Uno de cada cuatro menores de 18 años en Canarias se encuentra en riesgo de exclusión y pobreza, lo que se traduce en un total de 158.000 (44,5%). Se trata de niños, niñas y adolescentes que viven en hogares pobres. El vicepresidente de EAPN Canarias, Fernando García Rodríguez, señala que, a pesar de que la tasa se ha reducido en los últimos años en 3,3 puntos, “siguen siendo cifras insoportables”, sobre todo si se compara con otros grupos de edad como el de personas adultas (32%) o pensionistas (31%).
“Sobre todo, lo que preocupa es la transmisión intergeneracional de la pobreza, porque, al final, lo que se contabiliza son aquellos niños, niñas y adolescentes que residen en hogares pobres. Es decir, donde la unidad familiar está en situación de pobreza y, por tanto, en consecuencia, ellos también residen en hogares en esta situación”, destaca García.
En el último informe de El Estado de la Pobreza. Seguimiento de los indicadores de la Agenda UE 2030. 2015-2022 en Canarias se reflejaban datos como que 750.000 personas en las Islas están en riesgo de exclusión (33%) y que un 65% de esa población tiene dificultades para llegar a fin de mes. Además, se recoge que “las personas que viven en hogares con menores económicamente dependientes registran tasas mucho más elevadas que el resto para los principales indicadores de pobreza y vulnerabilidad”.
En ese contexto, García apunta que, aunque no se profundice en ese análisis en el informe, sí que se deduce que a lo largo del tiempo las personas que de niños o de niñas o adolescentes son pobres, “muy probablemente”, cuando sean adultos, lo seguirán siendo, “salvo que se establezcan algún tipo de medidas que eviten que alcancen esa situación también de adultos”.
En este punto, incide en que hace falta aumentar los recursos económicos, educativos y sociales en las familias, sobre todo porque “si no, se va a perpetuar de una generación a otra; y es lo que se denomina la transmisión intergeneracional de la pobreza”. De hecho, un niño o niña o adolescente que vive en situaciones de pobreza está en una situación más propensa a sufrir exclusión social sobre todo porque tiene una dependencia más económica de sus padres y de sus madres y, por tanto, “al final no depende de sí mismo el que pueda mejorar o salir de esa situación, sino que depende de que el núcleo familiar salga justamente de esa situación de pobreza y exclusión”.
Por ello, el vicepresidente de EAPN Canarias remarca que hacen falta políticas con perspectiva de infancia. Por ejemplo, refuerzos económicos y prestaciones sobre todo a las familias monomarentales. Es decir, las que están soportadas fundamentalmente por una madre sola con menores a cargo; que es donde radican principalmente las situaciones de pobreza.
García apunta que “aquí hablamos de refuerzos en lo relativo a los servicios sociales, pero sobre también de refuerzos a nivel educativo, sanidad, vivienda…”. Recuerda que la Renta Canarias de Ciudadanía nace como una prestación complementaria al Ingreso Mínimo Vital y uno de sus complementos es el refuerzo a las familias con menores a cargo. Sin embargo, los complementos de la renta, entre los que se encuentra también el de vivienda o el de pensionistas aún no se han desarrollado. “Ya toca que la Renta Canaria de Ciudadanía se desarrolle en sus diferentes complementos y sobre todo también que exista una mejor coordinación y coexistencia con el Ingreso Mínimo Vital”, añade.
El vicepresidente de EAPN también incide en el dato de que el 53% de la población en Canarias no tiene capacidad para afrontar gastos imprevistos. “Hoy en día, las familias no tienen capacidad para ahorrar, y si les viene algún gasto que no tienen en ese momento pensado que pueda suceder, pues tendrían graves dificultades para poder asumirlo”, incide. A esta cifra se le suma que el 65% de la población manifiesta grandes dificultades para llegar a fin de mes. Por tanto, “muchas familias viven, en el límite, a pesar incluso de tener ingresos”, es decir, son trabajadores pobres.
“Hoy en día el empleo no te saca de la exclusión social o de la pobreza”, señala García. Desde EAPN apuestan por la mejora en la calidad del empleo y sobre todo la mejora de las condiciones laborales, “porque al final el empleo por sí no te saca de la situación de pobreza. Lo que te saca de la situación de pobreza es tener un empleo estable, con un salario digno, adecuado, suficiente, y continuado en el tiempo”, resume.
La importancia del comedor escolar
Macarena Céspedes, directora de Incidencia de la ONG Educo, también sostiene que “tener hijos penaliza a la hora de tener una vida económica más saludable o un nivel socioeconómico más elevado”. Por ello, añade que lo que se tienen que poner en marcha son “prestaciones y políticas públicas que pongan en el centro de la infancia y que sean mucho más eficientes”. La experta apunta que, a pesar de que en España se ha reducido el número de familias con hijos, el número de familias con hijos que tienen más dificultades para llegar a fin de mes ha aumentado: son el 55% de las familias con hijos a cargo que tienen dificultades para llegar a fin de mes.
Por ello, incide también en que el Ingreso Mínimo Vital tiene que mejorarse, se tiene que ampliar la cobertura, llegar a más familias, tener un plus por hijos o hijas a cargo, estar coordinado y ser compatible con otras ayudas autonómicas… Para Céspedes, “el comedor escolar es una de esas políticas públicas de lucha contra la pobreza infantil con un enfoque claro de educación que sería muy barata y muy fácil de aplicar a todos los niños y niñas”.
“En general nosotros pedimos el comedor universal, porque lo consideramos parte del derecho a la educación, igual que un niño accede a clase y va a clase de Matemáticas, o de Lengua, o de Historia, o de Inglés, tendría que ir al comedor escolar porque forma parte de su educación y del espacio educativo. Ahora, más allá de eso, lo que sí consideramos es que es una política pública de lucha contra la pobreza infantil con un clarísimo impacto, pues garantiza a ese niño una alimentación que de otra forma no está siendo garantizada”. Y recuerda que en España ha aumentado el número de niñas y niños que no pueden comer carne, pescado, pollo o equivalente proteico cada dos días.
“Una mala nutrición es lo que muchas familias se ven abocadas a darles a sus hijos porque es lo barato. Los hidratos de carbono, pocas proteínas, pocas verduras. Compran lo que pueden comprar para alimentar y saciar el hambre. Y quitar el hambre no es necesariamente igual a estar bien nutrido. Por eso, abogamos por el comedor escolar, porque sea universal para todas y todos. Pero hasta que eso no sea posible, lo que sí tiene que ser posible es que todos los niños y niñas en riesgo de exclusión y pobreza acudan de forma gratuita al comedor escolar”, subraya.
En este punto, Fernando García también coincide en que “hay que apostar por ello, y sobre todo en colegios que están en zonas muy vulnerables, con una alta población en situación de pobreza”. Ahí, explica, es donde “hay que empezar a aplicar la cuota de comedor cero, es decir, donde las familias incluso no tengan coste ninguno porque tengan derecho a esa alimentación sana para sus hijos, y para evitar también las cifras que estamos viendo de obesidad infantil, que lógicamente también son alarmantes”.