Solo un 20% de los hoteles canarios comprueban si sus medidas para prevenir el estrés laboral funcionan

Tan solo uno de cada cinco hoteles canarios revisa si sus medidas para prevenir el estrés de sus trabajadores funcionan, según un estudio elaborado a finales del año pasado sobre las condiciones ergonómicas y psicosociales en el sector hotelero del Archipiélago, el segundo de este estilo en la historia de las Islas (el primero es de 2016).
El Gobierno canario inspeccionó a 121 establecimientos, poco más de la mitad de los previstos (228), y encontró carencias significativas en la evaluación de riesgos laborales de los alojamientos turísticos. El análisis fue realizado por la UTE entre las compañías Servicios Avanzados de Opinión y Corporación 5, esta última vinculada con el exlíder de la CEOE en Tenerife y actual presidente del CES, José Carlos Francisco Díaz.
Los resultados muestran que solo el 20% de los hoteles comprueban si sus medidas para prevenir el estrés laboral funcionan, que muy pocos complejos tienen implantado un canal para la comunicación “precoz” de molestias musculoesqueléticas (porcentajes cercanos al 10% en hoteles de tres y cuatro estrellas y del 22% en los de cinco), y que solo el 12% de los establecimientos tienen camas elevables, una reivindicación histórica de las camareras de pisos.
El estudio no es baladí. El sector servicios concentra tres de cada cuatro accidentes laborales en Canarias, que solo el año pasado registró más de 53.000, de acuerdo con las cifras de Comisiones Obreras (CCOO). Su objetivo es retratar la imagen del sector en este sentido “con el propósito de diseñar acciones preventivas y correctivas que promuevan la seguridad y salud de la población trabajadora”.
Casi todos los hoteles cuentan con su propio plan de prevención: el 97% lo hace. Lo más normal es que las cadenas contraten un servicio externo (62%) y, también, que el delegado de prevención presente “una formación básica” que le capacite para el puesto (73%). Al mismo tiempo, la mayoría de los establecimientos ha creado un Comité de Seguridad y Salud (87%), obligatorio en todas las empresas con 50 empleados o más.
Las evaluaciones sobre la carga física del trabajo se centran sobre todo en las camareras de piso. Hay hoteles que analizan su consumo metabólico (un 92% de la muestra) que, sin embargo, olvidan hacerlo para el resto de los empleados relevantes (entre el 64 y el 66%) como camareros, personal de cocina y de mantenimiento.
Las principales medidas planteadas por las cadenas para prevenir los riesgos laborales de las kellys son la compra de equipos de trabajo o mantenimiento de estos y formación. Las que tienen que ver con ayudas mecánicas (camas elevables y carros motorizados), tiempos de trabajo o el establecimiento de un número máximo de habitaciones, que son precisamente las que suelen reclamar las trabajadoras, tienen un menor peso.
Los técnicos de la UTE analizaron los riesgos laborales asociados a la carga física, la manipulación manual de cargas, las posturas forzadas, los movimientos repetitivos y las pantallas de visualización de datos. Eso en el plano de las condiciones ergonómicas. El de las cuestiones psicosociales no está esquematizado de la misma forma, pero también recoge resultados interesantes.
Los hoteles utilizan generalmente cuestionarios estandarizados para evaluar el estado psicosocial de sus plantillas. Técnicas cualitativas como entrevistas o grupos de discusión no representan ni el 20% en algunos puestos, algo que el propio informe invita a potenciar: “Permiten un aporte de información de más calidad que puede permitir incluso llegar a las causas de los problemas”.
Después de realizar estas evaluaciones, menos de la mitad de los alojamientos turísticos (48%) han elaborado un plan de medidas preventivas. Los que sí lo han hecho han dado prioridad a los protocolos frente al acoso, la formación, el “control periódico” de las condiciones laborales y en menor medida las propuestas vinculadas con la organización del trabajo. El estudio resalta asimismo el “bajo porcentaje” de protocolos frente a la “violencia ocupacional externa”, esta es, a la que están expuestos los trabajadores de los hoteles por estar en contacto continuo con clientes.
Otra conclusión del informe: no consta que entre el 27 y 36% de los hoteles analizados realicen reconocimientos médicos a sus trabajadores. Es un porcentaje “importante”, señala el documento, que “llama la atención”. También son poco frecuentes los estudios epidemiológicos, las actividades de promoción de la salud colectiva o el procedimiento de comunicación “precoz” de molestias musculoesqueléticas, mencionado anteriormente.
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