8M

Hoy no hay ficción pero sí pretexto.

Esta es una imagen icónica” me dijo mi amiga Virginia, justo hace un año, cuando la vió durante la última marcha del 8M. Y hoy, que este maldito virus nos ha amputado las amígdalas y el grito para volver a ocupar las calles, lo sigue siendo, porque ese modesto “Castell” que elevaron en 2020 este grupo de mujeres y hombres, sintetiza la esencia del movimiento feminista: la unión, el esfuerzo, la solidaridad, el valor, la resistencia. La base sólida de toda sociedad justa hace que en ella crezcan fuertes y altos esos valores. 

Todo en esta imagen es de colores pero el blanco y negro le sienta mejor en estos tiempos donde los grises también importan... y confunden. Y se hace necesario, hoy más que nunca, frustrada la posibilidad de recordarlo a voz en grito, fortalecer las bases de ese pilar. Mi madre siempre dice que se tardan años, décadas, en conquistar derechos y se pueden perder en minutos a poco que se afloje.

“...Que nadie se engañe o deje engañar. El feminismo es sólo eso, sin matices, sin apellidos, sin corrientes... Siempre habrá gente interesada en confundir y enmascarar su justa lucha”, decía ayer la madre de Raquel en la radio. 

Pues eso.