La flora endémica de la cumbre de Gran Canaria, que incluye algunas plantas amenazadas que solo existen en esta isla, ha sufrido pocos daños en el incendio de los últimos días, no así el sotobosque, que ha sido pasto de las llamas y tardará de 10 a 15 años en recuperar su estado anterior.
Ese es el diagnóstico que hace el Jardín Canario Viera y Clavijo, centro del Cabildo de Gran Canaria asociado al CSIC, cuyos botánicos han estado en los últimos días examinando las poblaciones de plantas endémicas de las Islas que habitan en la zona dañada por el fuego.
Su director, Juli Caujapé, ha explicado este miércoles que dentro del desastre que ha ocasionado este incendio, con 2.700 hectáreas quemadas, “la buena noticia” para la flora es que las especies más amenazadas, por su escaso número de ejemplares, “van a escapar”.
Es el caso de la flor de mayo leñosa, dos de cuyos núcleos se vieron afectados, pero tienen perspectivas de regeneración.
“También la cresta de gallo de pinar de Gran Canaria se vio afectada parcialmente, pero creemos que la recuperación puede ser positiva y, en cualquier caso, en Jardín Canario contamos con semillas suficientes para intervenir si es necesario”, ha apuntado.
Caujapé es menos optimista con el sotobosque, ese ecosistema acompañante del pinar cuyas plantan resultan “esenciales para las redes que mantienen la biodiversidad animal y vegetal endémica”.
Ese tipo de monte bajo ha sufrido cuantiosos daños por efecto del fuego, que ha demás ha empobrecido el suelo.
“Y el hecho de que haya tanto territorio devastado representa un riesgo considerable de que se introduzca flora invasora; por eso es aconsejable vigilar e intervenir para que piteras, tuneras, rabos de gato... no arraiguen en esos terrenos que ahora no están ocupados por la vegetación natural”, señala el director del Jardín.
La recuperación de la cumbre de Gran Canaria va a depender, además, en buena medida, de que en las próximas semanas no se produzcan lluvias torrenciales, que arrastrarían los suelos fértiles que han quedado dañados y desprotegidos por el incendio.
“Si no hay lluvias torrenciales, en cuestión de 10 o 15 años podremos volver a ver un sotobosque parecido al que habían antes del incendio. En cambio, el pino canario se recuperará bastante antes, porque es una especie resistente al fuego, al contrario que otros árboles, que probablemente no van a sobrevivir”, ha precisado.