comunidad Europea y que fue consolidado en el actual artículo 349 del Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea.
Esta norma establece la necesidad de adoptar medidas específicas en materia de políticas aduanera y comercial, política fiscal, zonas francas, políticas agrícola y pesquera, condiciones de abastecimiento de materias primas y de bienes de consumo esenciales, ayudas públicas y condiciones de acceso a los fondos estructurales y a los programas horizontales de la Unión.
Sin embargo, el CESE considera que en la actualidad se hace un uso “bastante inadecuado de las posibilidades que ofrece el artículo 349 del Tratado de Funcionamiento”, según señala Henri Malosse, ponente del dictamen “Las regiones ultraperiféricas: crecimiento inteligente”.
Reunión de las RUP en Azores.
En concreto, el CESE reprocha a la Comisión Europea sus “reticencias poco justificadas” a aplicar dicho artículo a políticas como “la competencia, los contratos públicos, la pesca y el medio ambiente, para tener en cuenta las realidades geográficas y climáticas específicas de las RUP”, por lo que emplaza al organismo presidido por José Manuel Durao Barroso a elaborar y publicar un análisis detallado de la aplicación del artículo 349.
Panorama desolador
La lectura del dictamen elaborado por el órgano consultivo a propuesta de la propia Comisión es desoladora. A pesar de que el CESE encuentra evidencias claras de que las regiones ultraperiféricas poseen condiciones idóneas para convertirse en referentes en materias como energías renovables, ciencias marinas, estudios sobre biodiversidad, silvicultura o sanidad y lucha contra las enfermedades tropicales, las autoridades comunitarias no desarrollan actuaciones concretas encaminadas a explotar estas áreas de crecimiento.
Por ello, a lo largo de sus once páginas, el dictamen enumera una larga lista de propuestas encaminadas a reforzar los vínculos que unen a estas regiones con el continente. Gracias al talento de sus habitantes, sus producciones agrarias, pesqueras e industriales, su turismo de calidad y su ubicación geográfica como plataformas de Europa en sus respectivas áreas geográficas, las RUP pueden aportar mucho al futuro de la UE. Pero, para ello, es necesario que tengan acceso “a todas las ventajas del mercado interior en igualdad de condiciones que el resto de las regiones europeas”, cosa que a juicio del CESE no sucede en la actualidad.
El CESE propone a la Comisión aumentar la ficha económica de los distintos programas destinados a promover el desarrollo de estas regiones
“Las RUP extienden de manera significativa el territorio y la presencia geográfica de la UE en el mundo, amplían así la influencia política, económica y cultural de Europa, y añaden vastas zonas de pesca en los océanos Atlántico e Índico”, señala el dictamen. Sin embargo, esta importancia estratégica no se ve correspondida con políticas comunitarias que ayuden al desarrollo de estas regiones que tienen en el alto desempleo uno de sus principales caballos de batalla.
A pesar de las restricciones presupuestarias actuales, el CESE propone a la Comisión Europea no solo no disminuir la ficha económica de los distintos programas destinados a promover el desarrollo de las RUP, sino a aumentarla para revitalizar el concepto de la ultraperificidad que tan buenos resultados ha obtenido, para dotarlo de una dimensión más estratégica y ambiciosa.
Entre sus propuestas se encuentra incluir a estas regiones en las políticas de las grandes redes, de la investigación, de la movilidad y de la observación del planeta o reevaluar el Programa de opciones específicas por la lejanía y la insularidad (POSEI) y hacerlo extensivo a todas las producciones agrarias y no agrarias de las RUP y no sólo a las de azúcar y plátano, reforzando, consiguientemente, su dotación económica.
Falta de sensibilidad con las empresas
En lo que respecta al tejido empresarial, el dictamen del CESE comparte también la preocupación de los distintos territorios que integran las regiones ultraperiféricas por la falta de sensibilidad de las instituciones comunitarias, que puede hacer peligrar el actual marco de ayudas estatales, actualmente en revisión. En su informe, aboga por que se mantenga el trato más favorable posible y que exista una coherencia en las ayudas a la inversión en las empresas sin limitación en el tiempo, para compensar los sobrecostes que supone el carácter ultraperiférico.
Johannes Hann, junto a Paulino Rivero.
Del mismo modo, subraya la necesidad de que todo tipo de empresas pueda seguir optando a este tipo de ayudas, con independencia de su tamaño, lo que favorecería poder poner término al paro estructural que afecta a todas las capas de población, ya que sus empresas son por definición pequeñas y medianas y suelen operar en mercados geográficamente limitados. Estas características, muy diferentes de las de la Europa continental, justifican por sí solas el mantenimiento de esta especificidad contemplada en el periodo 2007-2013.
En este sentido, el dictamen del órgano consultivo, señala expresamente su apoyo a una propuesta elevada por el presidente del Gobierno de Canarias, Paulino Rivero, para establecer “un plan de urgencia para luchar contra el paro en masa, que se desarrolla con una intensidad excepcional”.
Para ello, establecer programas de educación y formación a corto, medio y largo plazo, adaptados las necesidades laborales de estas regiones y el apoyo a las actividades generadoras de empleo y riqueza es fundamental.
Además, puesto que las condiciones particulares de las RUP justifican una especial protección del empleo local, el CESE anima a la Comisión a estudiar la posibilidad de incluir “la dimensión ultraperiférica” en las normas de adjudicación de contratos públicos como forma de proteger el empleo local frente a los salarios más bajos de los países vecinos y las prácticas monopolísticas existentes en determinados sectores.
El Comité denuncia que la propuesta de reforma política pesquera comunitaria no ha tenido en cuenta el impacto de los acuerdos entre la UE y terceros países
En materias como agricultura o pesca, el CESE destaca su carácter “fundamental” para las economías de las RUP y alerta de la tendencia de las ayudas europeas a “favorecer con sus procedimientos a los intermediarios” en lugar de a los agricultores, por lo que emplaza a la Comisión a corregir esa tendencia que no tiene en cuenta los intereses de los pequeños productores independientes, mayoritarios en estas regiones, a la vez que anima a extender los incentivos todo tipo de producciones para diversificar los cultivos y favorecer la autosuficiencia alimentaria de las RUP.
Del mismo modo, el CESE denuncia que la propuesta de reforma de la política pesquera comunitaria no ha tenido en cuenta el impacto que los acuerdos pesqueros entre la UE y terceros países tienen en las economías de RUP y señala que tampoco se ha avanzado en el mecanismo de compensación POSEI “pesquero”, por lo que apuesta por revisar completamente su contenido.
En lo que respecta a la energía, el dictamen del CESE constata la vulnerabilidad de los sistemas de las RUP, debido a su situación geográfica y su insularidad, además del sobrecoste y la escasa competitividad que ello supone. Por ello, considera que la UE debe facilitar que estas regiones resuelvan su desafío energético a través de la obtención y explotación de sus recursos energéticos propios, haciendo especial hincapié en las energías renovables. Su principal propuesta es impulsar la investigación de las energías renovables y que, teniendo en cuenta su especificidad, se ayude a los proyectos energéticos en estas regiones a través de los instrumentos financieros de la UE.
Así, apoyar la investigación y el desarrollo en materia de energías renovables, pero también de desarrollo sostenible o ciencias marinas debe ser, a juicio del órgano consultivo comunitario, otra de las prioridades comunitarias con respecto a las RUP.
Acercar Europa a las RUP
Además de promover programas de movilidad que permitan a sus ciudadanos acceder a los mismos en igualdad de oportunidades con el resto de europeos -asumiendo, por ejemplo los gastos de los traslados de los jóvenes que participan en el programa Erasmus- o un marco de transportes y TIC específico para resolver el problema de la fragmentación territorial y el desfase digital, el CESE apuesta también por la necesidad de acercar Europa a las RUP.
A pesar de la escasa dimensión social mostrada hasta ahora por el proyecto europeo, el informe destaca el alto sentimiento de pertenencia europea existente entre los alrededor de cuatro millones de habitantes de las RUP y apuesta por fomentar una adhesión aún mayor, a través de mesas redondas en las que participen los agentes de la sociedad civil de cada región ultraperiférica para preparar planes de acción que definan los objetivos y las etapas para la aplicación de la Estrategia Europa 2020.
Junto a ello, el CESE propone también fomentar el diálogo estructurado entre la sociedad civil de las RUP y las de sus respectivos países vecinos, a través de la participación de los representantes de las RUP en el diálogo entablado por la Comisión Europea en el marco de los Acuerdos de Asociación Económica con dichos países en aquellos comités que les conciernan.
Finalmente, el CESE propone a la Comisión Europa la creación de delegaciones de la UE en cada una de las RUP a fin de hacer más tangibles, visibles y directos los vínculos entre la UE y esas regiones y, tal vez, conseguir así una mayor sensibilidad comunitaria con esas regiones que, a pesar de su lejanía, también forman parte de la vieja Europa.