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Los hospitales canarios dependen de Madrid para poder hacer pruebas esenciales de cáncer

Iván Suárez

29 de octubre de 2023 21:47 h

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De martes a viernes, a primera hora, un avión de carga procedente de Madrid aterriza en el aeropuerto de Gran Canaria con lotes de radiofármacos para los hospitales de la isla. Si no hay retrasos u otros problemas, el material sanitario llega a uno de estos centros, el Insular Materno Infantil, a las ocho de la mañana. Allí lo espera el personal del servicio de Medicina Nuclear del complejo. No hay tiempo que perder. Se debe inyectar la dosis a los pacientes 50 minutos o una hora antes de que entren en el PET-CT (tomografía por emisión de positrones), un avanzado equipo de reciente adquisición (marzo de 2022) para el diagnóstico eficaz de tumores y su estadio, de su extensión. Tres horas después, a las once de la mañana, viene un segundo lote, también procedente de Madrid, en vuelo comercial. Los lunes solo se recibe uno, a esta hora.

En el vuelo de aproximadamente dos horas y media, los radiofármacos elaborados la madrugada anterior en un ciclotrón (es así como se llama la máquina que los fabrica) de la empresa Curium Pharma en Madrid, ya han perdido más de la mitad de su radiactividad inicial. El compuesto, denominado 18F-FDG, tiene una vida limitada. “Cada dos horas tenemos para una misma cantidad de radiofármaco menos de la mitad de la radiactividad inicial”, explica un médico del servicio.

Los radiofármacos del primer lote se fabrican sobre las 00.30 horas y los del segundo, sobre las 03.00. Esto quiere decir, según los cálculos de este facultativo, que cuando llegan al hospital se ha perdido más del 90% de su capacidad. O que del primer lote con potencial para 85 dosis, sólo se puedan usar cinco.

A pesar de que es una vieja aspiración de los profesionales y de que su adquisición ha estado sobre la mesa de diferentes equipos de la Consejería de Sanidad desde hace más de una década, Canarias sigue sin disponer de un ciclotrón para la fabricación de los radiofármacos que se utilizan en unas pruebas diagnósticas cada vez más demandadas. El archipiélago dispone de cinco tomógrafos PET/CT. Dos están en el Hospital de La Candelaria de Tenerife y uno en el Insular de Gran Canaria. Los otros dos son explotados por un grupo privado, Hospitales San Roque. Uno de ellos, dentro de un hospital público, el Doctor Negrín de Gran Canaria. Otro, en sus propias instalaciones en la misma isla.

La dependencia se hace más evidente cuando el abastecimiento falla. El pasado 16 de octubre se produjo una avería en el ciclotrón de Madrid que suministra los radiofármacos a Canarias. Los hospitales dejaron de recibirlo hasta el 24. En el Hospital Insular de Gran Canaria hubo que suspender más de 65 estudios. Los lunes suelen hacerse entre seis y ocho pruebas y de martes a viernes una media de quince, aunque se reservan algunos huecos para pacientes que están ingresados en plantas de Oncología y necesitan un estudio urgente. Por ejemplo, antes de someterse a una intervención. En toda Canarias, las cancelaciones de pruebas se cuentan por centenares.

El suministro se recuperó a principios de semana. Sin embargo, este jueves la empresa fabricante anunciaba que las dificultades persistían por “problemas de vacío” en la planta que se arrastran desde principios de mes y que afectan a la regularidad del abastecimiento. Cuando esto pasa, el material disponible se distribuye por la capital y alrededores y las Islas se vuelven a quedar, hasta nuevo aviso, sin los radiofármacos. 

El personal del servicio de Medicina Nuclear del Hospital Insular señala que la agenda para las pruebas en el PET-CT está “prácticamente llena” hasta finales de enero. Es decir, que hay una demora de aproximadamente tres meses. El escenario se complica cuando se producen averías como las de este mes. No son las primeras.

Esta semana, además, a la avería en el ciclotrón de Madrid se le unió otra en el propio equipo PET-CT del Insular. En verano también hubo un fallo que impidió hacer pruebas durante una semana. Los trabajadores señalan que hay ocasiones en que la producción de los radiofármacos falla, no supera los controles de calidad y hay que suspender la actividad. O que a veces los viales no llegan en buen estado porque ha habido algún error en su manejo durante el transporte en avión hacia las Islas. Estas pruebas para el diagnóstico y seguimiento del cáncer también quedan al albur de la operativa aeroportuaria, de los retrasos, cancelaciones o cambios horarios.

Sólo en el Hospital Insular se calcula que en lo que va de año se han tenido que suspender por distintos motivos algo más de 400 estudios. “Ha habido pacientes que han venido hasta tres veces a hacerse la prueba y se ha tenido que cancelar”, señala el personal del servicio, que apunta que los pacientes oncológicos pueden necesitar esta prueba antes de iniciar el tratamiento. El mayor riesgo, por tanto, es que la enfermedad avance durante este periodo de espera y las posibilidades terapéuticas se reduzcan.

A ello hay que sumarle el componente económico. El coste de cada dosis de este radiofármaco para los hospitales de Canarias asciende, según las mismas fuentes, a 560 euros, por los gastos de fabricación y transporte. En la Península, ronda los 180 euros.

Una antigua aspiración

Ya en 2010 se hablaba de la necesidad de un ciclotrón en Canarias. En verano de ese año, la entonces directora general de Programas Asistenciales del Servicio Canario de Salud, Julia Nazco, anunció que se instalaría en el Hospital Universitario de Canarias (HUC) y que se financiaría con cargo a la Reserva de Inversiones de Canarias (RIC). La primera fase de las obras, la adecuación de un espacio para el búnker donde debía instalarse, se concluyó. Sin embargo, la empresa que se hizo con la licitación quebró y el aparato nunca llegó a Canarias, por lo que la dependencia de Madrid para el abastecimiento de estos radiofármacos se ha prolongado durante todos estos años.

En mayo de 2019, en las postrimerías de la IX Legislatura, el Gobierno de Canarias presidido (al igual que ahora) por Fernando Clavijo (Coalición Canaria) anunció que se adquirirían dos ciclotrones por 2,2 millones de euros. El consejero de Sanidad en ese momento, José Manuel Baltar, llegó a afirmar que estos equipos eran prioritarios frente al PET-CT que también venían reclamando desde hace años los profesionales del servicio de Medicina Nuclear del Hospital Insular de Gran Canaria.

Sin embargo, llegó antes el PET-CT, por un importe de 3,8 millones de euros. En concreto, en marzo de 2022. Durante la presentación de este equipamiento, el entonces consejero de Sanidad, el socialista Blas Trujillo, también dijo que en 2023 se incorporarían a las infraestructuras sanitarias del Archipiélago dos ciclotrones. A apenas dos meses para que concluya el ejercicio, el actual equipo no aclara cuál es la previsión, mientras los profesionales sanitarios insisten en su necesidad para dejar de depender de Madrid y de las contingencias que se puedan producir en la fábrica o en los vuelos.

El personal de Medicina Nuclear del Hospital Insular explica que para las Islas bastaría con ciclotrones de gama media, que no precisan la instalación de un búnker, que se pueden desarrollar en un espacio de unos 90 metros cuadrados, con un técnico y un radiofarmacéutico, y que permitiría producir “30 dosis o más” a diario. “El coste, según nos han dicho, rondaría los 3,5 millones de euros” y el coste unitario de la dosis se reduciría de los 560 euros a “menos de 100 euros”, precisan las mismas fuentes.

Medicina Nuclear

La Medicina Nuclear es una rama de la actividad sanitaria que utiliza radiactividad en pequeñas cantidades para diagnosticar y tratar enfermedades. Aunque la práctica es variada y depende del tipo de tumor, el radiofármaco 18F- FDG, una especie de glucosa marcada como flúor radiactivo, es el más común en esta especialidad.

Según explica un facultativo de este servicio, cuando se realiza un TAC se emiten rayos X y, en función de la densidad de los tejidos, se producen imágenes que permiten ver las estructuras y detectar “lo que no debería estar”. El PET-TC es más avanzado. En estos equipos se ve la actividad metabólica. “Los tumores, las infecciones o los estados inflamatorios consumen una cantidad elevada de glucosa. Con esta prueba, se ve cómo se distribuye la glucosa por el cuerpo. Cuando hay un tumor, se ve la acumulación”, afirma este profesional, que precisa que la ventaja de disponer de un equipo avanzado en el Hospital Insular de Gran Canaria, con detectores digitales, es que se puede utilizar una dosis más baja del radiofármaco sin que la imagen pierda calidad.

El personal de Medicina Nuclear considera que el ciclotrón es “más necesario que nunca” en Canarias ante la “enorme demanda” actual y la previsión de que crezca.