Sarjakuva ja Elokuva Opinión y blogs

Sobre este blog

AMANECE Y ES MUCHO

0

Ignoro a qué hora leerán estas líneas, si es que lo hacen, por su cuenta y riesgo, pero, en mi caso, el astro rey aún no ha salido y, como persona que proviene de un lugar tan surrealista como lo puede ser nuestro país, siempre me hago la misma pregunta.

Claro que, en esos momentos de zozobra existencial -que uno también los tiene, no se vayan a creer- tiendo a recurrir a las enseñanzas de los habitantes de aquel pueblo en la sierra de Albacete al que llegó un ingeniero español, a lomos de su motocicleta con sidecar y con su padre, de copiloto.

  • - ¿Y ustedes dos qué hacen aquí?
  • - Estamos invadiendo su pueblo.

Les aviso que, si yo fuera hasta aquel remoto lugar, mis intenciones serían menos belicosas, porque tal y como están las cosas, y con un mundo lleno de tarados, nunca se sabe cómo puede acabar todo.

Una vez allí, a buen seguro que me apuntaría a la política -eso de tener elecciones todos los años me aseguraría el trabajo, y sin tener que pasar por ningún tipo de moción, comisión o algo rimbombante terminado en “ón”…

  • - Guardia Civil:¿Y qué tal la política por Oklahoma?
  • - Ingeniero: Psché, pues ya ve.
  • - Guardia Civil: ¿Hay mucho Opus?

Admito que el uniforme de la Meletérica también tira mucho y más si se tiene el porte del Cabo Gutiérrez, pero me temo que, si lo hiciera, el respetable nunca me dedicaría una frase tan sentida, como aquélla que le dedicaron al munícipe mayor.

  • - ¡Alcalde! ¡Todos somos contingentes, pero tú eres necesario!

Otra opción sería la ponerme de perfil, como un masái, junto con las cabras y ¡ver qué pasa! Admito que la opción es igualmente tentadora, pero los resultados cosechados por mi antecesor tampoco es que hayan sido muy alentadores, debo añadir.

Mi amor por calabaza está fuera de toda duda y no les digo nada, si me hubiese empeñado en un fin superior…

  • - Yo podía haber sido una leyenda... O una epopeya, si nos juntamos varios...

El problema es que siempre cuesta compartir la genialidad y dudo que nadie la quisiera compartir conmigo, y menos con la crisis que nos sigue y nos persigue, como los malos políticos y sus ideologías de opereta decimonónica.

¿Y si cambio mi forma de actuar?

  • - ¿Por qué anda usted en zigzag, señor Nge?
  • - Porque así se tarda más en hacer el recorrido y se piensa mejor adónde va uno, hijo.

No ésa también está reservada. ¡Qué contrariedad!

Quizás la mejor opción sería la de cambiar mi papel con alguno de los lugareños…

  • - Te cambio el papel.
  • - ¿Qué?
  • - Que te cambio mi personaje por el tuyo.
  • - Si hombre, eso es. Vamos, me chupo yo toda la carrera de ingeniero, me saco una plaza cojonuda en Oklahoma y ahora te paso a ti mi personaje, para que a lo mejor te limpies el culo con él. Vamos no me jodas, hombre. No me jodas.

Vale, está visto que mi estrategia no es la más correcta. Ni que se tratara de una de esas previsiones electorales nacionales que no aciertan, ni tan siquiera, con la fecha en la que se celebran las elecciones… Mejor lo dejo, antes de incordiar más a cualquiera de los habitantes del lugar.

  • - De todas maneras, para contarme esto, no tenías que meterte en mi cama.
  • - Ay qué tonto, pues es verdad. Bueno, ya que estoy aquí...

Perdón, esto no era lo que yo quería contarles, pero uno se pone a escribir y se lía con las teclas y pasan estas cosas.

Yo quería terminar mi profunda reflexión con otra frase, la cual refleja y resume todo lo anteriormente dicho.

  • - ¿Tú crees que los conocimientos que adquiramos ahora en la escuela serán de rango inferior a los bienes espirituales que nos han sido dados en la misa?
  • - ¡Pues probablemente sí!

Primero pensé en…

  • - Yo he pensado que también me interesaría ser intelectual, como no tengo nada que perder.

Y luego me di cuenta de que Sí perdería mucho, porque es mejor ser un ignorante e indocumentado sumiso que, todo lo contrario. ¿No creen?

  • - Al final, ¿amaneció?
  • - ¡Claro que sí! Ya sabes, ¡Amanece que no es poco!
  • - Sí, que no es poco…

En recuerdo del gran José Luis Cuerda y de todos los habitantes del pueblo de la sierra de Albacete. ¡Incluso aquél que quería hablar de Dostoyevski!

© Eduardo Serradilla Sanchis, Helsinki, 2020

(Albacete me queda muy lejos)

© Compañía de Aventuras Comerciales, 2020

Ignoro a qué hora leerán estas líneas, si es que lo hacen, por su cuenta y riesgo, pero, en mi caso, el astro rey aún no ha salido y, como persona que proviene de un lugar tan surrealista como lo puede ser nuestro país, siempre me hago la misma pregunta.

Claro que, en esos momentos de zozobra existencial -que uno también los tiene, no se vayan a creer- tiendo a recurrir a las enseñanzas de los habitantes de aquel pueblo en la sierra de Albacete al que llegó un ingeniero español, a lomos de su motocicleta con sidecar y con su padre, de copiloto.