BARCELONA, 15 (EUROPA PRESS)
El Instituto Catalán de Investigación del Agua (Icra) ha alertado de la contaminación por antibióticos procedentes de purines ganaderos en aguas subterráneas de Vic (Barcelona) y de la Selva (Girona), por lo que otros puntos de Cataluña pueden estar afectados. Así lo ha publicado en una edición del 'Journal of Hydrology' dedicada a las cuencas Mediterráneas.
En rueda de prensa en Barcelona, el director del Icra y coautor del estudio, Damià Barceló, ha señalado que identificaron 19 sulfonamidas diferentes en los pozos analizados, en el que es el primer estudio sobre la cuestión en España. Dichos pozos también registraban niveles muy elevados de nitratos, otro indicador de la contaminación por purines y que impide consumir el agua.
Las sulfonamidas pueden pasar a las redes de abastecimiento humano si los acuíferos están conectados a los ríos, causando un “aumento de la resistencia a los antibióticos y trastornos digestivos”, ha advertido Barceló. La depuración del agua no elimina los antibióticos, a diferencia de la potabilización.
No hay ninguna directiva europea ni estatal que regule la presencia de antibióticos en el agua --sí hay normas para nitratos y pesticidas--, aunque para el investigador “que no esté regulado no significa que no sea importante”.
Por ello, ha exigido coordinación entre administraciones de medio ambiente y agricultura y ganadería, lamentando que los intereses de ésta última suelan prevalecer, y ha reclamado incidir en la prevención porque recuperar un acuífero “cuesta muchísimo”.
El estudio detectó niveles de contaminantes mucho mayores en Vic que en la Selva, con valores de más de 1.000 nanogramos/litro de antibióticos frente a los menos de 200 nanogramos litro en el municipio de Girona. Los nitratos superaban los 250 milígramos/litro en Vic y eran menores a 50 milígramos/ litro en la Selva, que es lo que permite la legislación.
NANOPARTÍCULAS Y PESTICIDAS
Las aguas catalanas también están contaminadas por niveles elevados de fulerenos, partículas nanométricas --con un tamaño del orden de una milmillonésima parte de metro-- que se generan por combustiones a altas temperaturas. Se han detectado en el agua que sale de depuradoras en zonas industriales y cercanas a aeropuertos, como el de El Prat de Barcelona.
Así lo constata un estudio pionero en Europa del que es coautor Barceló, y que se publica en la misma edición del 'Journal of Hydrology'. Aún no están legislados y se desconoce en gran medida su toxicidad, ha afirmado, precisando que la Agencia Americana del Medio Ambiente ya los considera contaminantes emergentes. En un trabajo posterior, también se han detectado fulerenos en el aire en Cataluña.
Otro contaminante de las aguas catalanas son los pesticidas, que afectan especialmente a las comunidades de algas unicelurales --diatomeas-- en ríos como el Llobregat, según revela un tercer estudio cofirmado por el subdirector del Icra, Sergi Sabater.
El trabajo, que ha estudiado el efecto de 22 plaguicidas en el agua y el sedimento de este río, alerta de sus efectos en la fisiología y la composición de especies de diatomeas, muy sensibles a la variación química de las aguas.
“Esto se añade a factores de estrés como la escasez periódica de agua, la salinidad y el exceso de nutrientes”, ha apuntado Sabater, quien ha confiado en que una futura revisión de la directiva de aguas europea obligue a las administraciones a analizar regularmente la presencia de estos plaguicidas.
Los organismos en ríos como el Llobregat están bajo “fuertes presiones” urbanísticas, industriales y urbanas, ha reiterado, y ha reclamado énfasis en la planificación y la prevención. Se identificaron el insecticida diazinon (785 nanogramos/litro) y el herbicida linuron (327 nanogramos/litro) en el agua, y los herbicidas diuron (32 nanogramos/gramo) y metolaclor (43 nanogramos/gramo) en el sedimento.
Tanto Barceló como Sabaté figura por primera vez como editores invitados del 'Journal of Hydrology', junto con los editores, que proceden de Alemania, Reino Unido, Francia, EE.UU. y Australia.