Mi vida ha estado ligada al séptimo arte prácticamente desde el principio. Algunos de mis mejores recuerdos tienen que ver, o están relacionados, con una película o con un cine, al igual que mi conocimiento de muchas ciudades se debe a la búsqueda de una determinada sala cinematográfica. Me gusta el cine sin distinción de género, nacionalidad, idioma o formato y NO creo en tautologías, ni verdades absolutas, que, lo único que hacen, es parcelar un arte en beneficio de unos pocos. El resto es cuestión de cada uno, cuando se apagan las luces.
R&A 2014. PREDESTINATION
Claro que tampoco para ellos las cosas son tan sencillas como en un principio pudiera parecer, pues no sólo es cuestión de ir hasta un determinado momento de la historia y, una vez allí, cambiar lo que parece que está mal. No, es mucho más complejo que todo eso y, además, existe una paradoja constante que puede llegar a transformar la lógica de todo el asunto. Si te llegaras a retrasar, solamente un segundo, la vida de una persona podría cambiar y lo que, luego, daría como resultado el nacimiento de una nueva vida se vería truncado de raíz, alterando, por tanto, el continuo espacio-tiempo de una forma más dramática que antes de haber viajado hasta aquel determinado momento.
¿Qué hacer entonces? ¿Seguir hablando en la barra de un bar cualquiera con un hombre que, antes que eso, fue una mujer que terminó por encontrarse con si misma cuando viajó hasta su pasado para solucionar un error? ¿O no cejar en el empeño de encontrar una amenaza que parece conocer el futuro antes de que este suceda ante nuestros ojos?
Predestination, película australiana dirigida y escrita por los hermanos Michael Spierig y Peter Spierig –según el relato del escritor Robert A. Heinlein “All you zombies” (1959)- es una de las mejores aproximaciones a las paradojas a las que se debe enfrentar quien viaje en el tiempo, partiendo de un brillante relato clásico de la ciencia ficción literaria, que luego sus responsables llevan un paso más allá, cuando el espectador lo ve en la gran pantalla.
La película, magníficamente interpretada por la pareja Ethan Hawke y la actriz australiana Sarah Snook -capaz de ser una mujer que luego ser transforma en hombre sin perder por ello un halo de melancolía y cierta fragilidad que el personaje demanda-, se me antoja como una de las propuestas más inteligentes sobre el tema y sin necesidad de recurrir a ningún artificio, ni estridencia innecesaria. Es más, el hecho de que los personajes viajen en el tiempo termina por ser algo secundario frente a la narración que va hilvanando el personaje interpretado por Sarah Snook, auténtico epicentro de la historia.
Al final, como ocurre con los buenos puzzles, todas las piezas terminan por encajar, pero sin necesidad de tener que recurrir a ninguna herramienta auxiliar sino por una simple cuestión de lógica, en este caso aquélla que trae aparejada un viaje en el tiempo.
Si tienen la oportunidad de verla en un cine -siempre y cuando se llegue a estrenar en las salas comerciales que aún quedan en nuestro país- les recomiendo que vayan a verla y no se pierdan ningún detalle durante los 97 minutos de metraje. A fin de cuentas, el mundo podrá sobrevivir si dejan de mirar los mensajes del teléfono durante ese escaso periodo de tiempo.
© 2014 Blacklab Entertainment & Wolfhound Pictures
Claro que tampoco para ellos las cosas son tan sencillas como en un principio pudiera parecer, pues no sólo es cuestión de ir hasta un determinado momento de la historia y, una vez allí, cambiar lo que parece que está mal. No, es mucho más complejo que todo eso y, además, existe una paradoja constante que puede llegar a transformar la lógica de todo el asunto. Si te llegaras a retrasar, solamente un segundo, la vida de una persona podría cambiar y lo que, luego, daría como resultado el nacimiento de una nueva vida se vería truncado de raíz, alterando, por tanto, el continuo espacio-tiempo de una forma más dramática que antes de haber viajado hasta aquel determinado momento.