Sandra Hernández, la primera mujer estibadora en Lanzarote
El Puerto de Los Mármoles, en Arrecife, es uno de sus lugares favoritos. En sus palabras se refleja el orgullo que siente al hablar del muelle en el que ha pasado gran parte de su vida en distinta ocupaciones laborales. Sandra Hernández está embarcada en una profesión que históricamente ha estado vinculada a los hombres y, aunque no presuma de ello, ha roto un mito. Desde hace unos meses forma parte de la plantilla de la Sociedad Anónima de Gestión de Estibadoras Portuarios (Sagep). Es la única mujer estibadora de Lanzarote. Y una de las pocas de Canarias.
Pertenece a una familia conejera, su padre tenía una de las empresas estibadoras de la isla. Sandra tiene 42 años y lleva más de 20 trabajando en el muelle. Desde muy joven empezó a picarle el gusanillo, reconoce, veía a sus hermanos y dijo: “Si ellos lo hacen ¿por qué yo no?”. Como ella, lo pensó su hermana, que también trabaja en una de las tres empresas estibadoras del muelle. Está orgullosa de trabajar en el Puerto de Los Mármoles y asegura que “jamás” le ha supuesto una barrera en su trabajo ser mujer.
En el muelle comercial de Arrecife hay tres empresas estibadoras, se encargan de manipular las mercancías y es a la Sagep a donde pertenecen los 16 profesionales de la estiba. Son 15 hombres y una sola mujer, Sandra, que junto a otros dos compañeros es una de las últimas incorporaciones. Cada una de las empresas que se encargan de la estiba y desestiba en el puerto tiene un porcentaje de capital en la sociedad.
Desde muy joven sabe lo que es el trabajo en el puerto y, afortunadamente, nunca ha sufrido discriminación por ser mujer, asegura. Formó parte durante muchos años de la Estibadora Los Mármoles, donde la mayoría de la plantilla está constituida por chicas. “Hay dos empresas en las que más del 50% del personal son mujeres”.
Sobre los altos cargos en su profesión, admite que en muchas ocasiones son las mujeres quienes dirigen, idean y organizan, pero, en muy pocas, se les considera o son reconocidas en un papel. “No se nos reconoce públicamente, pero eso no quiere decir que no seamos nosotras quienes estamos sacando el trabajo adelante”, aclara.
Es consciente de que su caso y el de sus compañeras es “particular”. No es habitual que una mujer sea estibadora o que trabaje en un puerto comercial si no es en labores de limpieza o administrativas. “Aquí somos una verdadera piña y en este muelle hay muchísimas profesionales que son muy buenas y trabajan día a día por sacar esto adelante”, insiste. Y cree que, aunque queda mucho camino por andar, el recorrido ya está empezado y a partir de ahora todo será más fácil.
El entusiasmo y las ganas a la hora de hablar de su trabajo denotan a una persona muy ilusionada por lo que hace. Sandra forma parte del grupo de personas de la Sagep de Lanzarote desde finales del año pasado y, a pesar de que gran parte de su vida ha estado en el muelle como trabajadora de las empresas estibadoras, reconoce que tuvo algo de respeto cuando entró a formar parte de la sociedad de estibadores. “A veces vamos con miedo, por si nos van a tratar diferente por ser la chica, pero en mi caso soy una más. Ni más ni menos cuidado, una más”, recalca.
De sus compañeros estibadores solo tiene buenas palabras. “Lo más que agradezco es que fuera una más junto a mis otros compañeros. Somos una piña”, afirma. Sandra cuenta a este periódico que la normalidad con la que se afrontaron las tres incorporaciones, sin valorar si eres hombre o mujer, solo viendo al profesional, es lo que le ayudó a tirar esa barrera que durante generaciones ha intentado poner la sociedad a las mujeres estibadoras.
A pesar de la buena experiencia que ha tenido en su vida laboral es consciente de que hay muchas mujeres en nuestro país que no han logrado cumplir su sueño de ser estibadora simplemente por eso, por ser mujer. Cierto es que se está evolucionando y cada vez vemos a más chicas alrededor de las mercancías en los puertos de España.
En su lucha, desde su isla, Sandra trata de que las mujeres se acerquen al muelle y se den cuenta de que cualquier persona es tan válida como otra en el Puerto de Los Mármoles. Así, cuando se ponen en contacto los diferentes centros de formación en Comercio Exterior que se encuentran en la isla para proponer a jóvenes en prácticas, ella misma se encarga de que vayan chicas al muelle.
“Aquí le puedes preguntar a cualquier camionero o gruista por el trabajo de las mujeres y te van a ser claros: es tan válido como el de los hombres. La gente viene y ve normal el hecho de que sean chicas las que trinquen los contenedores”, manifiesta. Esta joven conejera está muy segura de que pronto dejará de ser una de las pocas mujeres que pertenecen a la Sagep en Canarias. “Ya está la veda abierta, más pronto que tarde veremos que no seré la última”.
Con el lema de la igualdad por bandera, la estibadora cree que las movilizaciones feministas son muy necesarias porque tenemos que seguir denunciando los casos en los que no existe la equidad entre hombres y mujeres. “Lo que vivimos en Lanzarote debería ser, pero no es lo normal”. La conejera admite que le encantaría no tener un papel destacado en la sociedad por ser la primera mujer en su isla profesional de la estiba, pero cree que es importante hacerlo por seguir reivindicando el papel de la mujer en la sociedad.