Mi vida ha estado ligada al séptimo arte prácticamente desde el principio. Algunos de mis mejores recuerdos tienen que ver, o están relacionados, con una película o con un cine, al igual que mi conocimiento de muchas ciudades se debe a la búsqueda de una determinada sala cinematográfica. Me gusta el cine sin distinción de género, nacionalidad, idioma o formato y NO creo en tautologías, ni verdades absolutas, que, lo único que hacen, es parcelar un arte en beneficio de unos pocos. El resto es cuestión de cada uno, cuando se apagan las luces.
DARK FLOORS: los monstruos del infierno del Rock & Roll
Lo que no se había visto nunca, es que un cantante –en este caso, un grupo musical- debutara en la gran pantalla interpretando papeles de monstruos. De villanos, vale, pero de monstruos no se había visto hasta ahora.
Sin embargo, Mr. Lordi ya ha demostrado, a lo largo de su dilatada carrera musical, que lo suyo es ir “contra corriente” y esta vez no iba a ser distinto. Por ello, tras su éxito, más bien revolución –en un festival tan anquilosado y caduco como el de Eurovisión-, Mr. Lordi decidió que ya era hora de poner en marcha una idea que llevaba tiempo rondando por su cabeza.
Lo primero fue contactar con un productor cinematográfico, Markus Selin (Solar Films), en este caso, y plantearle su idea. Después, y una vez que Selin estuvo de acuerdo en producir una película basada en la historia que le planteó el cantante, Mr. Lordi propuso a su director habitual de video-clips, Pete Riski, como el realizador ideal para llevar a cabo su proyecto –no en vano, la idea original es obra de ambos- .
Con las bases puestas, todo fue cuestión de ponerse a trabajar y lograr que The Lordi Motion Pictures se transformara en Dark Floors.
Dark Floors arranca con una niña, Sarah, autista y cuyo mundo gira alrededor de su cuaderno de dibujo y su relación con su padre. La única manera que tiene Sarah de comunicarse con el exterior es a través de sus dibujos -teñidos de colores fríos y oscuros- con los que llena páginas y páginas. Para Sarah, la realidad está marcada por una oscuridad que terminará por afectar a todos los que la rodean.
En las primeras escenas, Sarah y su padre, Ben, están en un hospital, lugar en el que la niña está siendo sometida a una serie de pruebas. Los responsables del tratamiento, Walter, el médico y su asistente, Emily, tratan de convencer a Ben de que la mejor solución es que Sarah se quede internada allí, dada la condición de asilamiento que la niña vive, en relación con el mundo exterior.
Sin embargo, Ben no está nada convencido y decide abandonar el lugar con su hija. Antes de subirse al ascensor, Emily detiene a Ben y le pide que se replantee su decisión. Al ver la negativa del padre, Emily decide acompañarlos, junto con el resto de los ocupantes del mencionado ascensor; es decir, Rick, un guardia de seguridad; Jon, un ejecutivo insoportable; y Tobías, un anciano sin techo al que todos conocen y tratan de ayudar.
Justo cuando el ascensor llega a la altura del séptimo piso, éste se para bruscamente, dejando a todos los allí reunidos a oscuras.
Pasados unos primeros momentos de desconciertos, el ascensor abre sus puertas para dejar paso a un escenario en el que las personas han desaparecido. Ya no hay nadie en ninguna parte y no hay posibilidad de contactar con el exterior.
Ante tal situación, cada cual busca una explicación, aunque no todos son conscientes de que algo malo está sucediendo a su alrededor. No obstante, hay pequeños detalles, como los dibujos que aparecen en unas fotocopias que una máquina escupe sin cesar, o en los cada vez más inquietantes dibujos del Sarah –dibujos en los que nadie repara- los cuales nos cuentan que los protagonistas no están solos y que la compañía no es, precisamente, recomendable.
Sin tiempo para poder reaccionar sucede el primero de los ataques, en este caso, protagonizado por The screen Queen, tal y como les dice Tobías, y con dicho ataque empieza una carrera contra el tiempo para lograr escapar de allí de una pieza.
A partir de ese momento, el director Pete Riski juega con los primeros planos y los cruces de miradas entre los personajes, animales atrapados en un escenario que cambia a medida que van bajando de un piso a otro.
En esto, Dark Floors bebe de fuentes tan clásicas como La Divina Comedia, de Dante Alighieri. Para Dante, el infierno estaba dividido en nueve círculos y en cada uno de ellos los condenados estaban sometidos a distintas y horribles penas.
En Darks Floors, cada piso se asemeja a los círculos descritos por Dante, con mayor destrucción y cadáveres a su paso, aunque los responsables del guión añaden la paradoja temporal como un elemento más de desestabilización. En un determinado momento queda claro que el tiempo se ha detenido, congelado en un instante. Lo que ocurre es que no ha sucedido lo mismo en cada planta y, según se mire, da la sensación de que no han pasado unas horas desde que aquella pesadilla comenzó sino, días, e incluso semanas.
El tiempo y el espacio se entrecruzan y las cosas no suceden en el orden correcto, al igual que un puzle en el que las piezas no están colocadas donde deberían. En medio de aquel caos tan sólo Sarah –y Tobías, antes de su brusca desaparición- saben qué hacer. Es más, las terribles criaturas que van apareciendo sólo se detienen ante Sarah, conocedoras del potencial que esconde la niña.
Al final, entre tanta muerte, caos y destrucción, padre e hija logran encontrar una vía de escape, la cual es la antesala del último y verdadero enfrentamiento de toda la película, la batalla entre la luz y la oscuridad, entre la debilidad y la fortaleza, entre el bien y el mal.
Con Sarah se cerrará un círculo que devuelve a las cosas a un principio, o a un final, según se mire. ¿Sueño?... ¿Premonición?... ¿Pesadilla?... ¿Quién sabe?
Dark Floors supone un buen ejemplo del flamante cine de género que se está haciendo en Finlandia. El que, además, venga avalado por un personaje como Mr. Lordi –ídolo para buena parte de los habitantes de este país y del resto de los países vecinos- demuestra que los nórdicos son capaces de dar muchas vueltas de tuerca al mismo asunto y hacerlo muy bien.
En esencia, la película mezcla elementos del terror más clásico -el ambiente cerrado y opresivo, un grupo de personajes dispares encerrados en dicho espacio, y una serie de sucesos sobrenaturales- con detalles propios del cine de género oriental, el cual gusta de sugerir antes que contarlo todo. De ahí que se prefieran los juegos de miradas, los tiempos muertos que alargan la situación para poner en jaque al espectador y unos efectos que no tratan de romper el ambiente sino potenciarlo.
La aparición de los distintos componentes del grupo de Mr. Lordi –Amex, Ox, Awa y Kita- potenciando su lado más monstruoso y dañino demuestra el gusto por los excesos y la querencia hacia el cine de género de Mr. Lordi y sus compañeros. Queda claro el cuidado que el director, Pete Riski, pone a la hora de presentar a Mr. Lordi en la pantalla, totalmente majestuoso e inquietante, frente a frente con la diminuta Sarah.
Otro de los aciertos de la película es, precisamente, la pequeña protagonista, Skye Bennett, quien con sus inquietantes miradas y sus agónicos dibujos –los cuales dibujó ella misma, en la mayoría de los casos-, logra mantener la tensión y se convierte en la verdadera catalizadora de la acción. También es digno de destacar el tratamiento que se da al personaje femenino de Emily, la enfermera, muy lejos de las féminas que habitualmente se pasan buena parte de la película gritando. Emily no sólo mantendrá la sangre fría necesaria para tratar de sobrevivir en aquel ambiente tan hostil, sino que no dudará en enfrentarse a una de las criaturas del infierno personal de Mr. Lordi.
El cantante sólo aparece ejerciendo de tal en la canción que acompaña a los títulos de crédito del final, Best loose in Paradise, la cual se situó en el número tres de las listas finlandesas, antes de ser desbancada por Bite it like a Bulldog, también interpretada por Mr. Lordi.
Dark Floors demuestra lo que ya he comentado en otras ocasiones; es decir, que se puede contar una historia conocida, pero añadiendo pequeños detalles que la actualizan y la regeneran. Si, además, en la historia se rompen moldes como los que comentaba al empezar este articulo, ¿qué más se puede pedir? En realidad se podría pedir que alguna empresa cinematográfica hubiese comprado los derechos para luego ofrecer la película al público nacional pero, ya se sabe que NO se puede tener todo.
Quisiera agradecer a Solar Films las facilidades y el material facilitado para poder redactar esta reseña.
Ficha técnica:
Director: PETE RISKI
Guión de PEKKA LEHTOSAARI, basado en una idea original de MR. LORDI y PETE RISKI Reparto: JEREMY ZIMMERMANN y MANUEL PURO Montaje: STEFAN SUNDLÖF, ANTTI KULMALA y JOONA LOUHIVUORI
Música: VILLE RIIPPA Director de fotografía: JEAN-NOËL MUSTONEN F.S.C.
Productor: MARKUS SELIN (Solar Films) Co-productores: INGVAR THORDARSON y JULIUS KEMP (The Icelandic Film Company / Kisi Production) Productor ejecutivo: JUKKA HELLE Año de producción: 2008-10-22
País: Finlandia
Metraje: 82 minutos.
Web Page: http://www.solarfilms.com/etusivu/en_GB/frontpage/
Reparto: Sarah: SKYE BENNETT, Ben: NOAH HUNTLEY, Emily: DOMINIQUE McELLIGOTT, Rick: LEON HERBERT, Jon: WILLIAM HOPE, Tobias: RONALD PICKUP, Walter: PHILIP BRETHERTON.
Y THE LORDI BANDTHE LORDI BAND
Lo que no se había visto nunca, es que un cantante –en este caso, un grupo musical- debutara en la gran pantalla interpretando papeles de monstruos. De villanos, vale, pero de monstruos no se había visto hasta ahora.