Empecé a leer cómics a la misma vez que aprendí a leer y, desde entonces, no he parado de hacerlo. En todas estas décadas he leído cómics buenos, regulares y no tan buenos, pero siempre he creído que el lenguaje secuencial es la mejor -y más idónea- puerta de entrada para leer tanto letras como imágenes. Ahora leo más cómics digitales que físicos, pero el formato me sigue pareciendo igualmente válido y sigo considerando el cómic un arte.
MAGNETO: TESTAMENTO
El cómic: Max Eisenhardt era el miembro de una familia de clase media alemana, de origen judío, que nació en la década de los años veinte del pasado siglo XX. Siendo todavía un adolescente, el joven Max y el resto de su familia, incluyendo su padre, Jakob Eisenhardt, un veterano condecorado durante la Primera Guerra Mundial, debieron acatar, sin posibilidad de contestación alguna, las Leyes de Núremberg, las cuales los convertían en ciudadanos de segunda categoría en el que, hasta entonces, había sido su país.
Los datos históricos: El 15 de septiembre del año 1935 el partido nacionalsocialista obrero alemán, por unanimidad, promulga las Leyes de Núremberg. El cuerpo legal más importante de dicha reglamentación es aquel que recogen la Ley de ciudadanía del Reich y la Ley para la protección de la sangre y el honor alemanes. Una vez implantadas las leyes y, de manera progresiva, se fue implantando en el Reich Alemán una serie de disposiciones, las cuales fueron estableciendo un sistema complejo de discriminación racial, con el objetivo fundamental de preservar la pureza de la raza Aria del pueblo alemán y de expulsar a los judíos -y otros grupos raciales considerados peligrosos- de aquella sociedad.
El cómic: Tres años después, en noviembre del año 1938, toda su existencia se derrumba, de la misma forma que un millar de sinagogas y miles de comercios perecieron a causa de las llamas y la irracionalidad que caracterizó los sucesos acaecidos durante “La noche los cristales rotos”.
Los datos históricos: Los días 9 y 10 de noviembre del año 1938 se desató la Kristallnacht o la Noche de los cristales rotos, luego de la muerte del secretario de la embajada alemana en París, Ernst von Rath, a manos de un joven judío polaco de origen alemán. En tan sólo cuarenta y ocho horas, más de mil sinagogas fueron quemadas, mientras que escuelas, centros de estudios, hospitales y negocios en manos de ciudadanos judíos fueron saqueados y/ o destruidos.
El ataque fue perpetrado por los efectivos de las Sturmabteilung, la tropa de asalto del partido nacionalsocialista obrero alemán, ataviado con su característica “camisa parda” y una turba de ciudadanos enardecidos por la “política informativa” del ministro del Reich para la Ilustración Pública y Propaganda, Paul Joseph Goebbels. Una vez que el fuego se disipó, más de un centenar de personas habían fallecido y 30.000 fueron detenidas y posteriormente deportados en masa a los campos de concentración de Sachsenhausen, Buchenwald y Dachau.
El cómic: Un año después, la familia Eisenhardt decidió mudarse hasta Polonia, un territorio que, poco después, fue invadido por los ejércitos alemanes y las unidades conocidas como Einsatzgruppen.
Los datos históricos: Los Einsatzgruppen era el nombre dado a un conjunto de escuadrones de ejecución itinerantes especiales formados por miembros de las Schutzstaffel y de las Sicherheitsdienst. En primer momento actuaron durante la anexión de Austria y de los Sudetes Checoslovacos, antes de la total invasión del país eslavo. No obstante, fue con la invasión de Polonia, el uno de septiembre del año 1939, cuando los Einsatzgruppen desarrollaron y expandieron su política sistemática de exterminio de los judíos y de los intelectuales polacos, una política que después se trasladó al resto de los territorios invadidos, una vez comenzada la Segunda Guerra Mundial.
El cómic: Tras sobrevivir a la invasión, Max, junto con el resto de sus parientes, lograron llegar hasta Varsovia y, una vez allí, terminaron confinados en el enorme gueto que las autoridades alemanas situaron en la capital del país.
Los datos históricos: En octubre del año 1940, los alemanes fundan el gueto de Varsovia, el mayor de cuantos se implantaron en la Europa ocupada por las tropas del gobierno nacionalsocialista alemán. El gueto de Varsovia llegó a tener una población estimada de 400.000 personas -lo que equivaldría al 30 % de la población de la capital polaca en aquellos años- todas ellas hacinadas en una superficie equivalente al 2,4 % de la misma ciudad. En menos de tres años, las ejecuciones arbitrarias, el hambre, las enfermedades y las deportaciones a los diferentes campos de concentración y de exterminio del régimen alemán redujeron su población a menos de 50.000 habitantes. Dos años después de su apertura, el 22 de julio del año 1942, comenzó la Große Umsiedlungsaktion, acción por la se empezó a desmantelar el gueto y empezaron las deportaciones a los campos de exterminio Treblinka y Majdanek.
El cómic: En septiembre de ese mismo año Max Eisenhardt llega hasta las puertas de campo de Auschwitz II-Birkenau. En aquel dantesco escenario terminará trabajando como miembro integrante de las unidades denominadas Sonderkommandos.
Los datos históricos: Los Sonderkommandos eran unidades de trabajo formadas por prisioneros que trabajaban en las cámaras de gas y en los crematorios, en los campos de exterminio del Reich Alemán. Su principal ocupación era la de retirar los cadáveres de las cámaras de gas; seleccionar aquellos cadáveres que pudieran albergar algún elemento de valor; apilar sus pertenencias por tipo; llevar a las víctimas al horno crematorio, o bien inhumarlas. Vivían apartados del resto de los prisioneros del campo y, pasados unos meses, eran exterminados, para evitar que pudieran contar lo que estaba pasando. No podían hablar con los prisioneros, pues si lo hacían recibían la pena de muerte.
El cómic: En 1944, Max Eisenhardt participó en la revuelta del Sonderkommando que trabajaba en los Crematorios II y IV del campo de extermino y, a diferencia del resto de sus compañeros de rebelión, él sí logró sobrevivir junto con una joven gitana llamada Magda, a quien había conocido cuando aún era un simple alumno en un colegio de secundaria alemán.
Los datos históricos: El siete de octubre del año 1944, el Sonderkommando que trabajaba en los Crematorios II y IV del campo de exterminio de Auschwitz II-Birkenau se rebeló, destruyendo el Crematorio IV, el cual luego no se reparó. Los miembros de las SS mataron a medio millar de personas y, dos días después, los Crematorios II y V continuaron su letanía de muerte, lugares donde murieron 5000 prisioneros más.
El cómic: Sobra decir que el niño que llegó hasta aquel matadero se convirtió en un ser distante, esquivo y amargado, ante la situación vital que le había tocado en suerte. Tras sobrevivir, decidió que quien padeció todo aquel horror debía desaparecer, pero la historia, su historia y la de todos aquellos que sufrieron la megalomanía asesina del tercer Reich alemán debían ser recordados por las nuevas generaciones.
X-Men: Magneto testamento, obra de Greg Park, Carmine Di Giandomenico, Matt Hollingsworth y Marko Djurdjevic (Marvel Knights 2008-2009) NO es un cómic de coloridos superhéroes batallando contra el villano alienígena de turno, por mucho que todavía sean legión los que piensen que un “tebeo” publicado por Marvel Comics es incapaz de hacer otra cosa que entretenerte durante unos minutos.
X-Men: Magneto testamento no necesita ser una publicación independiente, ni en blanco y negro para contarnos una historia REAL y que nunca debiera ser olvidada, por muchos que los últimos supervivientes del holocausto estén falleciendo, sin que nadie repare en lo que signifique su pérdida para una sociedad tan baqueteada como la nuestra.
Max Eisenhardt es uno de aquellos jóvenes que vio cómo su vida, tal y como la conocía, desaparecía tras una tormenta de insensatez, fanatismo, demencia y destrucción, mientras el resto del mundo miraba para otro lado. Greg Park sólo tuvo que consultar algunos de los libros que se han escrito sobre estos sucesos, los cuales forman parte de la bibliografía -la cual SÍ que puede acompañar las páginas de un cómic- y, a partir de los testimonios y los datos que recogen esas páginas, darle cuerpo a la historia de un personaje cuyo pasado fue esbozado en otras tantas colecciones, tales como X-Factor, New Mutants o Excalibur y en las páginas de la series principales de los mutantes gráficos de Marvel Comics, por lo menos, durante las primeras décadas de su existencia, pero en la que nadie había profundizado de la forma que lo hace esta serie limitada de cinco números.
X-Men: Magneto testamento debería ser considerada tan válida como otras tantas propuestas gráficas que se hacen eco de lo que sucedió en la Europa de los años treinta y cuarenta del pasado siglo XX, independientemente de quién sea el protagonista o la procedencia de éste. Sin embargo, la historia nos demuestra que en esa lista ya hay unos títulos que parecen estar grabados a fuego y poco importa el mérito que puedan atesorar otros tantos, menos conocidos, pero que nada tienen que envidiarle a los demás.
La edición presentada por Panini Comics en nuestro país no solamente ofrece los cinco números -con las magníficas portadas de Marko Djurdjevic-, sino que, también, incluye textos de Greg Park y Stan Lee, la ya mencionada bibliografía -la cual les recomiendo consultar, en especial los libros y las películas documentales basados en ellos, según el trabajo de Claude Lanzmann y Laurence Rees- y unas páginas dibujadas por una leyenda en el mundo gráfico como lo es Neal Adams. Esas páginas sirvieron de contestación a una de las muchas insensateces que se perpetran en nuestro mundo y que terminan por ser más un insulto que una excusa y de las que hablaremos, más adelante.
X-Men: Magneto testamento termina delante de lo que fue el Crematorio V del campo de exterminio de Auschwitz II-Birkenau, el cual fue dinamitado por los miembros de la Schutzstaffel, el 26 de enero del año 1945. Han pasado setenta y cinco años desde que aquello sucedió y no se me ocurre nadie mejor que Max Eisenhardt para contárnoslo.
El cómic: Max Eisenhardt era el miembro de una familia de clase media alemana, de origen judío, que nació en la década de los años veinte del pasado siglo XX. Siendo todavía un adolescente, el joven Max y el resto de su familia, incluyendo su padre, Jakob Eisenhardt, un veterano condecorado durante la Primera Guerra Mundial, debieron acatar, sin posibilidad de contestación alguna, las Leyes de Núremberg, las cuales los convertían en ciudadanos de segunda categoría en el que, hasta entonces, había sido su país.
Los datos históricos: El 15 de septiembre del año 1935 el partido nacionalsocialista obrero alemán, por unanimidad, promulga las Leyes de Núremberg. El cuerpo legal más importante de dicha reglamentación es aquel que recogen la Ley de ciudadanía del Reich y la Ley para la protección de la sangre y el honor alemanes. Una vez implantadas las leyes y, de manera progresiva, se fue implantando en el Reich Alemán una serie de disposiciones, las cuales fueron estableciendo un sistema complejo de discriminación racial, con el objetivo fundamental de preservar la pureza de la raza Aria del pueblo alemán y de expulsar a los judíos -y otros grupos raciales considerados peligrosos- de aquella sociedad.