El alucinante universo del Túnel de la Atlántida

Entrada al Túnel de la Atlántida.

M.J. Tabar

Arrecife —

Diez científicos de las universidades de La Laguna, Copenhague, Texas y Hamburgo han recopilado en una guía 125 años de investigaciones sobre una de las cuevas anquialinas más importantes del mundo: el tubo volcánico de La Corona. La ingeniosa adaptación de los seres que habitan este túnel nos permite entender mejor la evolución de la vida.

Es una guía de 300 páginas que explica el origen geológico del cinturón anquialino de Lanzarote: agua marina que penetra hasta 600 metros isla adentro y queda incomunicada, formando una isla dentro de otra isla. Esta matrioska insular es “un referente mundial” en el estudio de la evolución. “El túnel es un libro abierto sobre biología evolutiva”, dice Alejandro Martínez, biólogo marino, descubridor de varias especies en este lugar y coordinador del trabajo Guía interpretativa de los ecosistemas anquialinos de Jameos del Agua y el Túnel de la Atlántida.

La publicación, financiada con fondos Feder (50.000 euros) gracias al apoyo del Cabildo de Lanzarote, la Unión Europea, el Ministerio de Medio Ambiente y el Gobierno de Canarias, describe la biología, fauna y ecología del tubo volcánico, con fotografías de Juan Valenciano y Enrique Domínguez, e impresionantes imágenes de microscopía electrónica realizadas en el Museo de Historia Natural de Dinamarca. Este trabajo colaborativo, que empezó en 2014 y “ha generado mucho entusiasmo” en la comunidad científica, estará disponible online, en inglés y español, en la web de Geoparque Lanzarote. La Graciosa, Lanzarote, Fuerteventura y el Archipiélago Chinijo forman parte del mismo edificio volcánico.

El territorio majorero es el más antiguo (21 millones de años), pero ganan en longevidad los montes submarinos de la región. Al suroeste de El Hierro, Las Bisabuelas existen desde hace 142 millones de años y, al noreste de Lanzarote, se encuentra el Banco de la Concepción, la montaña submarina más grande de los alrededores y hasta hace nada, la novena isla canaria.

Érase una vez, hace 15 millones de años

“Lanzarote emergió hace 15 millones de años”, explica la guía. Primero se formaron los macizos de los Ajaches y Famara, el primero en una fase eruptiva y el segundo en tres, en un proceso mucho más lento. Hoy tienen 560 y 671 metros de altitud respectivamente, pero en su origen alcanzaban los 4.000 metros y sus cumbres estaban cubiertas de bosques de laurisilva, perfectamente nutridos con la humedad del mar de nubes. Toda aquella agua se filtró a través de la lava y creó acuíferos de los que hoy seguimos beneficiándonos.

Los macizos antiguos se fueron erosionando y el clima se volvió árido. Luego vinieron las erupciones fisurales en Montana Roja, Caldera Riscada (junto a los Ajaches), Teguise y La Corona, que emitieron basaltos muy porosos. Después comenzó la etapa erosiva, en la que todavía nos encontramos inmersos, y que sólo se ha interrumpido en dos ocasiones: con las erupciones históricas de 1730 y 1824.

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