A pesar de encontrarse situado a apenas un centenar de kilómetros de las costas del Archipiélago, la atención que desde las Islas se ha prestado tradicionalmente al continente africano ha sido muy escasa. Sobre todo, desde los ámbitos económico y empresarial y político. Sin embargo, con una población de más de mil millones de clientes potenciales y la práctica totalidad de sus países experimentando un claro crecimiento económico a lo largo de los últimos años, África se ha convertido en un mercado tan atractivo como desconocido para el resto del mundo.
La privilegiada situación geográfica de Canarias, a medio camino entre Europa, América y su vecina África, convierte al Archipiélago en el enclave ideal para convertirse en el centro de distribución más importante del Atlántico Norte en el comercio con el continente vecino. Se trata de explotar el valor de los puertos y aeropuertos de las Islas como plataforma tricontinental, ese gran atractivo económico de Canarias que han vendido durante las últimas décadas, todas las administraciones públicas presentes en el Archipiélago, pero cuya materialización nunca termina de concretarse.
Conseguir posicionar a Canarias como puente de conexión entre Europa y América y África puede ser vital para la evolución de la economía en el Archipiélago en los próximos años. Frente a la crisis que azota a los principales países del mundo, en la actualidad, la práctica totalidad de los 54 estados que integran el continente africano registran crecimientos en sus cifras de Producto Interior Bruto (PIB) de forma continuada. Según las previsiones, casi la mitad de los países africanos registrará un crecimiento superior al 5% en el periodo comprendido entre 2007 y 2015. Del resto, apenas una decena no superará el 3%.
Partiendo de estas cifras no es de extrañar que los datos indiquen que la economía del conjunto de África creció un 4,2% en 2012 y que las perspectivas de futuro apunten a que estos crecimientos medios continuados del PIB del continente continúen más allá de los ejercicios cercanos, con una previsión del 4,7% para 2014, tal y como recoge la Memoria de 2012 de Casa África.
En este contexto de desarrollo del continente vecino, una buena gestión de las relaciones económicas entre África y Canarias, que permita desarrollar alianzas comerciales y materializar inversiones, además de potenciar al Archipiélago como centro proveedor de servicios a las empresas presentes en el continente, podría ser una solución muy efectiva para dinamizar la economía de las Islas y lograr que la marcha esta deje de depender casi exclusivamente del comportamiento del sector turístico. Desde esta perspectiva, saber aprovechar las oportunidades que brinda el desarrollo de África es el mayor reto al que se enfrentan empresarios e instituciones canarios.
Desconocimiento de la realidad africana
Del mismo modo que para las economía de las Islas, una apuesta decidida por África podría servir como una vía de crecimiento de negocio e, incluso, de supervivencia para muchas empresas del resto del país, ya que las oportunidades que ofrece el continente son enormes. Sin embargo, se enfrentan al grave problema de que España posee muy poco tejido empresarial en África, frente a otros países europeos que llevan varias décadas estableciendo lazos económicos con el continente.
El mayor freno para el desarrollo de ese tejido empresarial son los prejuicios. Según la jefa del Área de Economía y Empresa de Casa África, Ico Sánchez-Pinto González, el empresario español desconoce gran parte de la realidad económica africana.
El empresariado español “desconoce el mercado, la economía y situación política del continente”, por lo que es necesario realizar una labor pedagógica entre los empresarios para divulgar la realidad económica africana. En torno a África existen aún muchos prejuicios. “Todavía se tiene una imagen de inseguridad jurídica, de dificultades en las fronteras, aduaneras y de corrupción. Y la realidad es que en muchos países eso ha mejorado muchísimo y en otros ni siquiera existe”, asegura Sánchez-Pinto.
A pesar de ello, a la hora de plantearse una inversión en África es necesario tomar una serie de precauciones, puesto que no todos los países del continente ha evolucionado de la misma manera, lo que hace necesario estudiar muy bien todos los aspectos sociales, económicos y políticos antes de materializar el proyecto empresarial.
La percepción externa es distinta a la realidad que se vive sobre el terreno. Hay países en los que la estabilidad reinante permite desarrollar una presencia empresarial sin ningún tipo de sobresalto. Es el caso, por ejemplo, de Botsuana, un país del que apenas se escucha hablar en los medios de comunicación porque “posee un nivel de vida casi europeo, con estabilidad política, una tasa de crecimiento estable, una tasa de alfabetización altísima y buenas infraestructuras” que vive del turismo, sobre todo de safaris, apuntan desde Casa África.
Por ello, contar con un socio local que conozca el terreno, la legislación, los ritmos e incluso las costumbres sociales es una buena forma de desembarcar en el continente. Formar asociaciones público-privadas, para construir toda clase de infraestructuras y explotarlas a través de una concesión u optar a licitaciones internacionales para realizar proyectos impulsados por los distintos gobiernos del continente y que cuentan con financiación de organismos internacionales como el Banco Africano de Desarrollo son también otras maneras de entrar en África que, además, suponen una enorme oportunidad de negocio para las grandes empresas españolas, sobre todo en sectores como la energía e infraestructuras.
Sin embargo, y a diferencia de lo que ocurre en Latinoamérica, tradicionalmente en África no han existido grandes inversiones de compañías españolas. Prácticamente todas las grandes constructoras españolas tienen un proyecto en algún país africano, pero no posen un amplio despliegue. Esa ausencia de implantación de grandes empresas españolas -telecomunicaciones, banca, energía...- ha supuesto un freno a la entrada de otras más pequeñas a las que esa presencia podría haber abierto muchas puertas, señala Sánchez-Pinto.
Cambio de mirada
Esta situación ha comenzado a cambiar en los últimos años. Con la crisis, muchos empresarios han comenzado a mirar hacia África en busca de una salida para sus proyectos. Según los datos que manejan instituciones como el Instituto de Comercio Exterior (ICEX) o Casa África, así como diversas consultoras especializadas, el número de personas y el perfil de los que se interesan por invertir en África ha aumentado desde 2008.
Así, se ha detectado un incremento del interés por el continente vecino en sectores como la construcción, que busca movilizar sus recursos, paralizados en España, agricultura, consultorías o servicios a telecomunicaciones. Además, el interés se extiende a empresas de todo tamaño, desde grandes corporaciones a pymes y emprendedores.
A pesar de este creciente interés, todos coinciden en señalar que aún es pronto para poder asegurar que el mismo se vea ya reflejado en las exportaciones a África. Sin embargo, es cierto que en los últimos años, estas no han dejado de incrementarse. Así, si en 2005 las exportaciones de bienes y servicios al continente vecino superaron ligeramente los 6.601 millones de euros, 2012 se cerró con algo más de 15.000, lo que supone un incremento del 128,68%, según los datos de la Agencia Tributaria y el Ministerio de Administraciones públicas recogidos por el INE.
En lo que respecta a 2013, en los nueve primeros meses del año las exportaciones a África superaban ampliamente los 12.300 millones de euros, una cifra un 14,14% superior a la registrada en el mismo periodo del año anterior, lo que, de mantenerse esa tónica, permitirá cerrar el ejercicio con una nueva cifra récord. Sin embargo, a pesar de estos crecimientos, las exportaciones dirigidas al continente africano siguen siendo muy escasas en comparación con la cifra global. De hecho, hasta septiembre, el volumen de negocio con este continente apenas supone todavía un 7,3% de las exportaciones totales de España, solo por encima de Oceanía. Es más, el valor de los bienes y servicios exportados desde España al continente europeo en cualquier mes de 2013 -salvo agosto- supera el acumulado de las dirigidas a África en los nueve primeros meses del año, según los datos ofrecidos por el INE.
El peso del pasado colonial
Uno de los principales obstáculos que se encuentran muchos empresarios españoles a la hora de entablar relaciones comerciales en África son las diferencias culturales, sobre todo en África occidental, donde la brecha cultural es muy grande y es necesario dotarse de mucha paciencia y casi imprescindible contar con muy buenos contactos locales para lograr cerrar un negocio.
A ello se une el hecho de que, por regla general, los empresarios españoles apenas hablan francés y tampoco dominan el inglés, los dos idiomas que por su pasado colonial se emplean en la zona. Precisamente el pasado colonial de estos países se convierte en una ventaja para el empresariado español con respecto a sus homólogos franceses o británicos que, sin embargo, no se está aprovechando.
La ausencia de un pasado colonial español en la zona propicia que el trato que se dispensa a los ciudadanos de nuestro país sea mejor que el que reciben los procedentes de sus antiguas metrópolis. A ello se suma, por ejemplo, la admiración que despiertan los éxitos deportivos cosechados en los últimos años por distintas selecciones y profesionales, lo que contribuye a que las delegaciones españolas sean muy bien recibidas. Sin embargo, la falta de preparación en idiomas y la ausencia de planes serios de externacionalización y estudios de mercado en muchas empresas interesadas en el continente impiden aprovechar esa ventaja y permite a la competencia francesa y británica seguir aumentando su presencia en la zona.
En el reverso de esta moneda se encuentra Guinea Ecuatorial, un país que despierta mucho interés entre el empresariado español por las grandes oportunidades de negocio que presenta, pero cuyo régimen político complica enormemente las relaciones comerciales con España. A pesar de contar con la ventaja de compartir el idioma, la difícil relación política entre ambos países a las relaciones comerciales y dificulta trámites tan esenciales como conseguir visados, lo que hace prácticamente imposible establecerse en el país.
Consolidar el transporte
Por mucho interés que puedan poner los empresarios españoles y canarios en abrir sus actividades a África, si no existen suficientes conexiones marítimas y aéreas, el desarrollo es imposible. Por ello, en los últimos años las administraciones han intentado fomentar la apertura de nuevas rutas que conviertan al Archipiélago en la deseada plataforma que conecte Europa, África y América.
Un ejemplo de la importancia de consolidar el transporte es Cabo Verde, que cuenta desde hace varios años con una comunicación aérea estable con Canarias, lo que ha propiciado el establecimiento de más de 60 pequeñas empresas en ese archipiélago, de las que la mayoría, además, proceden de las Islas, según apuntan desde Casa África.
Así, las distintas rutas de Binter Canarias a Cabo Verde, El Aaiún, Mauritania o Marruecos, a las que recientemente se han unido destinos como Senegal o Gambia y la apertura de nuevas rutas, como la de Royal Air Maroc que une los aeropuertos de Tenerife Norte y Casablanca, no solo reflejan el interés del empresariado de las islas por estos destinos africanos, sino que contribuyen a que esas relaciones comerciales puedan ser estables y prolongadas en el tiempo.
En los últimos años, el interés español se ha centrado en los países del norte y la parte occidental de África, donde la presencia de empresas comienza a ser significativa. Así, pese a que el volumen de exportaciones hacia el continente, aunque creciente, sigue siendo bastante modesto, es posible encontrar hasta cinco países africanos en el ranking de los 50 primeros territorios que reciben la mayor cantidad de exportaciones españolas. En esta lista, elaborada por el ICEX y actualizada el pasado mes de octubre, Marruecos ocupa la novena posición, con casi 4.724 millones de euros, mientras que Argelia, con 3.223 millones, alcanza el decimocuarto puesto. Más abajo se encuentran Sudáfrica (29º lugar), Egipto (40º) y Túnez (43º).
Junto a estos países, los intereses de las empresas españolas las han llevado a establecerse en Namibia, sobre todo en el sector pesquero y de tratamiento de pescado, mientras que Senegal ha experimentado en los últimos años un crecimiento exponencial de empresas españolas, sobre todo en las especializadas en agricultura. Situación que, según las experiencias recopiladas por Casa África se ha repetido en Mauritania, en los márgenes del río Senegal, donde han rehabilitado campos de cultivo para la exportación de productos como pimientos verdes, melones o arroz.
Algo similar ocurre en el conjunto de África Occidental, donde hay una implantación cada vez mayor de empresas agrícolas, mientras que países como Sudáfrica, que registran un elevado crecimiento en el PIB, poseen un gran atractivo para empresas de construcción y transporte. Pero el atractivo del continente no termina en los sectores agrícolas, pesquero y de la construcción, sino que se extiende a otros mucho más sofisticados como el farmacéutico, donde un consorcio de instituciones internacionales pretende fomentar la producción farmaquímica en países como Ghana, o el de la alimentación, con empresas como la española Gallina Blanca, que tras casi 40 años de presencia en alrededor de 25 países del continente continúa aumentando su apuesta por África con la apertura de nuevas fábricas.
Por el contrario, en las zonas central y este del continente la presencia empresarial española es mucho menor, aunque en el este existen algunos proyectos ligados al sector turístico, con hoteles y paquetes vacacionales dirigidos principalmente a visitantes españoles, muchos de ellos impulsados por emprendedores que han escogido esos países para iniciar sus proyectos.
Diplomacia económica
La mayor presencia de empresarios españoles en el África occidental se explica en parte porque es la zona del continente en la que tradicionalmente ha centrado sus esfuerzos la diplomacia económica española y donde se continúan concentrando en la actualidad. En este sentido, la política exterior económica se centra en apoyar a las empresas a buscar mercados exteriores y asesorarlas durante el proceso de internacionalización, de la mano de instituciones como el ICEX o Casa África, en el caso concreto del continente vecino.
El apoyo institucional es fundamental, ya que para muchas empresas invertir en un continente como África es posiblemente una de las decisiones más importantes que tomarán durante toda su existencia. Las diferencias sociales y culturales existentes entre España y los distintos países africanos, así como el enorme desconocimiento del continente obligan a estudiar detalladamente cualquier operación comercial y, en bastantes ocasiones, acaban por frustrar la pretendida aventura empresarial.
En este contexto, contar con el asesoramiento de las instituciones públicas se convierte en un elemento fundamental para muchas empresas que desean abrir nuevos mercados en el continente vecino, que desde el año 2006 se ha convertido en una de las prioridades del Gobierno español. Así, cualquier empresa que desee expandir su negocio a África tiene a su disposición una treintena de oficinas económicas y comerciales del ICEX en otros tantos países del continente, además de dos centros de negocios en Marruecos y Argelia. Desde estas sedes, el ICEX cumple con su misión de facilitar acuerdos y alianzas entre socios españoles y locales, además de organizar campañas para difundir la Marca España y prestar apoyo político a todas aquellas empresas presentes o interesadas en desembarcar en África.
El papel de Casa África
A la acción del ICEX se suma la labor de Casa África, un consorcio público con sede en la capital grancanaria y cuya creación, en 2006 por el primer Plan África, refleja la apuesta del Estado por el continente vecino. Esta institución, integrada por el Ministerio Asuntos Exteriores y Cooperación, la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID), el Gobierno de Canarias y el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, nació envuelta en una polémica acerca de la ubicación de su sede y las competencias que debía asumir, cuya principal consecuencia fue la escisión de la zona norteafricana de su ámbito de acción, pasando integrar Casa Árabe, mientras que Casa África centra sus acciones en el resto del continente.
Durante sus primeros años de funcionamiento, coincidiendo con la vigencia del I Plan África 2006-2009, el grueso de la actividad del consorcio estuvo centrado en aspectos culturales y sociales, mientras que tras la puesta en marcha del II Plan África 2009-2012, la labor la institución ha comenzado a hacer más hincapié en los aspectos económicos. Así, entre los objetivos previstos en la última revisión de este plan se encuentran la promoción de las relaciones comerciales y la inversión entre España y África y el desarrollo económico africano.
Tal y como refleja la Memoria 2012 de la institución, el pasado año se inició un proceso de potenciación de la actividad en el campo de la diplomacia económica del Estado y de refuerzo de la estrategia de la Marca España, con el objetivo de fomentar una mayor internacionalización de las empresas, “algo que sin duda incidirá en el crecimiento del PIB y una mayor generación de empleo en nuestro país”. Abrir puertas y tender puentes que contribuyan a la salida de la crisis es el objetivo final.
Para ello, la entidad difunde las oportunidades que ofrece el continente a profesionales, empresas e inversores españoles, a la vez que apoya la internacionalización de las empresas españolas que ya actúan o tienen interés en actuar en África y potencia la colaboración entre actores públicos y privados. Entre estas acciones destaca la organización de programas económicos como Investour -Foro Anual de Negocios e Inversiones Turísticos en África, celebrado en el marco de Fitur-, las jornadas sobre licitaciones y proyectos del Banco Africano de Desarrollo, celebradas en diversas ciudades de España en colaboración con las confederaciones de empresarios, o la presentación de informes de Perspectivas Económicas de África, así como el desarrollo de diversas jornadas monográficas, jornadas y desayunos económicos sobre países africanos, con la presencia de los embajadores españoles acreditados en ellos.
Siempre se ha dicho que en las relaciones comerciales con África está todo por hacer. Tradicionalmente, la mayor parte de los empresarios españoles nunca ha mirado hacia África y, cuando la crisis les ha obligado a hacerlo, han visto que con instituciones como Casa África el Estado ya había empezado a tender los puentes. Es cierto que queda mucho por hacer y que ese continente tan cercano y desconocido que parece comenzar a despertar ofrece muchas oportunidades de negocio. Pero también lo es que ya se ha recorrido una pequeña parte del camino.
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